viernes, 31 de agosto de 2018

SAN RAMÓN NONATO, confesor. (+ 1240). —31 de agosto.



El heroico redentor de los cautivos san Ramón, conocido por el nombre de Nonato o no nacido, por haber nacido un día después de la muerte de su madre, fué natural de Portell en el principado de Cataluña. 

   Tuvo natural inclinación a las letras y al estado eclesiástico; mas no asintiendo en ello su padre, le envió como desterrado a una alquería para que cuidase de aquella hacienda.


   Había allí una ermita de la Virgen santísima, la cual habló al devoto joven y le dijo: «No temas, Ramón, porque yo te recibo desde ahora por hijo mío.»

   Y habiendo hecho el santo mancebo voto de perpetua virginidad, su Madre celestial le mandó que vistiese el hábito sagrado de los religiosos de la Merced. 


   Fué luego Ramón a Barcelona y cumplió la voluntad de la Virgen santísima, tomando aquel santo hábito, y como si con la nueva enseña se hubiese revestido de nuevo espíritu, anduvo a pasos de gigante por el camino de la perfección.

   Se abrazaba en vivos deseos de redimir cautivos y librarlos del inminente riesgo en que se hallaban de perder la fe.

   A este fin pasó a África; y dio principio a su obra con tan ardiente celo, que en poco tiempo rescató gran número de ellos, hasta el punto de agotar todo el caudal que los cristianos le habían mandado de limosna.

   No desmayó sin embargo el apóstol de la caridad: sino que compadecido de los que no pudiendo ya resistir más los ultrajes y malos tratamientos de los infieles, trataban de dejar la fe, el santo se entregó a sí mismo en rehenes, saliendo fiador por ellos con su persona, hecho cautivo por amor de Dios y de los hombres.

   En tal estado no cesaba de afear a los moros los errores y vicios que les había enseñado su falso profeta, y de ensalzar la verdad y pureza del Evangelio de Cristo; y les predicaba con tanto fervor y gracia del cielo, que gran número de infieles abrazaron la fe católica.


   Se enojó sobremanera el bajá por las victorias que alcanzaba el apostólico varón; y mandó que le llevasen desnudo por las calles y le azotasen delante de todo el pueblo, y que en la mayor le barrenasen los labios con hierros encendidos, y le pusiesen un candado en la boca para que no pudiese hablar más ni predicar la ley del Señor.

   Todos estos oprobios y tormentos llevó el santo con admirable paciencia; y extendiéndose la fama de sus heroicas virtudes por toda la cristiandad, y llegando a oídos del soberano pontífice Gregorio IX, en testimonio de su amor, le hizo cardenal de la santa Iglesia, y le ordenó que volviese a España.

   Fué recibido el santo en Barcelona con gran pompa, y al pasar por Cardona se sintió gravemente enfermo.

   Entendiendo que le llegaba el fin de su vida pidió los santos Sacramentos: y como se tardase el sacerdote que había de administrárselos, el santo tuvo la dicha de ser viaticado por ministerio de los ángeles, que se le aparecieron vestidos del hábito de su religión, y consolado con esta visita celestial, dio plácidamente su espíritu al Creador.



Reflexión: La caridad verdadera con obras ha de mostrarse; y con obras costosas si es grande la caridad. 

   ¡Cómo condenan nuestro miserable egoísmo, y nuestra dureza con tantos necesitados no menos del sustento del espíritu que del pan del cuerpo, los heroicos ejemplos de san Ramón!


   Temamos la terrible sentencia que el juez supremo ha de fulminar contra los hombres que fueron de duras entrañas con sus hermanos.

*

   Oración: Oh Dios, que tan admirable hiciste al bienaventurado Ramón en rescatar cautivos del poder de los infieles: concédenos por su intercesión que rotas las cadenas de nuestros pecados cumplamos con libertad de espíritu tu santísima voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

SANTA ROSA DE LIMA, virgen. (+ 1617). —30 de agosto.




   La primera flor de heroica santidad que produjo la América fue la admirable virgen santa Rosa, a quien llamaron con este nombre, por haber aparecido una vez estando en la cuna con el rostro admirablemente encendido como una rosa.


   Nació de virtuosos padres en la ciudad de Lima, capital del antiguo reino y actualmente república del Perú.

   No pasaba de los cinco años la tierna niña, cuando por inspiración del cielo consagró su virginal pureza al esposo de las vírgenes Cristo Jesús, haciendo de ella voto perpetuo, y observándolo con tanta perfección, que entendiendo que sus padres trataban de darla en matrimonio a un joven, que se había prendado de su rara belleza y otras excelentes dotes que en ella resplandecían, se cortó su hermosa cabellera y afeó su rostro angelical.


