Traducción
a partir del libro L’Année Pieuse, del padre Francisco de Ligny, publicado en
Amiens por la imprenta de Alfredo Caron en 1851.
DÍA SÉPTIMO: A las once, Jesús traicionado por Judas.
PENSAMIENTOS PRÁCTICOS
Considera, alma mía, que Jesús, sabiendo que el hombre que había
de entregarle llegaba al huerto con los soldados, va a su encuentro. Judas se
acerca, inmediatamente con descaro y besa a su maestro. Profundamente conmovido
por la perfidia de su Apóstol, Jesús le dijo dulcemente, menos para confundirlo
que para convertirlo: «¿Cómo, Judas, con un
beso traicionas al hijo del hombre?». Pero el Apóstol infiel
permanece insensible a una amonestación tan capaz de suscitar remordimientos en
su alma: la desesperación y el infierno fueron el precio de su horrible
traición. Si el pecado cava un abismo, sólo la desesperación puede cerrar la
puerta. ¿Cómo podemos desesperar de la
misericordia al ver a un Dios crucificado por nosotros?
ORACIÓN
Jesús, Salvador mío, si
todos los que se condenan causan gran dolor a vuestro Corazón, ¡qué dolor no sentisteis al ver perecer desgraciadamente
a Judas, incluso al pérfido Apóstol! Sólo quien conoce el alcance de
vuestro amor puede comprender cuál era entonces la amargura de vuestra Alma.
Esta pérdida fue tanto más sensible para Vos cuanto que le habíais dado a este
desgraciado muestras más particulares de vuestra extrema bondad. Lo habíais
colocado entre vuestros Apóstoles y amigos, lo establecisteis como depositario
de las limosnas que recibíais, y lo admitisteis en la muy reciente recepción de
vuestro adorable Cuerpo. Confiante de vuestros secretos y de vuestros consejos,
compañero de vuestros viajes, testigo de vuestros milagros, él olvida los
derechos sagrados de la amistad y del reconocimiento, entregándoos en manos de
vuestros verdugos que arden por derramar vuestra Sangre y acabar con vuestra
vida por horribles suplicios. Con una sola palabra podríais arrojar a este
traidor a lo más profundo del abismo; y, en el mismo momento en que Os
traiciona, le dais el dulce nombre de amigo, le hacéis sentir el horror de su
crimen con una dulzura y una ternura que ya no merecía. También
yo, Jesús mío, he entregado vuestra Sangre inocente a mis pasiones, he sido
ingrato y pérfido con mi benefactor: mi pecado es enorme, lo admito; pero,
lejos de entregarme a la desesperación y la apostasía, como Judas, espero en
vuestra misericordia; lejos de ofenderos con nuevos pecados, quiero llorar mis
viejas iniquidades, y hacerme cada vez más digno del beso de la paz, prenda de
reconciliación, que Vos habéis dignado concederme en el sacramento de la
penitencia.
PRÁCTICA
De vez en cuando durante el día, fija tu mirada en la imagen de Jesús crucificado y bésala con tierno amor. Haz con devoción el Vía crucis (Indulgencia plenaria).
ASPIRACIÓN
Señor Jesús, me amasteis hasta morir por mí; hacedme amaros al menos hasta el punto de vivir para Vos.
LETANÍA DE LA PASIÓN DE CRISTO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Jesús, que has instituido el santísimo Sacramento del altar en memoria de tu pasión, ten piedad de nosotros.
Jesús, que saliste del cenáculo para morir, ten piedad de nosotros.
Jesús, orando en el Olívete, ten piedad de nosotros.
Jesús, consolado por un ángel, ten piedad de nosotros.
Jesús, sudando sangre y agua, ten piedad de nosotros.
Jesús, vendido y traicionado por Judas, ten piedad de nosotros.
Jesús, apresado y atado por los soldados, ten piedad de nosotros.
Jesús, abandonado por tus discípulos, ten piedad de nosotros.
Jesús, presentado a Anás y Caifás, ten piedad de nosotros.
Jesús, golpeado por un criado, ten piedad de nosotros.
Jesús, acusado por falsos testigos, ten piedad de nosotros.
Jesús, juzgado digno de muerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, ultrajado, golpeado durante la noche, ten piedad de nosotros.
Jesús, negado tres veces por San Pedro, ten piedad de nosotros.
Jesús, despreciado por Herodes, ten piedad de nosotros.
Jesús, vestido con una túnica blanca, ten piedad de nosotros.
Jesús, a quien Barrabás fue preferido, ten piedad de nosotros.
Jesús, azotado, ten piedad de nosotros.
Jesús, magullado por nuestros crímenes, ten piedad de nosotros.
Jesús, vestido con púrpura, ten piedad de nosotros.
Jesús, coronado de espinas, ten piedad de nosotros.
Jesús, golpeado con una caña, ten piedad de nosotros.
Jesús, presentado al pueblo, ten piedad de nosotros.
Jesús, condenado a muerte por Pilato, ten piedad de nosotros.
Jesús, entregado a la voluntad de los judíos, ten piedad de nosotros.
Jesús, cargado con la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, conducido al Calvario, ten piedad de nosotros.
Jesús, despojado de tus ropas, ten piedad de nosotros.
Jesús, atado a la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, levantado en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, que oraste por tus enemigos, ten piedad de nosotros.
Jesús, puesto en el rango de malhechores, ten piedad de nosotros.
Jesús, blasfemado en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, que prometiste paraíso al buen ladrón, ten piedad de nosotros.
Jesús, que recomendaste a tu Madre a San Juan, ten piedad de nosotros.
Jesús, abandonado por tu Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, ebrio de vinagre en tu sed, ten piedad de nosotros.
Jesús, que dijiste: Todo está consumado, ten piedad de nosotros.
Jesús, que has encomendado tu alma a tu Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, obediente hasta la muerte en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, muerto en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, traspasado con una lanza, ten piedad de nosotros.
Jesús, que manifestaste tu poder después de tu muerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, descendido de la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, sepultado, ten piedad de nosotros.
Sednos propicio, perdónanos Señor.
Sednos propicio, escúchanos Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la pestilencia, del hambre y de la guerra, líbranos, Señor.
De todo peligro del alma y del cuerpo, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tus trabajos y tus vigilias, líbranos, Señor.
Por tus dolorosos azotes, líbranos, Señor.
Por tu coronación de espinas, líbranos, Señor.
Por tu sed, tus lágrimas y tu desnudez, líbranos, Señor.
Por tu preciosa muerte y tu Cruz, líbranos, Señor.
Por tu Preciosísima Sangre, líbranos, Señor.
Por tus santísimas llagas, líbranos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
℣. Adorémoste, oh Cristo, y bendecímoste.
℟. Porque redimiste al mundo por tu Cruz.
ORACIÓN
Adorable Jesús, sufriendo y muriendo por Amor por nosotros, concédenos la gracia de sufrir contigo y por Ti; para que, viviendo, sufriendo y muriendo en Tu Amor, seamos eternamente felices Contigo y en Ti. Amén.
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