—San Francisco de Borja, superior
general de la Compañía de Jesús, en Roma, memorable por la aspereza de su vida,
por el don de oración, y por haber renunciado las dignidades del mundo, y negándose
a admitir las de la Iglesia.
—San Pinito, obispo de
Ginocea, en la isla de Candía, uno de los más dignos prelados que ha
tenido la Iglesia; floreció en tiempo de Marco Antonino Vero y de Lucio Aurelio
Cómodo, y dejó en sus escritos como en un espejo una viva representación de sí
mismo y de su vida
—San Gereón, mártir, con
otros trescientos diez y ocho, en Colonia; los cuales, en la persecución de
Maximiano, en defensa de la religión católica ofrecieron con resignación sus
cuellos a la espada. (Parece
que san Gereón y san Víctor, que sigue, eran oficiales de la legión Tebea, y
todos sus compañeros individuos de la misma, los cuales murieron muchos después
del martirio de su jefe san Mauricio).
—Los santos Víctor y sus
compañeros, mártires, en las cercanías de la misma ciudad. (De la misma legión que los que
preceden).
—Los santos mártires
Casio y Florencio, con otros Muchos, en Bona de Alemania. (De la misma legión que los
precedentes).
—Los Santos mártires Eulampio,
y Eulampia, virgen, su hermana; la cual habiendo oído que atormentaban
a su hermano por la fe de Cristo, corriendo atravesó por medio del tropel hasta
llegar a abrazarle y hacerse compañera suya en la pelea; ambos fueron metidos
en una caldera de aceite hirviendo; mas como de ella saliesen sin recibir daño
alguno, fueron degollados para alcanzar la corona de su martirio juntamente con
otros doscientos, que al ver aquel milagro se habían convertido a la fe.
—San Paulino, obispo, en
York en Inglaterra, discípulo de san Gregorio, papa; el
cual habiendo sido enviado con otros por este santo Doctor a predicar el
Evangelio a los ingleses, convirtió a la fe de Cristo al rey Edwin y a su pueblo.
—San Cerbonio, obispo y
confesor, en Populonia de Toscana, del cual escribe san Gregorio que en
vida y en muerte obró grandes milagros.
—Otro san Cerbonio,
obispo, en Verona.
—Otro san Paulino,
obispo, en Capua.
—Y en otras partes se
hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y
santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea
Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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