lunes, 3 de agosto de 2020

NOVENA EN HONOR A SAN CAYETANO DE THIENE. QUINTO DÍA.





COMENZAMOS: 29 de julio.


FINALIZAMOS: 6 de agosto.


FESTIVIDAD: 7 de agosto.





NOVENA AL GLORIOSO SAN CAYETANO DE THIENE, PARA IMPLORAR POR SU INTERCESIÓN LA SALUD DEL ALMA Y CUERPO EN TODO TIEMPO, Y MUY EN PARTICULAR EN TIEMPO DE ALGUNA CALAMIDAD.



 
Por la señal de la Santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.
     



PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.



   Glorioso San Cayetano, amigo de Jesús, Redentor del linaje humano, y amigo también de María Santísima, madre de los hombres, ¿a quién puedo acudir mejor para alcanzar el remedio de mis males tanto del alma como del cuerpo, que a Vos tan allegado de los dos personajes en cuyas manos están los tesoros de gracia y de naturaleza? Vos, santo mío, si queréis, podéis reparar los percances que me afligen. No espero que me despreciéis en este momento que acudo a Vos confiado en vuestro valimiento y patrocinio. ¿Puede retraeros de consolarme el ver en mí alguna falta que tenga enojada a la Divina justicia y que la obligue a castigarme? ¡Oh San Cayetano!, no os detenga esto. A la presencia del Señor me humillo, y reconociéndome pecador, digo con todas las veras de mi alma: Dios mío, perdón, pésame de haberos agraviado, por ser Vos quien sois, bondad inmensa. Concededme la gracia, y ahora muy en particular para rendir culto a vuestro especial amigo San Cayetano, por cuya intercesión espero obtener de Vos en esta novena el bien que deseo, y al fin de mi vida el descanso de mi alma en vuestra compañía eternamente en la gloria. Amén.








DÍA QUINTO (2 de agosto). 



MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN INSPIRAR A LOS HOMBRES LA DEVOCIÓN A JESUCRISTO SACRAMENTADO.


   Era tanto el amor que San Cayetano tenía al Santísimo Sacramento del Altar que no podía dejar, siempre que se lo permitían sus ocupaciones, de visitarle ora estando patente en alguna iglesia, ora estando reservado. ¡Cuántas horas del día y cuántas noches enteras pasaba arrodillado a su divina presencia, rindiéndole los homenajes de adoración y gratitud que corresponden a su soberana Majestad! Era de tal naturaleza el amor de San Cayetano hacia Jesucristo en el Santísimo Sacramento, que de continuo nacían y renacían en su corazón deseos ardentísimos de que todas las criaturas humanas le amasen y reverenciasen a fin de que fuese perpetua su adoración. Raras eran las personas con quienes hablase Cayetano, que no oyesen de la boca del Santo algunas aspiraciones en loor y engrandecimiento del Santísimo. Consideraba San Cayetano que, siendo el Sacramento del Altar memorial perenne de la sagrada Pasión del Redentor, debía estar siempre presente a los ojos de la carne y del espíritu. Por eso exponía con frecuencia a la pública veneración llamando a todos los hombres a visitarle y adorarle, mayormente en los días de conflicto. Para tales casos, y durante las turbulencias de Italia, fomentó la oración de cuarenta horas en aquel reino en forma de rogativa, a fin de que estudiasen de esta manera la humildad, munificencia y amor de Jesucristo en esta grandiosa obra de su omnipotencia divina. ¡Cuán saludables fueron los beneficios de paz interior y exterior que alcanzó del Cielo por este medio! Cesaron las turbulencias, se reconciliaron los ánimos hasta entonces mal avenidos, y dominaron los principios de sana moral y de creencia religiosa.


   No despreciéis, cristianos, este comportamiento de San Cayetano en el amor y adoración a Jesús Sacramentado, el cual deseaba llevasen todos. Imitándole, experimentareis dulcedumbre en vuestro interior; y paz y buen vivir entre vuestros semejantes, cuyos dones no sabréis conocer y apreciar sino guiados por la fe y por la caridad, virtudes enseñadas y recomendadas por Jesucristo autor del Santísimo Sacramento.



EJEMPLO: El caso que sigue demuestra igualmente el celo que San Cayetano tenía de la Iglesia por residir en ella el Santísimo Sacramento. Dice: «En la iglesia de San Pablo en Nápoles, y a vista de las Reliquias de San Cayetano, se atrevió un hombre sacrílego a hurtar a cierta dama una alhaja de oro, valiéndose del concurso que asistía a una fiesta. Se apartó contento de haber logrado el lance, pero al querer salir se halló inmoble, fue a buscar otra puerta, y le sucedió lo mismo, y así hasta la cuarta, pues tantas son las puertas de aquel templo. Cayó entonces en que aquel embarazo procedía del Santo, quien no quería se violase su templo, y así reconocido de su atrevimiento, lo declaró a un Padre, y todo lo que le sucedía, entregando la alhaja para que se restituyese a su dueño, por donde logró recobrarla, y el ladrón la salida de la iglesia, que había profanado con tal desacato». Vida de San Cayetano, edic. de 1723, pág. 515.







