sábado, 31 de agosto de 2019

NOVENA COMPLETA EN HONOR A SAN RAMÓN NONATO (1204 - 1240).




COMENZAMOS: 22 de agosto.


FINALIZAMOS: 30 de agosto.



FESTIVIDAD: 31 de agosto. 



Nacionalidad: española.


Fecha de Canonización: 1657 por Alejandro VII.


Patrón: recién nacidos, niños, mujeres embarazadas, personas acusadas con falsedad, contra la fiebre, comadronas, ginecólogos.





DÍA PRIMERO.




Dios y Señor mío, yo os doy infinitas gracias por todos los favores que hicisteis al glorioso San Ramón No-nacido; por cuyos méritos os suplico humildemente, que, así como fuisteis tan liberal con el glorioso santo cardenal, lo seáis en esta ocasión conmigo, concediéndome el despacho de la petición que solicito en esta novena, para más serviros y amaros. Amén.




—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.





ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.




¡Oh Gloriosísimo San Ramón No-nacido! De todo corazón me gozo de que la majestad soberana de nuestro Dios y Señor os haya hecho tan grande Santo adornándoos con tantas prerrogativas y mercedes; de todas las cuales doy a la Santísima Trinidad infinitas e inmortales gracias, y a Vos, Santo mío, mil parabienes.

Por esos admirables favores, y por la sangre que vertieron vuestros santos labios con el penoso martirio del candado, os suplico humildemente intercedáis ante la Divina Majestad por el aumento de la Santa Fe Católica, la extirpación de las herejías, la quietud y sosiego de los reinos cristianos, la conversión de los infieles, y libertad de los pobres cautivos cristianos. También, Santo mío, os pido seáis mi intercesor, para que, así como perseverasteis muchas horas vivo dentro del cuerpo de vuestra madre difunta, así está mi pobre alma persevere viva en la vida de la gracia, dentro de la cárcel de este corruptible cuerpo, y salga de él a su tiempo en paz, para alabar a Dios en compañía de los Ángeles y Santos, por toda la eternidad; y para que mejor lo pueda conseguir, os suplico me alcancéis el favor que ahora os voy a pedir (hágase aquí la petición).


Así confió lo haréis, amantísimo Padre mío, pues de Vos se dice alcanzáis de Dios todo cuanto vuestros devotos os piden, estando ellos afligidos; pero si acaso ha de ser para mayor gloria de Dios, y bien de mi alma el que se dilate, o no consiga la gracia que deseo, alcanzadme, Santo mío, perfecta resignación en la voluntad de mi Dios y Señor, para que así quede mi alma en paz, mientras el Señor me conserve la vida, y después, por medio de una dichosa muerte llegue a gozar las delicias de la eterna Patria. Amén.




ANTIFONA: Oh Bienaventurado Ramón, que con todo su corazón amó a Cristo, y para ejemplo de su caridad no dudó en quedarse cautivo por librar a los cautivos. Oh dichosa vida, que, aunque no la quitó la espada de los perseguidores, no por eso perdió el mérito del martirio.




—Mi corazón y mi carne.

—Se alegran por el Dios vivo.




ORACIÓN.



Oh Dios, que hiciste admirable a San Ramón No-nacido, tu confesor, en librar a tus fieles del cautiverio de los impíos: concédenos por su intercesión, que nos libres de las cadenas de los pecados, practiquemos con libre voluntad las cosas que te son agradables. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.




DÍA SEGUNDO.



Dulcísimo Jesús mío, mi Redentor, y Señor, yo os doy inmortales gracias por todas las mercedes que vuestra infinita benignidad concedió al glorioso Padre San Ramón No-nacido. Tantas maravillas obro vuestra majestad en vuestro siervo San Ramón, que me dan motivo para valerme de su intercesión, para que Vos, Dios mío, por sus ruegos y merecimientos cumpláis esta mi petición, a mayor honra y gloria vuestra; espero en Vos, Jesús de mi alma, que pues a los que se han valido de tan grande Santo habéis socorrido en sus necesidades, me socorráis también las mías. Amén.

—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

—Concluir con la oración final para todos los días.






DÍA TERCERO.

