sábado, 1 de agosto de 2020

NOVENA EN HONOR A SAN CAYETANO DE THIENE. CUARTO DÍA.




COMENZAMOS: 29 de julio.



FINALIZAMOS: 6 de agosto.



FESTIVIDAD: 7 de agosto.




NOVENA AL GLORIOSO SAN CAYETANO DE THIENE, PARA IMPLORAR POR SU INTERCESIÓN LA SALUD DEL ALMA Y CUERPO EN TODO TIEMPO, Y MUY EN PARTICULAR EN TIEMPO DE ALGUNA CALAMIDAD.





 
Por la señal de la Santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


     


PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.



   Glorioso San Cayetano, amigo de Jesús, Redentor del linaje humano, y amigo también de María Santísima, madre de los hombres, ¿a quién puedo acudir mejor para alcanzar el remedio de mis males tanto del alma como del cuerpo, que a Vos tan allegado de los dos personajes en cuyas manos están los tesoros de gracia y de naturaleza? Vos, santo mío, si queréis, podéis reparar los percances que me afligen. No espero que me despreciéis en este momento que acudo a Vos confiado en vuestro valimiento y patrocinio. ¿Puede retraeros de consolarme el ver en mí alguna falta que tenga enojada a la Divina justicia y que la obligue a castigarme? ¡Oh San Cayetano!, no os detenga esto. A la presencia del Señor me humillo, y reconociéndome pecador, digo con todas las veras de mi alma: Dios mío, perdón, pésame de haberos agraviado, por ser Vos quien sois, bondad inmensa. Concededme la gracia, y ahora muy en particular para rendir culto a vuestro especial amigo San Cayetano, por cuya intercesión espero obtener de Vos en esta novena el bien que deseo, y al fin de mi vida el descanso de mi alma en vuestra compañía eternamente en la gloria. Amén.







 DÍA CUARTO (1º de agosto).   




MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN INSPIRAR A TODOS LOS HOMBRES LA DEVOCIÓN A LA SAGRADA PASIÓN DE JESUCRISTO.



   ¿Qué objeto puede haber más digno de la atención, amor y devoción de un cristiano, que aquel por medio del cual se recaban del Cielo mayores gracias? Siendo la Pasión sagrada de Jesucristo, como manantial que es de todas las gracias que se derraman sobre el linaje humano, el mayor objeto a cuya consideración y gratitud debe entregarse el verdadero hijo de Dios; por esto San Cayetano tomó con particular empeño en presentarla blanco de los tiernos afectos del corazón de todo justo, y de todo pecador arrepentido. Cristo, padeciendo por la salud y redención de los hombres, era frecuente asunto de sus conversaciones y pláticas: la Vía sacra, ejercicio que hacía practicar todos los días a sus hijos y a los que vivían bajo su dirección; y la agonía y la muerte de Jesús pendiente del sacro madero en el monte Calvario, quería San Cayetano fuesen la más atendible materia de la oración. El fin que el santo patriarca se proponía en la práctica de esta sagrada obra era mover a ternura y lágrimas de pura contrición al pecador, considerando que sus enormes iniquidades fueron la causa de aquel sangriento drama; y a excitar en el justo inalterable fortaleza en medio de los padecimientos de este valle de lágrimas, y muy en particular de los desprecios y persecuciones que tienen que sufrir de los malos. ¡Qué laudable empeño el de San Cayetano en esta parte! ¡Qué saludables efectos había de producir obra tan santa y de singular agrado al Redentor en el corazón de los que la practicaban!



   Obsérvalo en tí mismo, ¡oh, pecador arrepentido! Mientras contemplas a Jesús crucificado, ¿no puedes dejar de reconocer que la misericordia de Dios hecho hombre, fue grande para contigo? Y obsérvalo tú también, ¡oh, alma justa! y dirás: ¡mucho tengo que aprender de Dios, que revestido de la carne mortal y pasible sufrió hasta el último suspiro por la salud de todas las criaturas humanas siendo inocente!





EJEMPLO: «Empleado Cayetano, en cierta ocasión, en las dolorosas meditaciones de la Pasión de Jesucristo, andaba como vacilante entre aflicción y gozo, porque ya le acongojaban las amarguras, ya le recreaba el Señor con celestiales consolaciones. Una vez se le apareció el Salvador en la misma lastimosa figura como le retrata el profeta Isaías, afeado y despreciado como el más abatido de los hombres, hecho Varón de dolores, y cargado con nuestras enfermedades, como lo representaba en la Cruz que oprimía sus sagrados hombros. Entristecido Cayetano al ver espectáculo tan lastimoso, quisiera aliviar al Señor de tan gravoso peso, pero su temeroso encogimiento le detenía, hasta que apareciendo su grande amigo el seráfico P. San Francisco, le animó y convidó a que arrimase el hombro, para ayudar a llevar la cruz al Redentor. Así lo ejecutó, y halló por experiencia ser en compañía de Cristo, ligero el más grave trabajo, y entendió vivamente el sentido de sus sagradas palabras, cuando dijo: Mi yugo es suave, y mi carga ligera. Diósele también a entender al Santo con esta maravillosa visión lo mucho que había de cooperar con su religión a la salud de las almas rescatadas con la Sangre preciosa del Redentor». Vida de San Cayetano, edic. de 1723, pág. 362.





