miércoles, 5 de agosto de 2020

NOVENA A SANTA FILOMENA. VIRGEN Y MÁRTIR. DÍA TERCERO.





—COMENZAMOS: 3 de agosto.



—FINALIZAMOS: 11 de agosto. (festividad de la Santa).









Oración para todos los días.



—Por la señal de la Santa Cruz…



   Dios y Señor mío, a quien los Ángeles y Santos alaban y bendicen en el cielo, y los justos sirven y veneran en la tierra, Vedme aquí postrado a vuestros pies lleno de confusión y con un gran dolor de todas mis culpas; pésame Señor de haberos ofendido por ser vos quien sois y porque mis pecados me han alejado de vos, que sois mi único bien, y mi única esperanza. No más pecar, mi Dios; primero morir que ofenderos; antes bien quiero consagrarme a vuestro servicio, y resarcir en cuanto pueda todo lo mal hecho hasta ahora. Muchas veces resolví buscaros y me extravié; deseé amaros, y troqué el afecto; andaba tras de un placer infinito, y el mas liviano me entretenía y disipaba; dadme fuerzas, Señor, en esta hora para empezar de veras a ser todo vuestro. Hacedme sordo si el mundo me llama; fuerte, si la carne me incita, precavido, si el enemigo común acecha mi pobre alma. Vos me habéis dicho que pida y recibiré, que llame y se me abrirá la puerta; por eso pido como menesteroso, y vengo a buscaros a vuestra Santa Casa; y aunque estoy seguro de esta promesa divina, me valgo al mismo tiempo del valimiento que goza en el cielo la castísima Virgen y esforzada Mártir Santa Filomena; con la confianza de que además de agradaros, serán así mejor despachadas todas mis Súplicas.


   ¡Oh Santa mía!, que ignorada por tantos siglos has sido hallada en el nuestro para avivar la fe, alentar la esperanza y encender la caridad, siendo tu devoción un especial auxilio que el Señor ha concedido a los fieles en estos tristes tiempos, no deseches la oración de este tu pobre siervo. Sobre todas las cosas, lo que más deseo, y lo que más me importa, es la salvación de mi alma, como hijo de la Iglesia me afligen también las persecuciones que sufre de sus enemigos esta Sta. Madre. Tal vez para ello y para estos tiempos de tribulación ha sido elevada a tan alta dignidad en el cielo. Habla, pues, al Rey de la Majestad, y hablándole salvarás al pueblo que á tí se acoge y librarás la Iglesia de tantos enemigos que la hacen cruda guerra: bien sabes, Santa mía, que tu Esposo Jesús es rico en misericordia, y que como tal, quiere repartir sus riquezas particularmente con el pobre y desvalido; ninguno lo es más que yo, pues falto de todo tengo que pedir no solo por mis necesidades particulares, que son muchas, sino también por otras generales que la caridad hace mías; si consigo del Señor el remedio de ellas, como lo espero, en esta Santa Novena, yo prometo serle muy agradecido y muy devoto tuyo, hasta que libre de tan penosa vida pueda en tu compañía alabarle y bendecirle en el cielo. Amén.




—Se rezará tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.




—Cada uno pedirá en particular lo que intente conseguir de la Santa en esta Novena. Después se dirá la oración especial de cada día.









DÍA TERCERO.



