lunes, 10 de agosto de 2020

NOVENA A SANTA FILOMENA. VIRGEN Y MÁRTIR. DÍA OCTAVO.





—COMENZAMOS: 3 de agosto.


—FINALIZAMOS: 11 de agosto. (festividad de la Santa).








Oración para todos los días.



—Por la señal de la Santa Cruz…



   Dios y Señor mío, a quien los Ángeles y Santos alaban y bendicen en el cielo, y los justos sirven y veneran en la tierra, Vedme aquí postrado a vuestros pies lleno de confusión y con un gran dolor de todas mis culpas; pésame Señor de haberos ofendido por ser vos quien sois y porque mis pecados me han alejado de vos, que sois mi único bien, y mi única esperanza. No más pecar, mi Dios; primero morir que ofenderos; antes bien quiero consagrarme a vuestro servicio, y resarcir en cuanto pueda todo lo mal hecho hasta ahora. Muchas veces resolví buscaros y me extravié; deseé amaros, y troqué el afecto; andaba tras de un placer infinito, y el mas liviano me entretenía y disipaba; dadme fuerzas, Señor, en esta hora para empezar de veras a ser todo vuestro. Hacedme sordo si el mundo me llama; fuerte, si la carne me incita, precavido, si el enemigo común acecha mi pobre alma. Vos me habéis dicho que pida y recibiré, que llame y se me abrirá la puerta; por eso pido como menesteroso, y vengo a buscaros a vuestra Santa Casa; y aunque estoy seguro de esta promesa divina, me valgo al mismo tiempo del valimiento que goza en el cielo la castísima Virgen y esforzada Mártir Santa Filomena; con la confianza de que además de agradaros, serán así mejor despachadas todas mis Súplicas.


   ¡Oh Santa mía!, que ignorada por tantos siglos has sido hallada en el nuestro para avivar la fe, alentar la esperanza y encender la caridad, siendo tu devoción un especial auxilio que el Señor ha concedido a los fieles en estos tristes tiempos, no deseches la oración de este tu pobre siervo. Sobre todas las cosas, lo que más deseo, y lo que más me importa, es la salvación de mi alma, como hijo de la Iglesia me afligen también las persecuciones que sufre de sus enemigos esta Sta. Madre. Tal vez para ello y para estos tiempos de tribulación ha sido elevada a tan alta dignidad en el cielo. Habla, pues, al Rey de la Majestad, y hablándole salvarás al pueblo que á tí se acoge y librarás la Iglesia de tantos enemigos que la hacen cruda guerra: bien sabes, Santa mía, que tu Esposo Jesús es rico en misericordia, y que como tal, quiere repartir sus riquezas particularmente con el pobre y desvalido; ninguno lo es más que yo, pues falto de todo tengo que pedir no solo por mis necesidades particulares, que son muchas, sino también por otras generales que la caridad hace mías; si consigo del Señor el remedio de ellas, como lo espero, en esta Santa Novena, yo prometo serle muy agradecido y muy devoto tuyo, hasta que libre de tan penosa vida pueda en tu compañía alabarle y bendecirle en el cielo. Amén.



—Se rezará tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.



—Cada uno pedirá en particular lo que intente conseguir de la Santa en esta Novena. Después se dirá la oración especial de cada día.








 DÍA OCTAVO.



   ¡Oh ilustre Virgen Santa Filomena!, que, enseñada desde tus primeros años por aquel Señor, que se complace en hacer eruditas las lenguas de los niños, y entontecer a los falsos sabios, supiste apreciar aquella doctrina divina, atesorando por lo mismo altísimos conocimientos del cielo, hasta llegar a ser como un Querubín lleno de verdadera ciencia, alcánzame, que se destierren las tinieblas de mi entendimiento; que aborrezca toda literatura que no me lleve hacia Dios; y que no halle consuelo, ni placer en ningún escrito, en el que no suene muchas veces el dulcísimo nombre de tu Esposo y mi Redentor Jesús. Pídele también que olvide las ignorancias de mi juventud y que se clave en mi corazón aquella verdad eterna, por la que nos dice «que la sabiduría no entrará en alma malvada, ni en cuerpo esclavo de la culpa.» Por lo mismo quiero, desde ahora, empezar a temer al Señor, que este es el principio de la verdadera ciencia, y a estudiar su santa ley, conociendo sobre todas las cosas a Dios Padre y a su Santísimo Hijo Jesucristo; que este es, y no otro, el camino para lograr la bienaventuranza, poder decir en ella, lleno de consuelo; bendígote, Padre y Señor mío, que por la intercesión de tu Esposa Filomena me has descubierto estas cosas, siendo yo como era un pequeñuelo, las has reservado escondidas a los grandes, que solo confiaron en su prudencia; estos son, Santa mía, mis deseos y estas mis esperanzas, las que con tu protección no serán fallidas. A sí sea. Amén.