—Se rezará nueve veces el Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri con una aspiración antes de cada uno:


¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de los pecadores! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de los herejes e infelices! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación de los justos en el estado de la gracia! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por el sostén y extensión de la Iglesia Católica! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la pureza y por la defensa de los ministros del santuario! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la paz entre los reinos católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la salud de todos los fieles cristiano-católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación y aumento de los frutos de la tierra! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por todos los enfermos agonizantes, a fin de que mueran en el ósculo del Señor! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
  



CONCLUSIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


    Poderosísimo San Cayetano, a vuestro honor y ensalzamiento se ha dirigido este piadoso ejercicio. Si no ha llegado al pie de vuestro altar con toda aquella devoción que el Señor requiere en tales actos, haya para nosotros indulgencia, santo mío; mirad que somos todos miserables hijos de un padre prevaricador. Y en este concepto, según lo bueno que haya en nuestra oración, y en atención a los méritos de la Pasión de Jesucristo, tomad interés por nuestro bien, especialmente por la salud de nuestras almas. No nos abandonéis, ¡oh glorioso San Cayetano! Hoy más que nunca miradnos con ojos de compasión. Impetrad del trono de la Trinidad santísima el perdón de nuestras iniquidades que tan irritado tienen al Cielo contra nosotros, alcanzadnos la amistad divina con que seamos bendecidos durante la vida en este destierro, y coronados después de la muerte con la diadema de la inmortalidad en el reino de la gloria. Amén.





ORACIÓN DE SAN CAYETANO PARA EL REMEDIO DE LAS MAYORES NECESIDADES


   Mira, Señor y Padre santísimo, desde tu santuario, y sublime morada celestial esta sacrosanta Hostia que ofrece nuestro Sumo Pontífice Hijo tuyo y Señor nuestro, por los pecados de sus hermanos: aplácate, no obstante las muchas maldades del mundo; atiende a la voz de la Sangre de nuestro hermano Jesucristo que clama a ti desde la Cruz: otorga, Señor, nuestros ruegos: aplácate Señor, y concédenos lo que te pedimos; no des largas por ser Tú quién eres, Dios mío, pues tu santo Nombre ya se invocó sobre tu pueblo; y haz con nosotros según tu misericordia. Amén.





GOZOS AL GLORIOSO SAN CAYETANO

 

Conde en Venecia nacisteis,
Y en la juventud florida
Deudos y honras de esta vida
Por pobre desconocisteis:
Pues en Dios, gran veneciano,
Lográis nobleza mayor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
  
Vuestra patria os aclamaba,
Ya por santo entre niñeces,
Y en vos ciertas solideces
De la virtud admiraba:
Pues disteis muestras enano
De agigantado valor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
 
La pobreza y abstinencia
Como apóstol abrazasteis,
Y a vuestros hijos mandasteis
Vivir de la providencia:
Y siempre con larga mano
Os socorría el Señor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
  
Humilde en los hospitales
Servíais a los dolientes,
Sanando sus accidentes
Incurables o mortales:
Y pues poder soberano
Os ha dado el Redentor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
  
En Roma puso María
A Jesús en vuestros brazos,
Logrando en tiernos abrazos,
Tan amable compañía:
Y pues depósito Pífano
Fuisteis del mismo Criador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
 
Fuiste insigne penitente,
Tanto que según decíais,
Vuestro cuerpo aborrecíais
Como al demonio insolente.
Pues sois del mundo liviano
Constante perseguidor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
     
Vuestro aspecto prodigioso
Todos los vicios destruye,
Y de vuestra imagen huye
El espíritu alevoso:
Pues del infernal villano
Sois firme espanto y terror,
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
Un Moro porque votó
Retener vuestra figura,
De una prisión cruel, y dura
Felizmente se libró:
Pues sois aun del más pagano
Amable consolador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
Muchas almas acosadas
De venérea tentación
Deja vuestra intercesión
Dichosamente libradas:
Pues sobresale a lo humano
Vuestro virgíneo candor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
Dais esfuerzo, luz, y guía
Al más triste agonizante,
Y al enfermo vacilante
Suspendéis la frenesía:
Para que como cristiano
Muera contrito de amor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
   
En los partos laboriosos
Dais feliz alumbramiento,
Trocando en alegre acento
Los suspiros dolorosos:
Pues nunca el devoto en vano
Imploró vuestro favor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
El conyugal desconsuelo
Por falla de sucesión,
Alivias grato Patrón
Si es conveniente su anhelo:
Que cuando el deseo es vano
No os merece por fiador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.


      
Antífona:


Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os añadirá.



. Bajo la sombra de tus alas protégenos, San Cayetano.



. Sé nuestro refugio en la tribulación.


 
ORACIÓN


   Suplicámoste, Señor, que no nos falte en nuestras necesidades la intercesión de tu bienaventurado confesor San Cayetano, para que experimentemos continuamente el auxilio de aquél que respetuosamente veneramos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



—En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


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