lunes, 30 de abril de 2018

SANTA CATALINA De SIENA, virgen. (+ 1380) — 30 de abril.




   La bienaventurada virgen santa Catalina de Sena, esposa regalada de Jesucristo, nació en la ciudad de Sena, de padres virtuosos, que solo tenían lo necesario para pasar la vida. 


   Desde su más tierna infancia comenzó a resplandecer en ella la gracia de Dios; y apenas tenía cinco años, cuando subiendo o bailando alguna escalera de su casa se arrodillaba en cada escalón y decía el Ave María. 

   Siendo de seis años tuvo ya una visión celestial en que Jesucristo le echó su bendición, quedando ella tan transportada, que su hermano no podía volverla en sí. 

   Algunas niñas se le juntaban con deseo de oír sus dulces palabras, y ella las enseñaba y se encerraba con ellas y hacía que se disciplinasen en su compañía. 

   A los siete años hizo votos de perpetua virginidad, y cuando más tarde siendo de edad, la apretaban sus padres para que se casase, ella se cortó el cabello, que le tenía por extremo hermoso. 



   Por lo cual se enojaron mucho y la mandaron a las cosas de la cocina en lugar de la criada; más como un día la hallase el padre orando en el rincón de un aposento y viese sobre su cabeza una blanca paloma, le otorgó su permiso para dejar las cosas del mundo y tomar el hábito de las Hermanas de Penitencia, que le había ofrecido en una admirable visión el glorioso santo Domingo. 


   Después que se vio plantada en el jardín de la religión, fueron tan extraordinarias sus virtudes y tan excelentes sus dones celestiales, que no hay palabras con que puedan explicarse. 

   La trataba Jesucristo su esposo tan familiarmente, que siempre estaba con ella. Le daba algunas veces la sagrada comunión de su cuerpo y sangre; una vez le dio de beber de su costado, y en otra maravillosa aparición le puso en su lado izquierdo su Corazón divino, dejándole en la misma parte una prodigiosa herida. 


   La adornó además con toda suerte de gracias y prodigios, y eran tantas las gentes que venían a verla y con sola su presencia se compungían, que el sumo pontífice dio al confesor de la virgen y a dos compañeros suyos amplia facultad de absolver a los que luego se querían confesar: y por ser tan grande la fama de sus virtudes, Gregorio XI y Urbano VI, se sirvieron de ella en negocios gravísimos de la cristiandad, y la enviaron por embajadora suya. 


   Finalmente a la edad de treinta y tres años murió diciendo aquellas palabras de Jesucristo: Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu.



    
   Reflexión: Un día se apareció Jesucristo a esta santa llevando dos coronas en las manos, una de oro finísimo y otra de espinas y le dijo que escogiese cual quería. 

   « ¡Señor! respondió ella, yo quiero en esta vida la que escogisteis para Vos» y diciendo esto tomó la de espinas y se la puso tan apretadamente en su cabeza, que luego sintió grandes dolores. 


   Por esta causa se representa la imagen de santa Catalina de Sena coronada de espinas. Imitémosla nosotros, llevando siquiera con paciencia los trabajos que nos envían el Señor y las cruces con que se digna probar nuestra fidelidad. 

   Si el divino Redentor se te apareciese, y te ofreciese la cruz de esos trabajos que padeces, ¿no la abrazarías con mil acciones de gracias? 

   Pues entiende que es voluntad suya que la lleves siquiera con paciencia y resignación, para que asemejándote en algo a tu soberano modelo crucificado, puedas después gozar con El en la gloria.


   Oración: Concédenos, oh Dios todopoderoso, que pues celebramos el nacimiento al cielo de tu bienaventurada virgen Catalina, nos alegremos santamente con su anual solemnidad y nos aprovechemos del ejemplo de su eminente virtud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

domingo, 29 de abril de 2018

LOS SANTOS CLETO Y MARCELINO, papas y mártires. (+ 96. + 304.) — 26.de abril.




