lunes, 12 de agosto de 2019

NOVENA A SANTA CLARA DE ASÍS. COMPLETA.




COMENZAMOS: 4 de agosto.

FINALIZAMOS: 12 de agosto (Festividad).


Puesto devotamente de rodillas en presencia de algún altar o imagen de Santa Clara, y contemplando la gloria que se mereció por su penitentísima vida, levantará el corazón a Dios nuestro Señor y a su purísima Madre, acompañado de toda la corte celestial, poniendo las potencias y sentidos en esta seráfica virgen a quien dirige la novena; y hecha la señal de la Cruz y un fervoroso Acto de contrición, dará principio con la siguiente…



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.


Dulcísima virgen y amorosísima madre Santa Clara, rayo animado del divino Sol, más clara que la misma luz, vaso escogido de angélica pureza, columna de paciencia y de constancia, imagen viva de María Santísima, y a su imitación fecunda espiritual madre de innumerables vírgenes, maestra de heroicas y evangélicas perfecciones, imán poderoso de vuestra tierna y estática hermana Santa Inés, ejemplar perfectísimo del humano serafín, norte que guía a la eterna patria, sol escogido para ilustrar la Iglesia, protectora del pueblo cristiano, terror del bárbaro gentilismo, que armada con el escudo de la fe oprimís la indómita soberbia del mahometano, y lleváis tantos coros de ángeles a las bodas del inmaculado Esposo cuantos son los místicos seminarios de vírgenes que habéis fundado: inclinad hacia mí los benignos ojos de vuestra clemencia; enviadme un rayo de vuestra hermosa luz que consuma todo lo terreno de mi corazón, y encienda en él la llama de aquella eterna caridad, que con virtud activa y amorosa os trasformó en serafín, para que ardiendo siempre en obsequio de aquel Cordero sin mancha, de quien sois casta y enamorada esposa, alcance con una buena muerte aquel último fin para que me crio e hizo de la nada su infinito poder, y después goce de su divina hermosura por toda la eternidad, logrando ahora lo que os pido en esta novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amén.

Aquí se hará la petición, avivando la fe y esperanza de conseguir cuanto el devoto deseare por la poderosa intercesión de la seráfica madre y prodigiosa virgen Santa Clara.






DÍA PRIMERO


ORACIÓN.
Soberano Autor de la gracia y de la naturaleza, luz indeficiente que resplandece en medio de las sombras, y a quien jamás pudieron comprender las tinieblas; que elegisteis en mi seráfica madre y vuestra fina esposa Santa Clara una preclarísima luz de inextinguible y superior claridad, declarando aun cuando estaba en el vientre de su madre que nacería maravillosa lumbre que bañaría de clarísimos resplandores todo el orbe, lijándola como inapagable antorcha en el seráfico cielo de la militante Iglesia para publicar las maravillas de vuestra diestra soberana, y dar a conocer por su incomparable celo los designios de vuestra altísima Providencia: Suplicóos, divino Sol de la gloria y de la gracia, que encendáis en mi entendimiento una ardiente luz de la fe, con que conozca claramente vuestra infinita bondad y adore vuestro supremo ser, para que caminando sin los tropiezos de la culpa entre las sombras de esta vida, llegue a gozar en el cielo el eterno candor de vuestra cara. Amén.


Ahora, en memoria y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los siguientes versos, rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a Santa Clara, para lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.


Clara luz, cuya luz os dio en luz bella
          El Sol eterno de quien sois estrella.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


Luz naciste, con clara profecía,
       Para hacer de la noche claro dia.
—Un Padrenuestro y un Avemaría.

A vos mi tibio corazón os llama;
      Encendedlo al volcán de vuestra llama.
—Un Padrenuestro y un Avemaría-

Renovad en mi alma claramente
      El candor que fue gracia en vuestro oriente.
—Un Padrenuestro y un Avemaría.

Acoged en el cielo al que con celo
      Busca ciego la luz de vuestro cielo.
—Un Padrenuestro y un Avemaría.


Ahora se dirán o cantarán los Gozos; y este método se practicará todos los días.