¡Oh Reina Purísima de la Merced, Madre de los necesitados y afligidos! A vos vengo como hijo indigno que soy de tan grande Madre, para rendiros mil veces las debidas gracias, de tantos y tan grandes favores con que favorecisteis a vuestro Siervo San Ramón No-nacido, de cuya intercesión me valgo en la presente ocasión para obtener el favor que pido en esta Novena. Confió que Vos soberana Reina, así como no le negasteis cosa al glorioso Santo de cuanto os pidió en la tierra, no le negareis ahora vuestra intercesión para con Vuestro Santísimo hijo Jesús, a fin de que me conceda la gracia que deseo, para gloria vuestra, de vuestro Unigénito Hijo y bien de mi alma. Amén.

—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

—Concluir con la oración final para todos los días.







DÍA CUARTO.


Dios y Señor mío, yo os ofrezco los méritos de la santa obediencia de vuestro grande siervo el glorioso cardenal San Ramón No-nacido, y os suplico que por ellos me concedáis una perfecta y total obediencia, con la cual obedezca yo en todo y por todo a vuestras divinas inspiraciones a los preceptos de la Santa Iglesia, y en particular os ruego que, por los mismos merecimientos me despachéis la petición que por mano del glorioso Santo os ofrezco. Amén.



—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

—Concluir con la oración final para todos los días.




DÍA QUINTO.


Señor y Dios mío, yo indigno hijo vuestro, me postro delante de vuestra presencia, y os presento aquella santa y suma pobreza con que vivió el glorioso San Ramón No-nacido, suplicándoos de todo mi corazón, que por los merecimientos que adquirió vuestro Santo con el ejercicio de tan grande virtud, queráis purificar este mi corazón, comunicándome una verdadera pobreza y desnudez de espíritu, con la cual esté mi alma totalmente despegada de todo lo transitorio, y unida con el amor Divino. Y en particular os ruego, os dignéis favorecerme con la gracia que pido, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.



—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.


—Concluir con la oración final para todos los días.






DÍA SEXTO.


Dios y Señor mío, pues que os habéis mostrado tan amante de la pureza, queriendo que el eterno Verbo tomase carne de una purísima Virgen desposada, yo os presento, Señor, la angélica pureza de vuestro castísimo siervo San Ramón No-nacido. Y por los méritos que correspondieron a la virginidad de tan gran Santo, os suplico queráis quitar todas las manchas de mi alma, para que así sea digna de unirse con Jesucristo, y quede dispuesta para recibir el favor que pido en esta Novena. Amén.



—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.



—Concluir con la oración final para todos los días.





DÍA SÉPTIMO.


Dios y Señor mío, Vos sólo sabéis aquel ardor soberano, con que siempre os estuvo amando, y deseando amaros más y más vuestro gran siervo y amigo San Ramón No-nacido, ansioso siempre de que todos los humanos corazones se abrasasen en divinos amores. Yo, confiado en vuestra misericordia infinita, os suplico humildemente, que por aquel corazón del Serafín San Ramón os dignéis de abrazar el mío con llamas de vuestro amor y favorecerme con el despacho de la merced que os pido, por los merecimientos de la ardiente caridad de este gran Santo, mi abogado. Amén.



—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.



—Concluir con la oración final para todos los días.






DÍA OCTAVO.


Dios y Señor mío, con toda la humildad en mi posible, vengo a pediros un favor, valiéndome de los grandes merecimientos que tuvo San Ramón No-nacido: por el ejercicio heroico de su humildad profunda, alcanzaba de Vos lo que os suplicaba; la misma humildad de vuestro santo os ofrezco, para que por ella me hagáis de tal manera humilde, que por vuestro amor deje mi propia estimación. Asimismo, os ruego os dignáis concederme, para gloria vuestra y salvación mía la merced que os pido. Amén.



—Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.



—Concluir con la oración final para todos los días.




DÍA NOVENO.



Eterno y Omnipotente Dios y Señor mío, hoy es el último día de esta mi Novena, y si hasta ahora no he sabido disponerme para alcanzar el favor que deseo, os suplico me deis luz para debidamente disponer mi alma; y para que lo hagas te presento los martirios, trabajos aflicciones, azotes y demás penas que tuvo el glorioso San Ramón No-nacido. Así, por tan grandes méritos que alcanzó por estas penas, concededme, Señor, un deseo fervoroso de padecer por Vos, y un cumplimiento a mi petición que todos estos nueve días ha pedido y pido. Para honra vuestra y de mi glorioso Santo. Amén.



Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.



Concluir con la oración final para todos los días.


lunes, 26 de agosto de 2019

SAN ZEFERINO, papa y mártir. (+ 220). — 26 de agosto.






   El celosísimo pastor de la Iglesia y glorioso mártir de Cristo, san Zeferino, nació en Roma de familia patricia, y fue hijo de Abundio, caballero noble y cristiano.

   Por sus letras, y sobre todo por sus loables y santas costumbres, fué recibido y contado entre el clero de la iglesia de Roma, y habiendo padecido el martirio el papa san Víctor, pasaron los fieles once días en oraciones, vigilias y ayunos para acertar en la elección del nuevo pontífice que había de sucederle, al fin de los cuales vieron al Espíritu Santo que en figura de paloma posaba sobre la cabeza de san Zeferino.


   El primer año de su pontificado, que fué el décimo del imperio de Severo, se levantó una de las más recias persecuciones contra la Iglesia; señaladamente contra los fieles de Roma, que en crecidísimo número y de todos estados y condiciones habían abrazado la fe.



   Corría con abundancia todos los días la sangre de los mártires; las cárceles estaban llenas de confesores de Cristo, y las cavernas, de cristianos amedrentados por el furor de los perseguidores: y nuestro santo pontífice, ajeno de todo temor, de día y de noche los visitaba en sus casas, en las cárceles y en las catacumbas, animándolos, dándoles limosnas y fortaleciéndolos con los sacramentos.

   Nueve años duró esta terrible persecución, hasta que con la muerte del impío Severo, volvió la Iglesia a gozar de paz.

   Mas entonces comenzaron a turbarla algunos herejes.

   Uno de aquellos fué Práxeas, que, venido de Asia, negaba la santísima Trinidad y decía que la persona del Padre era la que había padecido muerte y pasión, y por esto los herejes que le seguían, se llamaban Patri passianos.

   Confundió el papa san Zeferino al heresiarca; el cual abjuró sus errores; pero como los que son cabezas de alguna secta casi nunca se convierten de veras, habiendo pasado Práxeas a África volvió a sus desvaríos, y murió desastrosamente como hereje.

   También afligió al santo pontífice el hereje Natal, que llevado de torpe avaricia se hizo cabeza de los Teodorianos, aunque después se arrepintió de sus culpas y perseveró fiel hasta la muerte.

   No sabemos por cosa tan segura la conversión de Tertuliano, que, llevado de su natural austero, desobedeció a los decretos suaves del santo pontífice.

   Finalmente ordenó este santo que en el sacrificio de la misa no se consagrase ya en cálices de madera, sino de vidrio, aunque después se determinó que, por el peligro de quebrarse, fuesen de oro o plata, o a lo menos de estaño.

   Mandó también que todos los fieles comulgasen el día de Pascua, y que celebrando el obispo se hallasen presentes siete sacerdotes: y después de haber gobernado la Iglesia de Dios por espacio de diez y ocho años, lleno de días, trabajos y méritos, alcanzó la gloria del martirio y fue sepultado en el cementerio de Calixto en la vía Apia.


Reflexión: Leemos en la Historia de Eusebio, que solía decir san Zeferino que más temía a los herejes que a los sangrientos perseguidores: porque en efecto la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos; pero la doctrina herética es cáncer que corroe la Iglesia: la sangre de los mártires es savia que da nuevo vigor a la fe; la herejía es una tisis maligna que mata la fe o la deja flaca y sin fuerzas: y en fin la persecución sangrienta sólo da la muerte a los cuerpos; pero la herejía mata las almas y les quita la vida eterna.



Oración: Te rogamos, oh Dios omnipotente, que nos concedas la gracia de aprovecharnos de los ejemplos de tu bienaventurado pontífice y mártir Zeferino, de cuyos merecimientos nos gozamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

viernes, 23 de agosto de 2019

VIGILIA DE SAN BARTOLOME, APÓSTOL. —23 de agosto.