El tercer vicario de nuestro Señor Jesucristo sobre la tierra fué el glorioso pontífice y mártir san Cleto. Fué natural de Roma y convertido a la fe por el príncipe de los apóstoles san Pedro; el cual, viéndole varón espiritual, prudente y celoso, le ordenó de obispo y le tomó por coadjutor, así como a san Lino que fué el segundo pontífice. 

   Gobernaba san Cleto santísimamente la Iglesia; mas habiendo sucedido a Vespasiano y Tito su hijo, el viciosísimo emperador Domiciano, que entre otras maldades que cometió se hizo llamar dios, persiguió a los cristianos que no le reconocían por tal, y en un solo día hizo millares de mártires. 


   En esta persecución, que fué la segunda que padeció la Iglesia, fué preso y cargado de cadenas el glorioso pontífice san Cleto, y en el día 26 de abril alcanzó la corona del martirio, habiendo tenido la silla apostólica doce años, siete meses y dos días. 

   Le sepultaron los cristianos junto al apóstol san Pedro, y se conserva su cuerpo en el Vaticano. 

   En este mismo día celebra la Iglesia el martirio del papa san Marcelino, el cual fué natural de Roma e hijo del prefecto, y sucedió en el pontificado a san Cayo asimismo papa y mártir, siendo emperadores Diocleciano y Maximiano. En este tiempo se levantó la décima persecución contra la Iglesia, que fué la más brava y más cruel de todas, porque en espacio de un mes murieron por Cristo en diversas provincias más de diez y siete mil mártires con tan atroces y exquisitos tormentos, que solo el demonio los pudiera inventar. 



   
   Y porque durante esta persecución, recibía el santo benignamente a los que espantados con las amenazas y el terror de los suplicios habían ofrecido incienso a los falsos dioses y después arrepentidos de su culpa le pedían el perdón y la penitencia, no faltaron malvados censores que rigurosamente osasen juzgar y condenar la paternal blandura del santo pontífice: lo cual fue ocasión para que más tarde le infamasen diciendo calumniosamente que el mismo santo, vencido también del temor de los tormentos había sacrificado a los ídolos, y hecho después penitencia de su pecado, ofreciéndose de su voluntad al martirio.
   Mas lo que hubo fué, que habiendo sido preso juntamente con otros tres santos llamados Claudio, Cirino y Antonino, por sentencia del emperador fué como ellos decapitado. 

   Se dejaron por orden del juez los cadáveres insepultados, hasta que san Marcelo los recogió a los treinta y tres días, y con acompañamiento de los presbíteros y diáconos, y con himnos y antorchas les dio honrosa sepultura en el cementerio de santa Priscila en la vía Salaria.



   Reflexión: No es maravilla que en aquellas cruelísimas persecuciones algunos fieles, vencidos por la inhumanidad y duración de los tormentos, se rindiesen a la voluntad de los tiranos.
   El ser vencidos era efecto de la fragilidad del hombre; el vencer, prodigio de la fortaleza de Dios. Pero así como es propio de la humana flaqueza el caer, también lo es dé la gracia de Cristo, levantar al caído.
   Por esta causa instituyó el Señor el sacramento de la penitencia, donde el pecador alcanzase remisión de sus pecados por muchos y graves que fuesen, con solo confesarlos con un corazón contrito y humillado.
   ¿Por qué pues no hemos de humillarnos, si hemos pecado? ¿No vale más confesar ahora humildemente nuestras culpas, que padecer la vergüenza de ellas cuando se manifiesten a todo el mundo en el día del juicio, y caer en una eterna confusión?


   Oración: Suplicamos, Señor, que en la fiesta de tus pontífices y mártires Cleto y Marcelino, merezcamos su poderosa protección, y que por su intercesión sean gratas a tu divina Majestad nuestras oraciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



miércoles, 25 de abril de 2018

SAN MARCOS, evangelista y mártir. (+ 64.) — 25 de abril.