GOZOS


Pues sois del divino amor
La electa esposa preclara,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

Asís admiró en su oriente
Que en vos nació peregrina
La clara luz, que ilumina
Del orbe el giro excelente.
Pues el sol omnipotente
De la gracia os dio el candor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

De la virtud ilustrada
Os dio el cielo una hermosura,
Que con su clara luz pura
Os hizo aurora animada.
Pues fuisteis niña agraciada
En los ojos del Señor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

En el más supremo grado
De perfección religiosa,
A vuestra alma en luz hermosa
Miró del siglo el estado.
Pues delicias del Amado
Fuisteis siempre en dulce ardor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

De vírgenes capitana
Para hacer al mundo guerra,
En su custodia os encierra
Francisco en edad temprana.
Pues del siglo en gloria ufana
Lograsteis triunfo mayor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

En las angélicas aras
De la que es vida y dulzura,
El alma en víctima pura
A Cristo esposo preparas.
Finezas os dan muy claras
Tal maestra y director,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.


Vestigio sois de la huella
De esta estrella matutina,
Que os imprimió en luz divina
La clara luz de su estrella.
Pues tan claramente sella
En vos su vivo esplendor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

Al estático lucero
De Santa Inés, vuestra hermana,
Con atracción soberana
Dais por esposa al Cordero.
Pues con vos e igual esmero
Fue fiel cordera al Pastor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

En el fuego de su celo
Un serafín os inflama,
Y creciendo en vos la llama
Buscó su esfera en el cielo.
Pues hollasteis lo del suelo
Con clara luz superior,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.

Sois atractivo precioso,
Imán de las almas todas,
Trayéndolas a las bodas
Del mas casto eterno Esposo.
Pues vuestro influjo amoroso
La guía al centro mejor,
Seráfica virgen Clara,               
Sed nuestro amparo y favor.

Un milagro permanente
Fue vuestra asombrosa vida.
Siempre al Sumo Bien unida
Con íntimo amor ardiente.
Y pues os hizo eminente
Prodigio al mundo en su honor,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

Sois ejemplo de paciencia,
Nivel de toda observancia,
Columna de la constancia
Y espejo de la obediencia.
Y pues con la penitencia
Dais a la pureza albor,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

Alta pobreza extremada
En vos todo el mundo ha visto,
Buscando en la cruz de Cristo
La riqueza más amada.
Pues a vuestras hijas dada
Fue como herencia mayor,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

A Jesús en la aspereza
De su Pasión dolorosa
Imitasteis, fiel esposa
Herida de su fineza.
Pues copiasteis su belleza
Siendo pincel el amor,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

Para oprimir la violencia
Del pérfido mahometano,
Con la custodia en la mano
Castigasteis su insolencia.
Pues salvasteis la inocencia,
Armada del Salvador,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

A los brazos del Esposo
Y al tálamo inmaculado
Volasteis, siendo a su lado
Sentada en trono glorioso.
Pues en eterno reposo
Reináis con el Criador,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

La Iglesia festiva aclama
Con la voz de la verdad
Los frutos de santidad
Que en vos coge, admira y ama.
Pues clara en toda la fama
Os publica con fervor,
Seráfica virgen Clara,     
Sed nuestro amparo y favor.

Ora pro nobis, Beata Clara.

Ut digni efficiamur promissionibus Christi.





DÍA SEGUNDO.


ORACIÓN.
Hacedor inmenso de cuanto tiene ser, fortaleza infinita que arma la boca con la espada de dos filos, y destila mirra de las azucenas sangrientas de los labios, que hicisteis en mi seráfica madre y vuestra amante esposa Clara la especialísima obra de mostrarla al mundo por uno de los más singulares prodigios de las grandezas de vuestro omnipotente brazo, y el ejemplar más asombroso de penitencia, cuando ceñía la inocente virginal ternura de su delicado cuerpo, estando aún en el siglo, con las agudas puntas de un silicio horroroso, escondido debajo de las galas, para ocultar así con las flores las espinas de sus continuas rigorosas penitencias, registrándose en su alma la clara luz de todas las virtudes en el más perfecto grado, aun antes de llegar al estado religioso; inspiradme, Señor, los valientes impulsos de la mortificación, y haced que la ejecute con cautela y humildad, para que imitando a mi benigna abogada pueda aplacar los justos rigores de vuestra justicia, y lograr los efectos de vuestra inefable clemencia. Amén.


