Dispuesto por el Padre Félix Sardá y
Salvany y publicado en Barcelona
por la Tipografía Católica en 1879,
con aprobación eclesiástica.
TODOS LOS DÍAS
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos Señor
✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre,
y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor
por nosotros! Aquí
nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e
implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan
bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar
vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
EN EL SAGRADO CORAZÓN
HALLAREMOS LA MEJOR HONRA
I
Se llaman ilustres y
honrados según el mundo los que obtienen por sus merecimientos o por su fortuna
el favor de los príncipes, y tienen libre entrada y valioso influjo en los
palacios de los poderosos. A los tales se miran por la generalidad
con admiración mezclada de secreta envidia: más que
por sus riquezas y poderío se les señala por el lustre que rodea su nombre, por
el esplendor en que viven sus familias, por la consideración y respeto que les
tienen sus conciudadanos, y, no obstante, ¡cuán fugaz y pasajera es esta gloria
humana, y cuán fácilmente se trueca en olvido, y quizá en espantosa desgracia!
Llenas andan las historias de esas catástrofes de la humana vanidad; más de una
vez se han tocado en un mismo día los extremos de la mayor elevación y de la
mayor ignominia; el trono quizá ayer, y hoy el cadalso.
No es tal la gloria y el
honor, que a sus servidores concede el Sagrado Corazón de Jesús. Los
válidos y favoritos de este generoso Monarca no pierden nunca la gracia real,
si no renuncian a ella espontáneamente con un voluntario apartamiento. Son
admitidos a su más dulce intimidad, y poseen cerca de Él la más omnímoda
influencia. De su recomendación pueden servirse para alcanzar del Padre cuanto
les fuera conveniente para sí o para sus hermanos; ni se mostró más blando y
dadivoso con los suyos aquel antiguo José, de los que con nosotros quiere
mostrarse nuestro hermano mayor Jesucristo. A los
que le hayan hecho fielmente la corte en vida, promete el asiento junto a sí
para juzgar al mundo en el supremo tribunal. A
los que por suyo le hayan tenido acá entre los hombres, promete Él reconocerles
por suyos ante su Padre Celestial.
Medítese unos minutos.
II
Si gloria y honores y real
privanza ambicionas, alma mía, ambiciona ésta que sólo puede darte el Sagrado
Corazón. Oye lo que dijo a sus discípulos, y en
ellos a todos nosotros: «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo ignora lo de su
señor; os llamaré, sí, amigos, porque todo lo que, de mi Padre recibí, lo
comuniqué a vosotros». ¿Qué príncipe de la tierra habló jamás así a un vasallo a quien
quisiese honrar?
Así lo reconozco, Jesús mío, y por esto en adelante no quiero ya
otra gloria ni otro honor que los que resultan de serviros a Vos. Guárdense los
reyes sus palacios, los cortesanos su codiciado influjo, los poderosos las
mercedes con que honran a sus amigos. Téngase estos engañosos favores, que tan
caros se compran y tan fácilmente se pierden.
No excitará ya mi codicia el brillo de los pomposos arreos, de los
elevados puestos, del esclarecido renombre, del aura popular incierta y
veleidosa.
¡Oh Jesús mío! Quien
como Vos vive, éste alcanza la mayor privanza: quien puede llamarse vuestro,
éste adquiere el más distinguido título de honor. Ni más deseo, ni quiero pasar
por menos. Sea ésta mi principal nobleza. La cruz, la herida cruel y la corona
de espinas que mostráis en vuestro Corazón, he aquí mis blasones, únicos que me
han de dar a conocer en el juicio por cortesano de vuestro palacio. Ambicioso
soy, Jesús mío, y no me contento con menos que con reinar junto a Vos en la
gloria que preparáis a vuestros escogidos. Dadme cada día más de esos
verdaderos honores, y haced los alcance un día en vuestro reino celestial.
Medítese, y pídase la
gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE
CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros
pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis
dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo
Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como
fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que
generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.
¡Mirad que soy muy pobre,
dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico
le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, ¡oh soberano Maestro!, y necesito de vuestras divinas
enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia.
¡Mirad que
soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y
necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de
mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad.
De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis
cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio:
“Venid a Mí, … Aprended
de Mí ... Pedid, llamad ...” A
las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del
mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme
en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
eternidad. Amén.
—Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro,
Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de
la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, ten
piedad de nosotros.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del
mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten
piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que
eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo
del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
formado por el Espíritu Santo en el seno de la
Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido
substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de
majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo
santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de
Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno
ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno
de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo
de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y
centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
en quien están encerrados todos los tesoros de la
sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya
plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado
de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico
para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado
de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho
obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima
de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud
de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia
de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros,
Señor.
℣.
Jesús, manso
y humilde de Corazón.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
ORACIÓN
¡Oh
Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado
manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón! haz
que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos
desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy
amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de
los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia
en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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