   Librada con esto del peligro de perder aquella preciosa joya que con tan grande voluntad había consagrado al Señor, echó mano de todos los medios posibles para asegurarla de todo peligro.

   El primer medio fue el ayuno, pasando cuaresmas enteras sin probar bocado de pan, y, lo que es más asombroso, no tomando más alimento que cinco granos o pepitas de cidra.

   Se acogió también como a refugio más seguro, a la tercera orden del glorioso padre santo Domingo, y acrecentó sus primeras austeridades, ciñendo su cuerpo inocente con largo y muy áspero cilicio entretejido de alambres erizados de puntas, llevando día y noche debajo del velo una corona de espinas, y se rodeó la cintura con una cadena de hierro, que le daba tres vueltas.


   Le servían de cama unos troncos nudosos, sobre los cuales ponía pedazos de tejas, y para juntar mejor la mortificación con la oración, se construyó en un lugar muy retirado del jardín de su casa una celda o capilla, y a ella se recogía para entregarse con quietud y sin testigo a largas horas de contemplación, la cual interrumpía a menudo con sangrientas disciplinas.

   Procuraba el maligno espíritu estorbarla, y amedrentarla apareciéndose debajo de figuras horrendas y atizando el fuego de gravísimas tentaciones: pero nunca pudo vencer la paciencia y constancia de la santa doncella.


   A las persecuciones del infernal enemigo se añadieron los dolores de agudísimas enfermedades, los insultos de sus domésticos, las calumnias de los maledicentes, y ninguno de estos trabajos fue parte para sacar de los labios de la santa una palabra de queja: antes con grande humildad se tenía por merecedora de mayores y más acerbos tormentos. 



   Y como si todo esto no fuese bastante, por espacio de quince años apenas pasó día alguno en que no estuviera varias horas sumergida en un mar de desconsuelo y aridez espiritual; lucha más amarga y penosa que la misma muerte, y que ella soportó con gran fortaleza de ánimo y constancia sobrehumana.

   A estas desolaciones sucedieron los consuelos y delicias celestiales, con que el Señor regalaba a su fidelísima esposa y le anticipaba los gustos del cielo.


   Finalmente derretida la santa en seráficos ardores y enferma de puro amor divino, a los treinta años de su edad voló a su celestial Esposo.


   Reflexión: Verdaderamente admirable es el Señor en sus santos: él los previene con su gracia, él les inspira la práctica de las más heroicas virtudes y les hace inventar extrañas maneras de deshacerse a sí mismo para no vivir más que a Dios.



   Oración: Oh Dios omnipotente, dador de todo bien, que hiciste florecer en América por la gloria de la virginidad y paciencia a la bienaventurada Rosa, prevenida con el rocío de tu gracia; haz que nosotros, atraídos por el olor de su suavidad, merezcamos ser buen olor de Cristo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



FLOS SANCTORVM

DE LA FAMILIA CRISTIANA.


miércoles, 29 de agosto de 2018

LA DEGOLLACIÓN DE SAN JUAN BAUTISTA. (+ 32). — 29 de agosto.



   La degollación del Precursor de Cristo san Juan Bautista a quien mandó matar el impío y sacrílego tetrarca Herodes Antipas, hijo de aquel Herodes llamado Ascalonita que mató a los inocentes, refiere el sagrado Evangelio de esta manera:

   «Envió Herodes a prender a Juan, y le aherrojó en la cárcel por amor de Herodías, mujer de su hermano Filipo, con la cual se había casado. 


   Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener por mujer a la que es de tu hermano”. 

   Por eso Herodías le armaba asechanzas a Juan y deseaba quitarle la vida; pero no podía conseguirlo, porque Herodes, sabiendo que Juan era un varón justo y santo, le temía y miraba con respeto, y hacía muchas cosas por su consejo, y le oía con gusto. 

   Más, en fin, llegó un día favorable al designio de Herodías, en que por la fiesta del nacimiento de Herodes, convidó a éste a cenar a los grandes de su corte, y a los primeros capitanes de sus tropas, y a la gente principal de Galilea. 

   Entró la hija de Herodías, bailó, y agradó tanto a Herodes y a los convidados, que dijo el rey a la muchacha: “Pídeme cuanto quisieres, que te lo daré”; y añadió con juramento: “Sí: te daré todo lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. 

   Y habiendo ella salido, dijo a su madre: “¿Qué pediré?” le respondió: “La cabeza de Juan Bautista”. 


   Y volviendo al instante a toda prisa a donde estaba el rey, le hizo esta demanda: “Quiero que me des luego en una fuente la cabeza de Juan Bautista”.

   El rey se puso triste; más en atención al impío juramento, y a los que estaban con él a la mesa, no quiso disgustarla, sino que, enviando a un alabardero, mandó traer la cabeza de Juan en una fuente.