   ¡Oh bienaventurada Santa Filomena!, que a pesar de tu frágil condición y pocos años, fuiste una de aquellas almas en las que parece que el Señor quiere ostentar la fuerza de su poder, hasta elevarte al cielo con admiración del mundo para ser allí como una virtud angélica, cuyos oficios son el obrar prodigios en la tierra: oye la oración de un corazón angustiado y lleno de amargura; el primer prodigio que yo pido, ¡oh Santa mía!, es el que alcances de tu querido Esposo y mi Redentor Jesús, que está mi alma deje de ser como lo ha sido y lo es, tierra yerma y sequedad , y que produzca al punto fruto de bendición; que no le falte el riego de la divina palabra, ni el calor de la caridad, ni la luz del cielo para que con ella se ahuyenten las malas bestias. ¡Hartas almas se pierden! Bien lo sabes ¡oh gloriosa Filomena!; que no sea la mía una de ellas. Este temor mío se aumenta porque el enemigo de la salvación va sembrando por todas partes la cizaña de la mala doctrina, valiéndose de maestros de perdición, y de libros que de mil modos inficionan. Esta es, ¡oh Santa mía!, una de las grandes necesidades de la iglesia, y una de las que más reclaman tu poderosa protección. En la paz misma, que al parecer se experimenta, sentimos mayor amargura; pues, aunque no se publican contra los fieles iguales edictos a los que debiste la corona de Mártir, la persecución no es menos tenaz, y sí mucho más peligrosa; ojalá seas tú aquella, mujer esforzada, que con el apoyo del Señor salvó por si sola a todo su pueblo, y puso en confusión a sus enemigos: hasta conseguir esta gracia, yo no cesare de clamar y pedir todos los días de mi vida. Amén.





ADVERTENCIA: Para este día y demás de la Novena.


—Consistiendo la verdadera Religión, según decía Tertuliano, en imitar lo que veneramos, convendría en cada un día de la Novena ejercitar alguna virtud particular o hacer alguna obra buena; por eso al final de cada oración se indicará algo de esto y puede variarse según la necesidad de cada uno, o según el consejo del confesor: y con el parecer del mismo se deberá confesar y comulgar en uno de los días, y podría ser conveniente el séptimo.




—En este día se practicarán algunos actos de humildad considerando el gran poder de Dios y la nada de nuestra naturaleza, añadiendo a ellas tres veces el Gloria Patri en honor de SANTA FILOMENA.







GOZOS A SANTA FILOMENA.



FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.


Desde tus primeros años,
Te consagraste al Esposo;
Del mundo vil y enojoso,
Despreciaste los engaños.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Absorta el alma en amor,
En amor puro y divino,
De su cueva el rico vino,
Le pediste con candor.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Como no sabe negarse,
Ni regatear sus caricias,
Con el vino de delicias
Pudo tu alma allí saciarse
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

¡Oh qué vino! ¡qué dulzura!
¡Qué regalo tan sabroso!
¡Oh que Dios tan amoroso
Con la pobre criatura!
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Desde aquel feliz momento,
A esta Esposa agradecida
Le era tediosa la vida,
Y muy gustoso el tormento.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Mil vidas por ti daría
¡Oh Jesús, Esposo amado!
Pídemelas de contado:
Así la Virgen decía.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Un tirano muy brutal,
Que a la sazón gobernaba.
A FILOMENA acechaba
Con amor sucio y carnal.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Llena de horror FILOMENA
Renueva su votó santo,
De emperatriz el encanto
Pospone a cualquiera pena.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

A las caricias rigores
Se suceden de consuno;
Mas su Esposo es solo uno,
Y por él busca dolores.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Azotes de mano fiera,
La prisión, denuestos ciento,
Todo se emplea al intento,
Y la Virgen, Virgen era.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

De saetas traspasada
Fué con rabia y con furor;
Ni el agua entibió su amor,
Por eso fué degollada.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Aquella sangre preciosa,
Mientras su alma voló al Cielo,
Con su cuerpo acá en el suelo
Estuvo bajo una losa.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Mugnano del Cardinale
Hoy conserva este tesoro;
La sangre cual perlas y oro,
Aparece en un cristal.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

El de la humilde cabaña,
El del palacio suntuoso,
El sabio y el no estudioso
Si aquesto ve no se engaña.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Postrados de admiración
Ante el altar de la Santa
La pena no les espanta,
Y aguardan la curación.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

En países aún lejanos,
Y en trabajos diferentes,
A la santa los pacientes
Levantan sus ambas manos.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

El que admirable en la altura
Se muestra acá prodigioso,
Oyendo al menesteroso.
Por FILOMENA lo cura.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.


Mil himnos de bendición,
Mil cantares de alegría
Resuenen en este dia
No perdamos la ocasión.


Filomena, a ti clamamos
Como esperanza y consuelo:
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.



—Ora pro nobis Sancta Philomena.


—Ut digni efficiamur promissionibus Christi.




NOVENARIO AÑO 1848.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario