jueves, 14 de julio de 2022

MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 4 DE JULIO.


 






—San Buenaventura, de la Orden de Menores, Cardenal y Obispo de Albano, Confesor y Doctor de la Iglesia, muy celebrado por su doctrina y santidad de vida, pasó al Señor el día 15 de Julio.

 




—En Roma, el tránsito de san Camilo de Lelis, Presbítero y Confesor, Fundador de los Clérigos Regulares, ministros de los enfermos; el cual, esclarecido en virtud y milagros, fue canonizado por el Papa Benedicto XIV, y declarado por León XIII celestial Patrono de los hospitales y enfermos. Su fiesta se celebra el 18 de Julio.

 




San Justo, soldado del cuerpo del tribuno Claudio, en Roma, el cual, apareciéndosele milagrosamente una cruz, creyó en Cristo, y después de bautizado distribuyó todos sus bienes a los pobres; le prendió luego el Prefecto Magnecio, que le mandó azotar con nervios de buey, cubrirle la cabeza con un yelmo hecho ascua y echarle en una hoguera; pero no recibiendo daño ni en un cabello, murió confesando al Señor.

 




San Focas, mártir, obispo de Sínope, en el Ponto, el cual, en tiempo del Emperador Trajano, habiendo padecido por Cristo cárceles, prisiones, hierros y fuego, saliendo vencedor de todo, subió al cielo, sus reliquias se llevaron a Viena de Francia, y se guardan en la iglesia de los santos Apóstoles.

 




San Héraclas, obispo, en Alejandría, cuya celebridad era tan grande, que Africano el historiador cuenta de sí, que solo por ver a este santo Obispo hizo un viaje a Alejandría, (Fue el discípulo más aventajado de Orígenes, y su sucesor en la famosa escuela de Alejandría. Sucedió al patriarca Demetrio en la, silla episcopal de la misma ciudad).


San Ciro, obispo, en Cartago, en cuya festividad san Agustín predicó de él un sermón al pueblo.

 

San Félix, primer obispo de Como, en la misma ciudad. (Fue enviado por el apóstol san Pedro, y ordenado por el mismo obispo de Como, cuya ciudad convirtió a Jesucristo).


—San Marcelino, presbítero y confesor, en Deventer en los Países Bajos.






San Optaciano, obispo, en Brescia. (Vivió en tiempo del emperador Valentiniano III, siendo papa san León él Grande, por quien fue consagrado obispo de Brescia).


 



—San Francisco Solano, En Lima del Perú, Sacerdote de la Orden de Menores y Confesor; el cual, ilustre en las Indias occidentales por su predicación, virtudes y milagros, murió en el Señor y fue canonizado por el Sumo Pontífice Benedicto XIII.

 

 


Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.


jueves, 7 de julio de 2022

Novena en Honor de Nuestra Señora del Carmen – Áncora de la Salvación. R. P. JOSÉ MACH, S. J. (Año 1949)



 


   Por la señal de la Santa Cruz, etc.

   Acto de contrición, etc.

ORACIÓN PARA EMPEZAR TODOS LOS DÍAS

   ¡Oh Virgen María, Madre de Dios y de los pecadores!, especial protectora de los que visten tu Sagrado Escapulario, te suplico por lo que Su Majestad te ha engrandecido escogiéndote para verdadera Madre suya, me alcances de tu querido Hijo Jesús el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones, y lo que en esta Novena especialmente pido, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma, que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de tu intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los Ángeles, Santos y Justos para alabarte dignamente y uniendo con sus afectos mis voces, te saludo una y mil veces diciendo: Dios te salve María, etc.

Día primero.

   ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que fuisteis figurada en aquella Nubecilla que el grande profeta de Dios, Elias, vio levantarse del mar, la que con lluvia fecundaba copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús para remedio universal de nuestras almas!

   Ruégote, Señora, me alcances de Su Majestad copiosas lluvias de auxilios para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras con que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna, y al presente consiga lo que en esta Novena por tu intercesión especialmente le pido; que así, Señora, te lo suplico humildemente diciendo: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.

   A Vos acudo, Emperatriz misericordiosa, suplicando os dignéis aceptar estos siete Padre nuestros, Ave y Gloria, que con la intención de ganar las indulgencias concedidas al Santo Escapulario, os ofrezco en esta novena. Amén.

 

   NOTA: Se puede rezar las LETANÍAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.  Esta Novena no lo pide, pero en otras sí. Para mayor honor de Nuestra Señora del Carmen recomendamos que se  haga las Letanías (al final) todos los días de la Novena.

 

LETANÍAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.

 

SEÑOR, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,

Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo,

Ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo,

Ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, un sólo Dios,

Ten piedad de nosotros.

 

Santa María, (desde acá se contesta) Ruega por nosotros

lunes, 4 de julio de 2022

SAN LAUREANO, ARZOBISPO Y MÁRTIR. — 4 DE JULIO.



 


   San Laureano, arzobispo de Sevilla, y glorioso mártir de Cristo, nació de padres nobles, aunque gentiles, en la provincia de Pannonia, que ahora llamamos Hungría. Dejó su patria siendo de poca edad, vino a Milán, y por misericordia del Señor allí se hizo cristiano, y se crio en la iglesia de aquella ciudad; y habiendo estudiado letras sagradas, siendo de treinta y cinco años, fué ordenado diácono. Después (no se sabe con qué ocasión) pasó a España; pero por el suceso se ve que aquella jornada fué guiada por la mano del Señor, y que san Laureano era varón santísimo, y según el corazón de Dios; porque estando en Sevilla murió Máximo, arzobispo de ella, y por su muerte Laureano fué puesto en su dignidad, y gobernó aquella iglesia por espacio de diez y siete años, con singular doctrina y admirable ejemplo de vida.

