domingo, 30 de junio de 2024

MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 28: "DEMOS HOY GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA NATURALEZA".

 


Dispuesto por el Padre Félix Sardá y

 Salvany y publicado en Barcelona

 por la Tipografía Católica en 1879,

 con aprobación eclesiástica.




TODOS LOS DÍAS



Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN


   ¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

 


MEDITACIÓN DÍA 28

 

DEMOS HOY GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA NATURALEZA

 

I

  

   Estos últimos días del mes de Junio los dedicaremos a la acción de gracias. Nada más digno de un corazón noble que el agradecimiento por los beneficios recibidos, y por desgracia nada más olvidado por el común de los cristianos.

 

   Fijémonos hoy únicamente en lo que debemos a Dios en el orden de la naturaleza. Dones suyos son esta existencia que tengo, y los medios mil con que su bondad me conserva todos los días y me la embellece. La luz que me alumbra, el pan que me sustenta, el agua que templa mi sed, el sueño que repara mis fuerzas, la creación entera que me rodea, todo ha sido puesto a mi disposición para que me sirva y me regale y me ayude a la consecución de mi nobilísimo fin. Si amanece y si anochece, si cambian las estaciones, si da la tierra sus cosechas, si resplandece en el firmamento el sol, si tiene peces el mar, y fieras la tierra, y aves el aire, si reinan en todo el orden y la providencia más admirables, por mí lo hizo, por mí lo ordenó Dios en admirable conjunto.

 

   ¿Hay corazón capaz de entonar al Supremo Hacedor el himno debido al acción de gracias por tales y tan estupendas maravillas? Sí le hay. En el Sagrado Corazón de Jesús tiene el hombre un medio seguro con que mostrarse agradecido. ¡Oh supremo dador! ¡todo bien! ¡Lo que nuestra lengua es incapaz de deciros, lo que nuestro corazón es pequeño para sentir como se debe, por nosotros os lo canta eternamente y os lo satisface con infinito amor e infinitas alabanzas el Sagrado Corazón de Jesús! En Él, pues, y por Él, con Él os seremos eternamente reconocidos. Mirad, Padre celestial, el Corazón de vuestro Hijo, y pagaos y satisfaceos con tan soberano don.

   

Medítese unos minutos.

  

II

  

   Los beneficios de Dios no nos han sido hechos una sola vez, sino que nos siguen, nos rodean, nos acompañan como luminosa atmósfera de amor en todos los instantes de nuestra vida. No resplandece más fijamente el astro del día cada mañana en el horizonte, de lo que brilla continuamente sobre mí la inefable bondad de Dios, Hasta en los males que con su adorable designio permite su Providencia sobre la tierra, encuentro motivos de agradecimiento. Porque aun prescindiendo del bien último, a cuya consecución me están infaliblemente ordenados, si de ellos me valgo, como cumple, a los designios de su soberana voluntad, ¿qué tesoros de paz y de consuelo no derrama su benéfica mano sobre cualquiera de mis tribulaciones? ¿No he hallado mil veces ser cierta aquélla expresión de que nunca se me muestra más Padre Dios que cuando me aflige? ¿Y aun sin eso, no es verdad que la sola consideración de los muchos males de que me saca libre cada día su bondad, exige de mí un continuo y amoroso reconocimiento? La enfermedad que no tengo, la persecución que no sufro, la privación que no me mortifica, son beneficios negativos, pero ¿son por eso menos apreciables? ¿Quién sino Dios tiene extendida como un escudo su mano sobre mí para librarme de tantas angustias como aquejan a otros hermanos míos?

 

   ¡Oh Sagrado Corazón! A Vos agradezco tan inestimables beneficios, para que me sirváis ante el Padre celestial de intérprete de este mi afectuoso agradecimiento. Pase por Vos, Jesús mío, mi gratitud y adquiera en el encendido fuego de vuestro Corazón las cualidades que la hagan digna de ser admitida por el Supremo Dispensador de tantos bienes.

 

   Niño soy, Dios mío, os diré con un Profeta; y no sé hablar de Vos como merecen vuestra bondad y grandeza. Hablen por mí los armoniosos acentos de gratitud y alabanza que salen eternamente del Corazón de vuestro Hijo y suplan ellos mi ruindad y cubra mi insuficiencia.

  

Medítese, y pídase la gracia particular.

 

 

 

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

 

 

   Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

 

   ¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, ¡oh soberano Maestro!, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia. ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: “Venid a Mí, … Aprended de Mí ... Pedid, llamad ...” A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

 

—Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

 

 

LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

 

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

      

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

     

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

     

Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.

   

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.

 

 . Jesús, manso y humilde de Corazón.

. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

 

ORACIÓN


   ¡Oh Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón! haz que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.

 

   Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. 

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 


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