Clara, a quien hizo la alta omnipotencia
         Asombroso ejemplar de penitencia.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


Luminoso farol sois, que ha guiado
           Al corazón contrito y humillado.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


Ansioso os busca el mío en esta vida,
            Dirigidlo a la patria prometida.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Refunde en él, o dulce Madre mía,
            Seráfico el fervor que en vos ardía.
 —Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Aviva en mi alma aquel incendio puro,
           Que halló en la vuestra el centro más seguro.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…




DÍA TERCERO.



ORACIÓN.
 Amabilísimo Padre de los hombres, que los lleváis benigno en vuestro seno amoroso para vuestra delicia y regalo, y queriendo ser con inefable y singular fineza para vuestra electa y cándida paloma Santa Clara, la disteis el constante valor de dejar su pueblo para volar al suspirado celestial retiro del claustro, de olvidar la noble opulenta casa de sus padres, de resistir animosa a sus persuasiones tiernamente fuertes, avivando en su corazón, finamente por vos enamorado, la clara poderosa luz de vuestros eficaces auxilios, y formando en ella aquella fuerte mujer que no se hallaba en el mundo, de perfección evangélica, un fiel ejemplar espejo, cuya clara luna nunca se empañase ni eclipsase en la noche tempestuosa de los insultos del siglo: dadme, único amparo mío, un interior impulso y ejecutivo generoso denuedo para resistir y vencer todos los poderosos embarazos de la tierra, rendir y domar los enemigos de mi alma, para que viviendo siempre en vuestra divina gracia, os goce después eternamente en la gloria. Amén.


Clara, por cuya luz el mundo advierte
        Que os aclaman los cielos mujer fuerte.
——Un Padre Nuestro y un Avemaría.

La evangélica, fiel, perfección clara,
      Vuestra clara virtud nos la declara.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Aguila fuiste invicta, que de un vuelo
         Dejaste el mundo por llegar al cielo.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Rayo á rayo bebiste los candores
         Del Sol, que os dio en luz clara sus amores.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Amparad al que os busca, y deja ansioso
         Cuanto ofrece del mundo lo engañoso.
 —Un Padre Nuestro y un Avemaría.

GOZOS…





DÍA CUARTO.


ORACIÓN.
 Dueño amantísimo de los humanos corazones, que dejáis herir el vuestro de un cabello, y en el que os consagró por trofeo de sus más castos pensamientos vuestra escogida esposa Santa Clara en las angélicas adorables aras de María Santísima, vuestra purísima Madre y mi Señora, y por medio del serafín humano San Francisco hallasteis vuestro amoroso beneplácito y recreo, viendo el alentado ardor e inimitable despego con que despreciaba por vos todas las cosas   del mundo, se ofrecía a vos en agradable holocausto, y se sacrificaba a vuestro santo servicio, víctima pura del amor, trocando las galas por un austero y penitente sayal, levantándola por esto a ser la hija de la eterna luz, que desterraba de las criaturas el profano horror de la vanidad; infundid, Dios mío, en la tibia lámpara de mi pecho el óleo clarísimo de vuestra gracia, para que conozca a su luz las falsas locuras de la tierra, y hollándolas con gallarda y constante valentía, dé pasos hermosos para la feliz y segura patria de la gloria. Amén.


Clara, de Cristo esposa, y elegida
         Para ser de su amor la más querida.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

La estirpe dejáis clara en luz paterna,
      E hija sois de otra luz clara y eterna.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

A la Madre de amor el más hermoso,
       Todo el ser ofreciste en don precioso.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Rogad al Hijo y Madre que la clara
          Luz de su clara luz goce en su cara.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Ascendednos a la alta, clara cumbre
          Donde está el Sumo Bien de eterna lumbre.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…




DÍA QUINTO.