 







   Entre las otras virtudes de este santo prelado fué una el celo de nuestra santa religión católica, y el oponerse a los herejes arrianos, que en aquel tiempo eran poderosos y señores de España, y la inficionaban, y perseguían a todos los católicos para destruir y arrancar de raíz (si pudieran) la pureza y firmeza de la fe católica, especialmente Totila, rey de los godos y hereje arriano, hombre feroz y bravo, y que procuraba propagar y extender la perfidia y error de su secta, entendiendo la resistencia que san Laureano le hacía con su predicación, consejos y doctrina, comenzó a perseguirle y a procurarle la muerte. Para esto envió gente que le matasen de cualquiera manera que le pudiesen haber. No hay cosa segura de la potencia de un tirano poderoso y furioso, si Dios no toma la mano para su defensa, como la tomó aquí para amparar esta vez a san Laureano, y no dejarle caer en el lazo que le habían armado. Le envió un ángel, mandándole que saliese luego de aquella ciudad, donde no le oían ni le merecían, y se fuese adonde le mereciesen y oyesen. Le reveló también que al cabo con corona de mártir daría fin a sus dichosos días: «No te tardes (dijo el ángel), porque esta ciudad por sus pecados ha de ser castigada de Dios con sequedad, hambre y pestilencia, hasta que, teniendo dolor de sus culpas, y enriquecida de tres reliquias, alce Dios su mano y la remedie.» Se levantó san Laureano, y con mucha devoción dijo misa, convocó al pueblo, y desde la mañana hasta las tres después del medio día les predicó penitencia y les exhortó a volverse a Dios, y aplacarle con oraciones, limosnas y lágrimas para que alzase su ira y el azote con que los amenazaba. Tomó su báculo y rodeó parte de la ciudad, llorando y dando voces, y diciendo: «Haced penitencia, y mirad que está Dios enojado, y tiene levantado el brazo para heriros.» Salió de Sevilla, y en el camino sanó a un ciego. Entró en un navío, y aportó a Marsella, y allí resucitó a un hijo de un hombre principal. De allí pasó a Italia, y llegó a Roma, sanando muchos enfermos por el camino. En Roma visitó al sumo pontífice, y se consoló con él, comunicándole su vida y los negocios de su iglesia. Dijo misa de pontifical delante del papa el día de la Cátedra de san Pedro, y allí sanó a un viejo que desde niño estaba tullido de pies y manos. Habiendo cumplido con su devoción y negocios en Roma, se partió para visitar el cuerpo de san Martín, en Francia, y habiéndole visitado y hecha devota oración, tuvo revelación que venían por parte del rey Totila algunos soldados a matarle. No se turbó el santo, ni se congojó, antes encendido de amor del Señor, y deseoso del martirio, salió a buscarlos, y encontrándose con ellos en un campo raso, y siendo conocido de ellos, dieron en él y le cortaron la cabeza. En acabándosela de cortar, los matadores, sobresaltados y despavoridos, echaron a huir, y el santo, así muerto como estaba, les dio voces que volviesen y llevasen su cabeza á Totila, como se lo había mandado. Ellos la tomaron y la llevaron, y el tirano, cuando la vio y supo lo que había pasado, la envió a Sevilla, y con su entrada respiró aquella ciudad, y cesó la sequedad, hambre y pestilencia con que había sido azotada y afligida del Señor por sus pecados. El cuerpo del santo sepultó Eusebio, obispo de Arles, en la iglesia de la ciudad de Bourges, por una divina revelación que tuvo. Basco dice que la muerte de este santo fué el año de 544. Hacen mención de él los martirologios romanos, el de Beda, Usuardo, y Adón, y el cardenal Baronio en sus Anotaciones.

 

(P. Ribadeneira.)


MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 4 DE JULIO.


 




Profetas Oseas 



Profetas Ageo


—La Conmemoración de los Santos Profetas Oseas y Ageo.

 


URNA DE SAN JUCUNDIANO 


El martirio de san Jucundiano, mártir, en África; el cual fue sumergido en el mar por la fe de Jesucristo.

 




San Laureano, obispo de Sevilla y mártir, en territorio de Bourges en Francia; su cabeza fue después trasladada a Sevilla en España.

 




Los Santos mártires Inocencio y Sebastia con otros treinta en Sirmio.

 




San Nanfanión, mártir, y sus compañeros, en Madaura en África, a los cuales animó él al combate, y condujo a la corona del martirio. (Este Santo durante su martirio obró varios prodigios, y fue tal la admiración que causó con su valor é intrepidez, que en las iglesias del África se le llamaba el protomártir africano. San Agustín habla de él con especial elogio en su carta 44 ad Máximum Madaurensem).

 



San Teodoro, obispo, en Cirene en Libia; al cual el presidente Digniano en la persecución de Diocleciano mandó azotar con cordeles emplomados y cortar la lengua, y finalmente murió en paz confesor de Jesucristo.

 

El tránsito de los santos Faviano II, obispo de Antioquía, y san Elías, obispo de Jerusalén, en el mismo día; a los cuales por defender el concilio de Calcedonia desterró el emperador Anastasio, y victoriosos volaron al Señor.

 




San Uldarico, en Augsburgo, ilustre por su admirable abstinencia, liberalidad, vigilancia, y don de milagros.

 




Santa Isabel, viuda, reina de Portugal, en Lisboa; cuya festividad por decreto del papa Inocencio XII se celebra el día 8 de julio.

 



La traslación de san Martin, obispo y confesor, en Tours, y la dedicación de la iglesia de su nombre consagrada tal día como hoy, en el cual había sido también consagrado obispo algunos años antes.

 

 

 

Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.