COMENZAMOS: 28 de enero.
FINALIZAMOS: 5 de febrero (día de nuestra santa).
—VIRGEN Y MÁRTIR, abogada contra los
incendios, y protectora
de la salud espiritual y
corporal de sus verdaderos devotos.
SE COMIENZA CON LA SEÑAL DE LA CRUZ, EL ACTO DE CONTRICIÓN, Y LA…
Oración primera para todos los días.
GLORIOSA
virgen y mártir santa Águeda, que
desde tus primeros años consagraste al Esposo celestial todos tus pensamientos,
haciéndole una completa entrega de tu corazón para que él fuera el único dueño
quien a quien tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a
dividirlo y menos a dominarlo: yo me gozo de ver que ni la tribulación, ni la
angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron
fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad
en que ardías, antes sí superaste en vida y en muerte todas las dificultades
que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o
amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya
pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas
de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de
vivir en perpetua virginidad , y ya por fin emplearan los tormentos inauditos
de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las
seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano Brutal, renunciando
a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías
con celo intrépido y valeroso, que ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro
señor que el Dios de la gloria, y que a ninguno más doblarías tus rodillas,
porque a él solo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiado pues en tus
méritos y protección te ruego, Santa mía, me alcances de la Majestad divina que
yo guarde mi corazón libre de todo afecto terreno, que mis conversaciones sean
puras y santas, y mis pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada me
aparte de él ni en lo próspero ni en lo adverso, ni en salud ni en enfermedad;
y que cuando ésta me aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, ponga como
tú mi confianza en mí Señor Jesucristo, que es el que cura todas las
enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la
salud de mi alma y de mi cuerpo, y el favor especial que pretendo en esta
Novena, si así conviene a mi eterna salvación. Amén.
—Ahora se rezará tres veces el Padre nuestro. Ave María y
Gloria Patri en honor de la Santa, y en reverencia del misterio de la Santísima
Trinidad, al que tuvo tanta devoción.
DÍA PRIMERO (28 de enero)
Oh admirable virgen y mártir
santa Águeda, que siguiendo los impulsos del Espíritu Santo y los consejos de
tus piadosos padres, te dedicaste al ejercicio de la virtud tan luego como
fuiste dotada de la razón practicando todos los deberes de cristiana con una piedad ejemplar aun en medio de las seducciones y lisonjas
del siglo, porque sabias era útil para todas las cosas; y por eso te valió tanto,
que exhalaste el último suspiro orando piadosamente a
Dios. Yo te ruego me alcances de su misericordia que sea dócil como tú a
sus divinas inspiraciones, y que siga los buenos ejemplos de mis mayores, para
vivificar mi alma con ese espíritu de devoción que tanto te distinguió y fortifico
la tuya, pues así se fortificará mi corazón y daré ejemplos de una verdadera
piedad, sirviendo y amando a mi Dios en salud y en enfermedad, en vida y en
muerte, para conseguir de su bondad y por su intercesión las gracias que
necesito y el favor especial que pido en esta Novena, si es para gloria suya y
provecho de mi alma. Amén.
—Ahora se pedirá en silencio al Señor por los méritos de
la Santa, gracia particular que se desea conseguir en esta Novena y la virtud
especial de cada dia, diciendo después todos los días la siguiente…
ORACIÓN FINAL
SEÑOR mío Jesucristo, Rey de los mártires y corona de las vírgenes, que previniste a tu sierva santa Águeda con las
bendiciones de tu dulzura y de tu gracia, desde sus primeros años,
fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetare su carne al imperio de la
razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos,
pues sobre conservar ilesa su castidad supo cómo virgen prudente adornar su alma
con las demás virtudes cristianas, hasta tal punto, que dio su vida por no
violar sus votos ni apostatar de la fe: Te suplicó Señor, por su intercesión
infundas en mi alma esas mismas gracias, para que así ejemplo cumpla yo como
cristiana con las promesas que hice en el santo Bautismo, permaneciendo fiel en
todo viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia.
También te pido Jesús mío, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de
María y por el martirio de santa Águeda, me concedas la gracia particular que
solicito en esta Novena, si así conviene a mi eterna salvación. Amén.