—Se rezará nueve veces el Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri con una aspiración antes de cada uno:



¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de los pecadores! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de los herejes e infelices! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación de los justos en el estado de la gracia! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por el sostén y extensión de la Iglesia Católica! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la pureza y por la defensa de los ministros del santuario! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la paz entre los reinos católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la salud de todos los fieles cristiano-católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación y aumento de los frutos de la tierra! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.


¡Oh San Cayetano, rogad por todos los enfermos agonizantes, a fin de que mueran en el ósculo del Señor! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
  



CONCLUSIÓN PARA TODOS LOS DÍAS




    Poderosísimo San Cayetano, a vuestro honor y ensalzamiento se ha dirigido este piadoso ejercicio. Si no ha llegado al pie de vuestro altar con toda aquella devoción que el Señor requiere en tales actos, haya para nosotros indulgencia, santo mío; mirad que somos todos miserables hijos de un padre prevaricador. Y en este concepto, según lo bueno que haya en nuestra oración, y en atención a los méritos de la Pasión de Jesucristo, tomad interés por nuestro bien, especialmente por la salud de nuestras almas. No nos abandonéis, ¡oh glorioso San Cayetano! Hoy más que nunca miradnos con ojos de compasión. Impetrad del trono de la Trinidad santísima el perdón de nuestras iniquidades que tan irritado tienen al Cielo contra nosotros, alcanzadnos la amistad divina con que seamos bendecidos durante la vida en este destierro, y coronados después de la muerte con la diadema de la inmortalidad en el reino de la gloria. Amén.





ORACIÓN DE SAN CAYETANO PARA EL REMEDIO DE LAS MAYORES NECESIDADES



   Mira, Señor y Padre santísimo, desde tu santuario, y sublime morada celestial esta sacrosanta Hostia que ofrece nuestro Sumo Pontífice Hijo tuyo y Señor nuestro, por los pecados de sus hermanos: aplácate, no obstante las muchas maldades del mundo; atiende a la voz de la Sangre de nuestro hermano Jesucristo que clama a ti desde la Cruz: otorga, Señor, nuestros ruegos: aplácate Señor, y concédenos lo que te pedimos; no des largas por ser Tú quién eres, Dios mío, pues tu santo Nombre ya se invocó sobre tu pueblo; y haz con nosotros según tu misericordia. Amén.




GOZOS AL GLORIOSO SAN CAYETANO
 



Conde en Venecia nacisteis,
Y en la juventud florida
Deudos y honras de esta vida
Por pobre desconocisteis:
Pues en Dios, gran veneciano,
Lográis nobleza mayor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
  
Vuestra patria os aclamaba,
Ya por santo entre niñeces,
Y en vos ciertas solideces
De la virtud admiraba:
Pues disteis muestras enano
De agigantado valor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
 
La pobreza y abstinencia
Como apóstol abrazasteis,
Y a vuestros hijos mandasteis
Vivir de la providencia:
Y siempre con larga mano
Os socorría el Señor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
  
Humilde en los hospitales
Servíais a los dolientes,
Sanando sus accidentes
Incurables o mortales:
Y pues poder soberano
Os ha dado el Redentor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
  
En Roma puso María
A Jesús en vuestros brazos,
Logrando en tiernos abrazos,
Tan amable compañía:
Y pues depósito Pífano
Fuisteis del mismo Criador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
 
Fuiste insigne penitente,
Tanto que según decíais,
Vuestro cuerpo aborrecíais
Como al demonio insolente.
Pues sois del mundo liviano
Constante perseguidor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
     
Vuestro aspecto prodigioso
Todos los vicios destruye,
Y de vuestra imagen huye
El espíritu alevoso:
Pues del infernal villano
Sois firme espanto y terror,
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
Un Moro porque votó
Retener vuestra figura,
De una prisión cruel, y dura
Felizmente se libró:
Pues sois aun del más pagano
Amable consolador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
Muchas almas acosadas
De venérea tentación
Deja vuestra intercesión
Dichosamente libradas:
Pues sobresale a lo humano
Vuestro virgíneo candor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
Dais esfuerzo, luz, y guía
Al más triste agonizante,
Y al enfermo vacilante
Suspendéis la frenesía:
Para que como cristiano
Muera contrito de amor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
   
En los partos laboriosos
Dais feliz alumbramiento,
Trocando en alegre acento
Los suspiros dolorosos:
Pues nunca el devoto en vano
Imploró vuestro favor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
    
El conyugal desconsuelo
Por falla de sucesión,
Alivias grato Patrón
Si es conveniente su anhelo:
Que cuando el deseo es vano
No os merece por fiador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.



      
Antífona:


Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os añadirá.



. Bajo la sombra de tus alas protégenos, San Cayetano.




. Sé nuestro refugio en la tribulación.



 
ORACIÓN



   Suplicámoste, Señor, que no nos falte en nuestras necesidades la intercesión de tu bienaventurado confesor San Cayetano, para que experimentemos continuamente el auxilio de aquél que respetuosamente veneramos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.




—En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.



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