ADVERTENCIA: Para este día y demás de la Novena.




—Consistiendo la verdadera Religión, según decía Tertuliano, en imitar lo que veneramos, convendría en cada un día de la Novena ejercitar alguna virtud particular o hacer alguna obra buena; por eso al final de cada oración se indicará algo de esto y puede variarse según la necesidad de cada uno, o según el consejo del confesor: y con el parecer del mismo se deberá confesar y comulgar en uno de los días, y podría ser conveniente el séptimo.




—En este día se repasarán algunos capítulos del catecismo, o algún capítulo de la Santa Biblia, según el estado y condición de cada uno; puede establecerse en este día la práctica de alguna lectura espiritual diaria, que es para el alma lo que la comida para el cuerpo, añadiendo a ellas tres veces el Gloria Patri en honor de SANTA FILOMENA.






GOZOS A SANTA FILOMENA.


FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.


Desde tus primeros años,
Te consagraste al Esposo;
Del mundo vil y enojoso,
Despreciaste los engaños.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Absorta el alma en amor,
En amor puro y divino,
De su cueva el rico vino,
Le pediste con candor.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Como no sabe negarse,
Ni regatear sus caricias,
Con el vino de delicias
Pudo tu alma allí saciarse
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

¡Oh qué vino! ¡qué dulzura!
¡Qué regalo tan sabroso!
¡Oh que Dios tan amoroso
Con la pobre criatura!
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Desde aquel feliz momento,
A esta Esposa agradecida
Le era tediosa la vida,
Y muy gustoso el tormento.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Mil vidas por ti daría
¡Oh Jesús, Esposo amado!
Pídemelas de contado:
Así la Virgen decía.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Un tirano muy brutal,
Que a la sazón gobernaba.
A FILOMENA acechaba
Con amor sucio y carnal.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Llena de horror FILOMENA
Renueva su votó santo,
De emperatriz el encanto
Pospone a cualquiera pena.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

A las caricias rigores
Se suceden de consuno;
Mas su Esposo es solo uno,
Y por él busca dolores.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Azotes de mano fiera,
La prisión, denuestos ciento,
Todo se emplea al intento,
Y la Virgen, Virgen era.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

De saetas traspasada
Fué con rabia y con furor;
Ni el agua entibió su amor,
Por eso fué degollada.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Aquella sangre preciosa,
Mientras su alma voló al Cielo,
Con su cuerpo acá en el suelo
Estuvo bajo una losa.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Mugnano del Cardinale
Hoy conserva este tesoro;
La sangre cual perlas y oro,
Aparece en un cristal.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

El de la humilde cabaña,
El del palacio suntuoso,
El sabio y el no estudioso
Si aquesto ve no se engaña.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

Postrados de admiración
Ante el altar de la Santa
La pena no les espanta,
Y aguardan la curación.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

En países aún lejanos,
Y en trabajos diferentes,
A la santa los pacientes
Levantan sus ambas manos.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.

El que admirable en la altura
Se muestra acá prodigioso,
Oyendo al menesteroso.
Por FILOMENA lo cura.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.


Mil himnos de bendición,
Mil cantares de alegría
Resuenen en este dia
No perdamos la ocasión.


Filomena, a ti clamamos
Como esperanza y consuelo:
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.



—Ora pro nobis Sancta Philomena.



—Ut digni efficiamur promissionibus Christi.




NOVENARIO AÑO 1848.


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