Las Vigilias, lo hemos dicho ya, consistían en pasar una noche en la oración y en el canto de los Salmos, para preparar las almas a la solemnidad del día siguiente. Y aún hoy, la Iglesia, al hacer preceder la Vigilia a las fiestas principales, no tiene otra mira que invitarnos a una oración más constante.

Pues bien, el Evangelio de mañana, antes de recordarnos las curaciones que obró el Señor y la elección de los Apóstoles, nos presentará a Jesús en la montaña pasando la noche en oración. “Pensaba en todos nosotros y en su Iglesia. De esta oración salió todo. De ella nacieron los apóstoles, los mártires, los pontífices, los confesores, las vírgenes, todos los santos. De ella arranca la efusión de la vida sobrenatural a través del mundo”.

Tomemos a pecho el seguir al Señor en su soledad y unirnos a su oración. Para eso, oigamos lo que nos dice San Ambrosio en el oficio de Maitines de la fiesta: “Las almas grandes, las almas sublimes son las que suben al monte. Pues el Profeta no dice al primero que llega: ‘Sube a un alto monte, tú que evangelizas a Sión; levanta tu voz con fuerza, tú que evangelizas a Jerusalén.’ Esforzaos, no con vuestros pies corporales, sino con las grandes acciones, en subir a ese monte y en seguir a Jesucristo, a fin de que podáis vosotros mismos ser también un monte. Porque, si recorréis el Evangelio, veréis que los únicos en subir al monte con El fueron los discípulos. El Señor ruega, por tanto, no por sí mismo, sino por mí. Pues, si bien el Padre lo puso todo en poder del Hijo, éste, para cumplir su papel de hombre, juzga que debe rogar a su padre por nosotros, porque es nuestro abogado. ‘Y pasó toda la noche, dice el texto, rogando a Dios.’ He aquí un ejemplo que se te da, oh cristiano, un modelo que se te manda imitar. Porque, ¿qué deberás hacer por tu salvación si piensas en que Cristo pasó toda una noche rogando por ti? ¿Qué deberás hacer al emprender cualquier obra de piedad, dado que Cristo se puso en oración y oró a solas antes de mandar a misión a sus Apóstoles?”.



EL AÑO LITÚRGICO
DOM PROSPERO GUERANGER
ABAD DE SOLESME.

jueves, 22 de agosto de 2019

OCTAVA DE LA ASUNCION Y FIESTA DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA. —22 de agosto.






LA DEVOCIÓN AL CORAZÓN INMACULADO.




La devoción al Corazón Inmaculado de María es tan antigua como el cristianismo. El Espíritu Santo nos lo enseñó por San Lucas, el evangelista de la infancia del Salvador: “María guardaba todas estas palabras, y las meditaba en su Corazón…” Y la Madre de Jesús guardaba todas estas cosas en su corazón (S. Lucas II, 19, 51). Tal es el origen de esta devoción que, andando el tiempo, excitaría a los fieles a dar a María el honor y el amor que se la deben. Las perfecciones de éste Corazón las han cantado los mayores Doctores de la Iglesia: San Ambrosio, San Agustín, San Juan Crisóstomo, San León, San Bernardo, San Buenaventura, San Bernardino de Sena, las dos grandes monjas Santa Gertrudis y Santa Mectildis... Pero en el siglo XVII, San Juan Eudes, “padre, doctor y apóstol del culto del Sagrado Corazón” (Bula de canonización), antes lo fué del purísimo Corazón de María, y del dominio de la piedad privada, lo introdujo en la Liturgia católica.





OBJETO DE ESTA DEVOCIÓN.




— El objeto de esta devoción él mismo nos lo ha dicho: “En el corazón santísimo de la predilecta Madre de Dios, pretendemos y deseamos sobre todo reverenciar y honrar la facultad y capacidad de amor, tanto natural como sobrenatural, que existe en esa Madre de amor y que ella empleó toda en amar a Dios y al prójimo. La palabra corazón significa el corazón material y corporal que llevamos en nuestro pecho, órgano y símbolo del amor; también se toma por la memoria y por el entendimiento, con el cual hacemos la meditación, y por la voluntad, que es la raíz del bien y del mal, y por la cima más alta del alma por la cual practicamos la contemplación; en una palabra, por todo lo interior del hombre. No excluimos ninguno de estos sentidos; mas hablando del Corazón de la Madre de Dios, lo qué principalmente queremos y deseamos, es reverenciar y honrar todo el amor y toda la caridad que ella tuvo para con Dios y para con nosotros”.

   Ahora bien, nada hay más dulce para un niño que honrar a su madre y pensar en el amor de que ha sido objeto. San Bernardo, al hablar del Corazón de Jesús, nos ha dicho: “Su corazón está conmigo. Cristo es mi cabeza; y ¿cómo no va a ser mío todo lo que pertenece a mi cabeza? Los ojos de mi cabeza corporal me pertenecen en sentido propio; de igual modo, este corazón espiritual es mi corazón. Con razón puedo llamarle mío. Y yo poseo mi corazón con Jesús”. Otro tanto podemos decir del Corazón de María. Una madre es toda para su hijo; sus bienes, su amor, hasta su vida le pertenecen: un hijo puede siempre contar con el corazón de su madre.

    Todos somos hijos de la Santísima Virgen. Nos acogió en su seno a una con Jesús el día de la Encarnación. Nos dio a luz en el dolor del Calvario, y nos ama en proporción con lo que la hemos costado. Lo que más quiere es Jesús, y a ése le ofreció por nosotros al Padre, dando su fiat para la inmolación y entregándole para nosotros; ¿Cómo no le iba a imitar dándose ella también?






CONFIANZA EN EL CORAZÓN INMACULADO.



La Virgen nos repite las palabras de Jesús: “Venid a mí todos y yo os aliviaré...” Nos sonríe y nos llama como en Lourdes, y no hay nadie que pueda pretextar su indignidad para quedarse a distancia. El Corazón de María que fué Sede de la Sabiduría y durante nueve meses morada del Verbo encarnado, ese corazón que formó al mismo Corazón de Jesús y le enseñó la misericordia para con los hombres, ese corazón que siempre latió al unísono del Corazón de Jesús y que fué adornado por El de los dones más preciosos de la gracia, ese Corazón maternal es por excelencia el refugio de los pobres pecadores. Y por esto precisamente fué hecho inmaculado. Nunca corrió por él sino sangre purísima, la sangre que tenía que dar a Jesús para derramarla por nuestra salvación. Este Corazón es el depositario y el custodio de las gracias que el Señor conquistó con su muerte, y sabemos que Dios nunca dispensó una gracia a nadie ni la dispensará sin que pase por las manos y el Corazón de la que es tesorera y dispensadora de todos sus dones. Finalmente, este Corazón se nos dio con el de Jesús, “no sólo para ser nuestro modelo, sino también para ser nuestro corazón, de modo que, siendo miembros de Jesús e hijos de María no tengamos más que un corazón con nuestra Cabeza y nuestra divina Madre y que hagamos todas nuestras acciones con el Corazón de Jesús y de María”. (S. Juan Eudes).

   Y ¡cómo pueden los hombres, al darse más y más cuenta de lo que deben a su Madre, no creerse obligados a mostrarla su agradecimiento y su amor! Si Nuestra Señora nos dio su Corazón, ¿no es justo que nosotros la demos el nuestro para que ella le purifique, le santifique y en él establezca el reino de Dios y se le entregue a Jesús, y que se le demos por una consagración completa y perfecta de nosotros mismos, como aconsejan los Santos y especialmente San Griñón de Montfort?





CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO.




—Pero, si la consagración de un alma individual a María, la acarrea las más grandes gracias, ¿qué frutos deberemos esperar de una consagración de todo el género humano hecha por el Sumo Pontífice? La Virgen misma se dignó anunciar que esto la agradaría. Y, por eso, el 8 de diciembre de 1942, Su Santidad Pío XII, respondiendo con júbilo al deseo de Nuestra Señora de Fátima, lleno de confianza en la mediación universal de la Reina de la Paz, consagró solemnemente al género humano al Inmaculado Corazón de María. Todas las naciones católicas se unieron al supremo Pastor.





EL AÑO LITURGICO
DOM PROSPERO GUERANGER
ABAD DE SOLESME.