ORACIÓN.
 Sapientísimo Maestro y único Señor de todas las criaturas, cuyos divinos incomprensibles juicios ponen en las profundidades del abismo la altura de los humanos pensamientos; que hicisteis en vuestra dilectísima esposa Clara la obra admirable de instituirla mística madre de innumerables vírgenes, para que plantando con sus virginales manos una seráfica viña en el campo de la Iglesia, excediese en delicias al paraíso, y fuese colonia inseparable del cielo, permaneciendo con los auxilios de vuestra Providencia taller sagrado de humanos ángeles, en donde las electas hijas de Sion se forman serafines, dándoos a vos esposas sin número para vuestras castas bodas como Cordero inmaculado, siendo de todas la verdad, la vida y el camino, y la primera que para guardarlas en clausura hizo solemne voto: admitidme, Señor , bajo vuestra protección soberana para que os sirva con la clara luz de la fe más viva, os busque con esperanza cierta, y os adore con caridad fervorosa, imitando a mi especial protectora Santa Clara, hasta lograr en el cielo su apetecible compañía y vuestra inefable hermosura. Amén.


Clara, madre espiritual de tantas hijas
         Cuantas numera el cielo estrellas fijas.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Lámpara sois, que con activa llama
         De clara ilustración, el pecho inflama.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Amoroso, seráfico compendio
          Del más puro, celeste, sacro incendio.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Resplandor de aquel sol, cuya eficacia
         Os lo dio en plenitudes de su gracia.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Acalorad con vivas conmociones
         De casto amor, los tibios corazones.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…






DÍA SEXTO.


ORACIÓN.
 Altísimo gobernador del universo, que disponéis todas las cosas con suma justificación, suavidad admirable, fortaleza irresistible a las ejecuciones de vuestra voluntad santísima, y siempre para el mayor bien y acierto de nuestras almas; que en vuestra dulcísima esposa y verdadera discípula Santa Clara os dignasteis imprimir una divina huella de vuestra madre inmaculada, haciendo que abriese su boca para beber del profundo océano de vuestra alta sabiduría; que hiciese libro de su lengua la ley de clemencia; y que tuviese el acertado y supremo consejo en sus manos, conque gobernase con tan admirable celo, prudencia y discreción a vuestras escogidas esposas y sus amantes hijas, dándolas sólidos alimentos de virtud, y duplicadas vestiduras de mística perfección: dadme, Bondad infinita, un corazón dócil, para que rindiéndome siempre al dulce y suave yugo de la obediencia, me deje gobernar de sus leyes con puntual observancia, sin salirme un punto de la seráfica regla, con cuyo recto nivel camine seguro y fervoroso a la deseada patria celestial. Amén.


Clara, que sois del alba inmaculada,
        Con clara imitación, lumbre animada.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Libro donde la ley de la clemencia
        Imprimió discreción, celo y prudencia.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Archivo que franquea, en fiel destino,
           A las almas el don de amor divino.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Retrato vivo de la Madre pura,
         Que os hizo clara luz de su hermosura.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Abrid las puertas de su claro cielo
         Al devoto que en vos busca el consuelo.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…





DÍA SÉPTIMO.


ORACIÓN.
 Omnipotente y soberano Señor de todo lo creado, que siendo el más rico del cielo quisisteis ser el más pobre del mundo, y para confundir la soberbia y arrogante riqueza de la tierra, elevasteis a vuestra amantísima esposa Clara a aquel sumo y heroico grado de pobreza evangélica instituida por su seráfico director y Padre San Francisco, dándola con el precioso ornamento de todas las virtudes el blasón augusto de la primogénita de los pobres; y ostentándose desnuda de toda afección humana, siendo sus vestidos la hermosura de la pureza y fortaleza de la gracia, hizo que congregasen sus hijas muchas celestiales riquezas con fiel y voluntaria imitación, sobresaliendo ella sobre todas en los efectos de esta admirable virtud: introducid, Jesús mío, en mi alma este rico espíritu, para que menospreciando todo lo temporal y terreno, y encontrando en la pobreza altísima el mayor tesoro, lo esconda en el campo animado de mi corazón, para hallarlo trasformado en gloria en los celestes archivos de la bienaventuranza. Amén.