  El alabardero, pues, le cortó la cabeza en la cárcel, y la trajo en una fuente, y se la entregó a la muchacha, que se la dio a su madre. 


   Lo cual sabido, vinieron sus discípulos, y cogieron su cuerpo, y le dieron sepultura.» (San Marcos, cap. v, v. 17-30).


   Reflexión: Exclama aquí san Ambrosio, diciendo: 

   « ¡Cuántas maldades en un solo crimen! ¿Quién no pensara que el ir del convite a la cárcel era para poner en libertad al profeta? ¿Qué tienen que ver las delicias del festín con las sangrientas crueldades, y el alborozo de la orgía con el luto de la muerte? Y con todo, en aquella hora es degollado el santo profeta y es presentada en un plato su sagrada cabeza. Tal plato faltaba a aquella crueldad feroz que no había podido hartarse con los otros manjares de la mesa. Mira, oh rey sin entrañas, ese espectáculo digno de tu convite. Extiende la mano, toma esa cabeza y baña tus dedos con los arroyos de esa sangre bendita: y ya que tu hambre y tu sed de fiera sangrienta no han podido saciarse con otros manjares y con otras bebidas, bebe esa sangre que derraman aún las venas de esa cabeza cortada. Mira esos ojos sin lumbre que aún son testigos de tu crimen y se apartan para no ver las liviandades de tu orgía: que no tanto los cierra la muerte como el horror de tu lujuria. Esa boca de oro, cuyo lenguaje no podías sufrir, muda está y desangrada, pero es aún para ti harto temible.» 


   Hasta aquí son palabras de san Ambrosio, las cuales se han puesto aquí, para que se vea la horrenda maldad que puede cometer un hombre víctima de la lujuria y del respeto humano.


   Oración: Te rogamos, Señor, que en la venerable festividad de san Juan Bautista tu precursor y mártir, alcancemos los saludables efectos de tu divina gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA

martes, 28 de agosto de 2018

SAN AGUSTÍN, Obispo y doctor. (+ 430) —28 de agosto.




   El doctor máximo de la Iglesia san Agustín nació en Tagaste, ciudad de África, y fue dotado de un maravilloso ingenio, que descubrió ya desde niño.

   Su madre, santa Mónica, le crio en santas costumbres; pero como su padre que era gentil no permitiese que se le bautizase, pasando Agustín a Cartago para aprender las letras humanas, se inficionó con los errores de los maniqueos.


   De allí fue a Roma, donde dio tales muestras de su saber e ingenio, que el prefecto de la ciudad le mandó con grandes recompensas a Milán para enseñar retórica, en tiempo en que era obispo de esta ciudad san Ambrosio.

   Santa Mónica, que con fervorosas oraciones y continuas lágrimas no cesaba de pedir al cielo la conversión de su hijo, logró que éste fuera a oír las elocuentes homilías del santo obispo.

   Le conmovieron tan profundamente las palabras de san Ambrosio, que se hizo bautizar por él, siendo de edad de treinta años.

   Vuelto al África no se contentó con ejercitar él todas las virtudes propias de un cristiano fervoroso, mas también se hizo ordenar de sacerdote por Valerio, obispo de Hipona, y fundó una orden religiosa de sacerdotes, que, viviendo vida común, imitaban la de los apóstoles, teniendo por superior y maestro y ejemplo a san Agustín.

   Por esta razón, cobrando nuevas fuerzas la secta infernal de los maniqueos, levantó su voz el santo contra el heresiarca Fortunato, y lo refutó victoriosamente; por lo cual él obispo Valerio le nombró coadjutor suyo y sucesor en el obispado.


   A la elocuencia triunfante de sus sermones añadió luego el santo la profunda sabiduría de sus libros.

   Con unos y con otros combatía con tal fuerza de razones y argumentos a los herejes, que no les dejaba en paz, y así limpió el África de los errores de los maniqueos, de los donatistas y de los pelagianos que tenían inficionada aquella provincia; con la cual proveyó de nuevas armas y pertrechos a la teología cristiana.

   Porque tantos fueron los volúmenes que escribió, tan llenos de la doctrina más sublime y pura, y de tanta piedad y unción divina, que siguiendo las huellas de tan sabio y santo doctor, los que más tarde redujeron a forma científica la teología cristiana, pudieron formar un cuerpo completo de doctrina, que sirviera para enseñar la más soberana y celestial de las ciencias.

   Enfermó san Agustín en ocasión en que los Vándalos tenían ya puesto cerco en la ciudad de Hipona, y conociendo que se le acercaba el fin de su vida, leía de continuo los salmos penitenciales de David; y puesto en oración y llorando muchas lágrimas sus religiosos que estaban presentes, a los setenta y seis años de edad y treinta y seis de obispado dio su bendita alma al Señor que para tanta gloria suya le había criado.