   El glorioso evangelista y mártir de Cristo san Marcos fué hebreo de nación, y como algunos autores escriben, de la tribu de Leví y uno de los setenta y dos discípulos del Señor. 

   Acompañó al apóstol san Pedro, que le llama en sus epístolas hijo carísimo, y por su grande espíritu y gracia en el hablar, le tomó por intérprete para que explicase más copiosamente los profundos misterios de Cristo, que él en pocas palabras anunciaba.

   Y como los fieles que por la predicación de San Pedro se habían convertido en Roma, deseaban tener por escrito lo que de él habían oído, rogaron a san Marcos que escribiese el Evangelio de la manera que lo había oído de la boca de san Pedro; y el santo apóstol lo aprobó y con su autoridad lo confirmó y mandó que se leyese en la iglesia.

San Pedro predicando en presencia de San Marcos 

   Habiendo pasado el santo evangelista algunos años en Roma, tomó la bendición de su padre y maestro san Pedro, y por su orden se partió a Egipto, llevando consigo el Evangelio que había escrito para predicarles a aquellas gentes bárbaras y supersticiosas. 

 Descubrió primero aquella luz del cielo a los de Cirene, Pentápolis y otras ciudades; y vino después a Alejandría como a cabeza de toda aquella provincia y más necesitada de aquella divina luz.

   Allí edificó una iglesia al Señor con nombre de San Pedro su maestro que aún vivía; y fueron tantos los que se convirtieron a la fe de Jesucristo, así de los judíos que moraban en aquellas partes, como de los mismos egipcios, que presto se formó una admirable cristiandad, en la cual florecían maravillosamente todas las virtudes que el Señor enseñaba en su santo Evangelio; porque todos los fieles vivían entre sí con gran paz y conformidad, no había entre ellos pobres, porque a todos se daba lo que habían menester; ni ricos, porque los que lo eran dejaban sus riquezas para uso de los demás, y todos eran entre sí un alma y un corazón.

   Otros muchos había que dando libelo de repudio a todas las cosas de la tierra poblaban los montes y desiertos de Egipto, y vivían con tan extremada santidad, que no parecían hombres, sino ángeles vestidos de carne mortal.

   No pudieron sufrir tanta luz los ojos flacos de los gentiles y determinaron dar muerte a san Marcos como a destruidor de sus templos y enemigo de sus dioses, y a los 24 de abril, que era día de domingo para los cristianos, y para los gentiles de una fiesta que celebraban a su dios Serapis, hallando al santo evangelista diciendo Misa, le prendieron, y echándole una soga a la garganta le arrastraron por las calles.


   Lo encerraron después en la cárcel, y venida la mañana siguiente le arrastraron de nuevo por lugares ásperos y fragosos hasta que dio su espíritu al Señor.


*

   Reflexión: Así murió el glorioso evangelista san Marcos, sellando también con su sangre el santo Evangelio que nos dejó escrito, para que nadie pudiese imaginar  con algún color de razón que quisiese engañar a los hombres. 

   Este es el mismo Evangelio que predicaba en Roma el príncipe de los apóstoles san Pedro, el cual a su vez dio la vida en confirmación de la verdad de Cristo, muriendo en cruz con la cabeza abajo.

   Recuerden, pues, estos hechos, los despreocupados de nuestros días, y entiendan que si niegan el santo Evangelio solo porque es contrario a sus pasiones, con aquellos sellos de sangre apostólica, se firmó también la sentencia de su condenación.


   Oración: Oh Dios, que ensalzaste a tu bienaventurado evangelista Marcos por la gracia de la predicación del santo Evangelio; concédenos que nos aprovechemos de su santa doctrina, y seamos protegidos por su poderosa intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.


martes, 24 de abril de 2018

SAN FIDEL de SIGMARINGA, mártir. (+ 1622.)— 24 de abril.