Clara, que fuisteis en extrema alteza
        Espejo de evangélica pobreza.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Llave os dió el Sumo Bien, que amante adoro,
         Para abrir de la gloria el fiel tesoro.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Alargadlo, piadosa madre mía,
         Al pobre de virtud que en vos confía.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Rica en el cielo sois, porque en el suelo
       Fuisteis tan pobre por ganar el cielo.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Al cielo nos llevad, porque nos sobre
       La riqueza que en él encuentra el pobre.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…





DÍA OCTAVO.

ORACIÓN.
Altísimo Señor de los ejércitos, que siendo el más fuerte en las batallas y el más seguro en las victorias, sujetáis el indomable orgullo de los bárbaros enemigos de nuestra santa fe, y los arrojáis a lo más profundo del mar, sin que la tenaz protervia de Egipto pueda resistir vuestro invencible brazo; y que para triunfo el más heroico de vuestro poder, dispusisteis en vuestra amorosísima esposa Clara quien bañase todos los siglos de luz, y castigase la sacrílega insolente ceguedad de los sarracenos con las armas del celestial resplandor que despedían sus ojos, siendo la nave católica que, llevando el deífico pan de la Eucaristía, se ostentó la de la victoria, logrando a su favor y al de sus amadas hijas, la especial, perpetua y segura protección de vuestra omnipotencia en todos los riesgos y asaltos de la malicia impura: conceded, Señor, la fortaleza a mis manos para oponerme a los fuertes y continuos combates de mis enemigos, dándome el divino pan de los animosos, que me conforte y disponga para los triunfos en la dura milicia de esta vida, para el logro feliz de vivir y morir en vuestra gracia, y gozar después la pacífica posesión del reino de vuestra gloria. Amén.


Clara luz, cuya luz es claramente
          Esmero del poder omnipotente.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Lirio a quien el candor de su hermosura
       Dio la gracia en rocíos de luz pura.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Ara de aquel Cordero inmaculado,
       Que vivo se nos da sacramentado.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Remedio universal del cristianismo,
          Y terror del feroz mahometismo.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

A vuestra clara protección clamamos
        Los que con fe tan clara la esperamos.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…





DÍA NOVENO.

ORACIÓN.
Poderoso Dueño y el más fino Esposo de las almas, que para ostentar con ellas los benignos excesos de vuestro infinito amor enviáis de Sion la vara de vuestro excelso poder, manifestando los prodigios sobre la tierra para consuelo y alivio de toda criatura, y para crédito de vuestra verdad infalible obrasteis en vuestra adorada esposa Clara uno de los mayores de vuestra gracia divina, colocando con singularidad en sus liberales manos la esclarecida virtud de los milagros antiguos, para que obrando sobre la naturaleza, y multiplicando las cosas con que a todos favorecía, volase por el mundo la fama de su incomparable virtud, y todos aclamasen y adorasen en su mano el fuerte dedo de Dios: ejecutad, Señor , en mi corazón y alma la excelente y heroica maravilla de que me desnude de todos los afectos y resabios de la tierra, que mortifique mis apetitos desordenados y corrija la libertad de mis sentidos, para que, como quien ha sido creado para el cielo, no aspire a otra cosa en mi vida que a daros gusto, sirviéndoos con amor y temor para poseeros en la eterna felicidad. Amén.


Clara, milagro nuevo en lo asombrosa,
        Y asombro antiguo en ser tan milagrosa.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Libre os dio el poderío eterno el Dueño,
       Para ser de su diestra el desempeño.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Argos sois, y no hay parte en que no asista
         Al consuelo vuestra ansia con su vista.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Riego copioso de cristal fecundo,
         Que con clara corriente ilustra al mundo
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.

Aclamen cielo y tierra con victoria
       Vuestra alta. Clara, Ines-plicable gloria.
 —Un Padre Nuestro y un Avemaría.


GOZOS…





NOVENA
COMPUESTAS
POR EL P. JOSE DE LA PURIFICACIÓN.
Madrid 1853.


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