   Reflexión: Siendo Agustín en su juventud muy ambicioso del aplauso de los hombres, permitió Dios que, a pesar de su clara inteligencia y sutil ingenio, cayese en los errores de los herejes e imitase sus costumbres depravadas; pero humillándose a escuchar la predicación de san Ambrosio con toda docilidad, le comunicó el cielo tan copiosa luz de las verdades católicas, que llegó a ser uno de los hombres más sabios que han visto los siglos y uno de los mayores santos de la Iglesia.

   ¿Quieres tú que Dios te ilumine con su luz y te llene de su gracia? Enfrena tu vanidad y orgullo y reconoce tu vileza e ignorancia.



   Oración: Atiende a nuestras súplicas, oh Dios todopoderoso, y por intercesión de san Agustín confesor y pontífice, concédenos benignamente que sintamos los efectos de tu acostumbrada misericordia, ya que en él nos das segura confianza de poder esperar en tu piadosa bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

SAN JOSÉ DE CALASANZ, fundador. (+ 1648)— 27 de agosto.




El apostólico maestro de los niños pobres, y gloriosísimo fundador de las Escuelas Pías, san José de Calasanz, nació en la villa de Peralta de la Sal.

   Tuvo desde muy niño singular devoción con nuestra Señora, y de ella predicaba a los otros niños, los cuales le llamaban el Santico.

   Graduado de doctor en filosofía y derecho civil y canónico en la Universidad de Lérida, pasó a Valencia para cursar la Teología, donde se libró como el casto José de un gran peligro de perder la joya de la castidad, que había ofrecido con voto a honra de la Madre de Dios.

   Ordenado de sacerdote hizo oficio de secretario en las cortes que Felipe II tuvo en Monzón, y en la visita del mismo rey al monasterio de Montserrat, fué muy honrado por su obispo diocesano de Urgel.


   Pero se sentía el varón de Dios poderosamente movido a ir a Roma, donde el Señor le había de mostrar su voluntad, y habiendo allí visto un día unas cuadrillas de muchachos que se apedreaban y decían muchas blasfemias y maldiciones, oyó en su interior aquellas palabras del salmo: «Para ti queda reservado el cuidado del pobre»; y de acuerdo con el párroco de santa Dorotea, que le ofreció su casa para escuela de niños pobres, dio principio a sus Escuelas Pías, siendo de edad de cuarenta y un años.

   Las contradicciones que hubo de vencer el santo para llevar adelante tan santa obra fueron extraordinarias sobremanera y las mayores que podían ser. 


   Porque no sólo procuraron apartarle de su propósito, ofreciéndole muchas veces hacerle obispo y también cardenal, sino que los primeros compañeros que tuvo le abandonaron, le faltó el lugar de la escuela, fué calumniado por los otros maestros de las escuelas, y delatado muchas veces ante el romano pontífice: y cuando superados con el favor de Dios todos estos impedimentos, tenía ya su nueva Religión aprobada por Gregorio XV, e ilustrada con muchos varones nobles y santos, y maravillosamente extendida casi por toda la cristiandad, por la malicia del demonio y de los émulos, fué depuesto del generalato, y reducida su religión a congregación de sacerdotes seglares, y tan caída, que sólo podía esperarse que se diluiría como la sal en el agua. 


   Mas el santísimo y pacientísimo fundador, dijo como Job: El Señor lo dio, el Señor lo quitó, sea bendito su santo nombre.

   Y el Señor en retorno esclarecía a su siervo tan humillado y perseguido, con soberanas revelaciones y dones de profecía y de milagros, de manera que no parecía sino que había puesto en sus manos la salud y la vida para darla a los enfermos y a los difuntos por quienes hacía el santo oración.


   Finalmente habiendo alcanzado la gracia de morir en la cruz de los trabajos y persecuciones, a la edad de noventa y dos años, descansó en el Señor, y se cumplió después la profecía que hizo diciendo que no perecería su religión, la cual fué reintegrada por Clemente IX.

ULTIMA COMUNIÓN DEL SANTO.


   Reflexión: Nunca podrá ser bastantemente ponderada la trabajadísima y heroica empresa de educar cristianamente a los niños que san José de Calasanz escogió para sí y para su Religión, tan benemérita de la Iglesia y de la sociedad. 

   ¿No son los niños, quienes más tarde han de formar la sociedad? ¿Y no pende principalmente de la primera educación, el porvenir de ella, y el bien temporal y eterno de los individuos y de la familia?


   Oración: Oh Dios, que por medio de tu confesor san José, te dignaste proveer a tu Iglesia de un nuevo auxilio para educar a la juventud en las letras y en la piedad, concédenos por su intercesión, que a su ejemplo obremos y enseñemos de modo que consigamos la eterna recompensa. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.