El apostólico varón y glorioso mártir de Cristo, san Fidel nació de padres nobles y católicos en la ciudad de Sigmaringa que está en la Suevia, en el obispado de Constancia.

   Después de haber estudiado las letras humanas y el derecho civil y canónico en la universidad de Friburgo, se disgustó del tumulto y peligros del foro, y trocó la toga de abogado por el hábito de los padres capuchinos.


      El día del patriarca san Francisco vistió el tosco sayal del Padre de los pobres.

  Celebró su primera misa con gran concurso y edificación del pueblo, y le destinaron los superiores al sagrado ministerio de la palabra divina, y el santo con estilo llano y desnudo de adornos retóricos, pero con gran fuerza de espíritu y eficacia de razones, predicó el divino Evangelio por las principales ciudades de Alemania, ganando para Jesucristo innumerables pecadores.

   Socorría a los pobres con copiosas limosnas que pedía a las personas ricas y caritativas, y habiendo sido inficionado de una enfermedad contagiosa el ejército austríaco que estaba acuartelado en aquellas provincias, asistía a los soldados, curándoles las llagas, dándoles de comer por su mano, y administrando los sacramentos de la Iglesia a los que estaban en peligro de muerte. 


Le llamó el Señor a la conversión de los calvinistas Grisones, y la congregación de Propaganda Fíde escogió por cabeza y Prefecto de aquella ardua misión a nuestro santo, el cual con increíbles trabajos redujo a la verdadera fe a muchos herejes, aun de los más principales y nobles del país. 

   Mas los infernales ministros de Calvino fingiendo que querían también convertirse llamaron un día al santo para que les predicase la verdad católica en la iglesia de Servís. 

   Llegó el apostólico misionero a aquel lugar, y habiendo celebrado aquel día la Misa con extraordinario fervor, subió al pulpito donde halló un billete que decía: “Hoy predicarás y no más”. 


   No desmayó el santo con este anuncio de muerte; antes con la misma fuerza de espíritu y apostólica libertad predicaba la verdad católica, cuando de improviso entraron en la iglesia muchos hombres armados. Disparó uno de ellos su fusil contra el santo misionero, y aunque no acertó a herirle, entendió el santo que era ya llegada la hora suspirada de dar la vida por Cristo, y por la salud de sus hermanos. 


   Bajando pues de la sagrada cátedra, se postró delante del altar mayor, donde encomendó su alma en las manos de Dios, y para evitar un nuevo sacrilegio de los herejes, salió de la iglesia por una puerta que estaba al lado de ella. Entonces como lobos sedientos de sangre se echaron sobre él los herejes y le asesinaron bárbaramente con veintitrés heridas, mientras rogaba, como san Esteban, por los que le daban la muerte.



   Reflexión: Se llamaba el glorioso san Fidel, con el nombre de Marco que le habían puesto en el bautismo: más el día en que se vistió la librea de Cristo, y tomó el hábito de religión, tomó el nombre de Fidel para recordar continuamente la fidelidad con que había de servir a Dios; y por esta causa solía escribir en la primera página de todos sus libros aquellas palabras de la Sagrada Escritura que dicen: 

   «Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida.»
   Seámoslo también nosotros, perseverando en la santa fe y en las buenas obras hasta la muerte para que podamos oír de los labios del eterno Juez aquellas palabras: ¡Ea, siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor!


   Oración: Oh Dios, que te dignaste adornar con la palma del martirio y con gloriosos milagros al bienaventurado Fidel, abrasado de celo en la propagación de la verdadera fe: te rogamos por sus méritos e intercesión que fortalezca con tu gracia nuestra fe y caridad, de manera que merezcamos ser hallados fieles en tu servicio hasta la muerte. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 


FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

lunes, 23 de abril de 2018

SAN JORGE, mártir. (+ 290.) —23 de abril.




   El valeroso capitán y glorioso mártir de Cristo san Jorge fue natural de Capadocia, e hijo de padres nobles y ricos. Siendo ya mozo y de muy gentil disposición y grandes fuerzas, siguió la milicia y vino a ser tribuno o maestre de campo y miembro del consejo del emperador Diocleciano, el cual no sabiendo que era cristiano, quería honrarle mucho en el ejército y servirse de él en cosas grandes y hazañosas. 


   Sucedió, pues, que habiendo propuesto Diocleciano a sus consejeros y ministros la voluntad que tenía de acabar con atroces tormentos a los cristianos, todos aprobaron la determinación del emperador, menos san Jorge, que con admirable elocuencia y libertad dijo que era grande injusticia condenar a tales hombres solo porque daban culto al «verdadero Dios». Se levantó entonces el cónsul Majencio y dijo a Jorge: «Bien se conoce que debes ser uno de los principales jefes de esa secta.»

   Respondió san Jorge: «Sí: cristiano soy.»

   Entonces el emperador procuró desviarle de aquel propósito, poniéndole delante la flor de su juventud, su nobleza, riqueza y gallardía, y también los favores que de él había recibido, y los daños que se le podían seguir si despreciara a los dioses del imperio. Mas como no hiciesen mella en aquel pecho armado de Dios promesas ni amenazas, el día siguiente mandó el tirano atormentar al soldado de Cristo, con una rueda armada por todas partes de puntas aceradas que despedazaban sus carnes, en cuyo suplicio oyó una voz del cielo que le dijo: «Jorge, no temas, que yo estoy contigo.»


   Y el santo mártir padeció aquellos y otros exquisitos tormentos con tan grande serenidad que muchos se convirtieron maravillados de aquella soberana fortaleza, y entre ellos dos Pretores, llamados Anatolio y Protoleo, los cuales fueron descabezados por Cristo.

   Hallaron después al invicto mártir milagrosamente curado de sus heridas, y como el emperador volviese a exhortarle a ofrecer incienso a Apolo: «Vamos al templo si quieres, le dijo el santo, y veamos qué dioses adoráis.»


    Entraron en el templo y estando todos mirando a san Jorge, él se llegó a la estatua de Apolo, y extendiendo la mano, le preguntó: «Dime, ¿eres Dios?» «No soy Dios», respondió la estatua, y el santo, haciendo la señal de la cruz, le reprendió diciendo: «Pues, ¿cómo osas estar aquí en mi presencia?»


   Se oyeron entonces en el templo alaridos y aullidos dolorosos, y con grande espanto de todos, cayeron los ídolos y se hicieron pedazos. Informado el emperador del suceso, y movido de los sacerdotes de los ídolos que pedían a voces la muerte de aquel grande hechicero, y del gran número de gentiles que se convirtieron al ver caídos y desmenuzados los falsos dioses por la palabra de san Jorge, le mandó degollar, y en este suplicio alcanzó la gloriosa palma de los mártires.


   Reflexión: El martirio de san Jorge fue muy ilustre y muy celebrado en todas las iglesias del Oriente y Poniente; y el haber sido militar este santo fué causa de que la gente de guerra le invocase contra sus enemigos. En la batalla que el rey don Pedro I de Aragón dio en los campos de Alcaraz a los moros de Huesca, apareció san Jorge a caballo; y lo mismo sucedió al rey don Jaime el Conquistador en el castillo de Puig de Enesa, y en el sitio de Alcoy. Y para representar el favor que recibieron de san Jorge las poblaciones libertadas de sus fieros enemigos, le pintaron a caballo, atravesando con la lanza un fiero dragón y defendiendo de él a una doncella que invoca al santo.



   
   Oración: Oh Dios, que nos alegras con los merecimientos y con la intercesión de tu bienaventurado mártir san Jorge, concédenos que consigamos por tu gracia los beneficios que pedimos por tu intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.

Martirologio Romano 23 de abril.





—Santo Jorge, mártir;







—Félix, presbítero, y sus compañeros, Fortunato y Aquileo, diáconos, mártires;






—Adalberto, obispo y mártir;






Valerio, Anatolio, Glicerio, Donato y Terino, mártires, convertidos por San Jorge.


 —Gerardo, obispo y confesor;


—Marolo, obispo de Milán; 





Gil,arzobispo de Tiro;


—Diogeniano, obispo de Albí;


—Valerio, Beatos Gil, compañero de San Francisco;


—Alejandro Saull, obispo y confesor.


—Santa Pusinna, virgen.


—Beata Elena, viuda.




SANTOS FÉLIX, FORTUNATO Y AQUILEO, mártires.




— Félix era presbítero y los otros dos, diáconos. Los tres fueron enviados por San Ireneo a Valencia de Francia, para predicar el Evangelio. Lograron numerosas conversiones, pues con ellos estaba Dios, que realizaba por sus medios continuos y estupendos milagros. Se retiraron a una soledad para llevar vida más perfecta. De ella fueron sacados violentamente por las tropas del emperador Caracalla, hijo de Septimio Severo, que había decretado la quinta persecución contra los cristianos. Fueron los tres encarcelados; pero durante la noche se les apareció un ángel, rompió sus cadenas y les ordenó que destruyeran las estatuas de los ídolos. Las puertas de los templos se les abrieron por sí solas, y así pudieron reducir a polvo las estatuas de Júpiter, Mercurio y Saturno. En presencia ya del tribunal, dijo Félix al capitán Cornelio estas claras y terminantes palabras: «Si estos dioses tuviesen algún poder para protegernos, lo hubiera empleado ellos para defenderse a sí mismos cuando caían hechos polvo al solo nombre de nuestro Dios y Señor».

   Atormentaron cruelmente a los Santos con azotes y, atadas piernas y manos, los colocaron sobre ruedas erizadas de púas, a las que daban vueltas con gran velocidad. Los pusieron luego en el potro, bajo el cual encendieron una hoguera, y, finalmente, les cortaron la cabeza en la misma ciudad de Valencia, el 23 de abril del año 212.




SAN ADALBERTO, obispo y mártir.




— Nació en Praga, capital de Bohemia, de padres nobles y piadosos, quienes lo ofrecieron al Señor en agradecimiento por habérselo dado y curado luego maravillosamente de una enfermedad mortal. Estudió las letras divinas en Magdeburgo, de donde volvió a su ciudad natal con un arsenal de conocimientos y una dosis tan grande de virtud, que por ellos fué elegido obispo de la capital del reino, a pesar de su repugnancia en aceptar el cargo. Pero la infidelidad, el desacato y aun las pullas de sus diocesanos le obligaron a abandonar el puesto, y eso por dos veces. Pudo así recorrer los pueblos de Hungría, Polonia y Prusia; mas predicó en desierto. El público infiel de Prusia se arrojó sobre él y le mató, mientras Adalberto imploraba misericordia para sus asesinos. El triunfo de este Santo tuvo lugar el 23 de abril del año 997.





SANTA PUSINNA, virgen.


— Nació en Champaña, región francesa, a mediados del siglo V, y fué criada muy religiosamente por sus piadosos padres. Ya desde niña se dio Pusinna a la vida de oración y penitencia, y consagró a Dios su virginidad. Retirada a una celda solitaria, en la que pasaba las horas entregada a ayunos, penitencias y vigilias, influyó poderosamente en la transformación de los pueblos merced a la conducta ejemplar de muchas otras jóvenes por ella instruidas y formadas en el camino de la santidad. Dios la purificó más y más con una larga enfermedad que le arrebató la vida el 23 de abril. 




“EL SANTO DE CADA DÍA”

POR
EDELVIVES