Dispuesto por el Padre Félix Sardá y
Salvany y publicado en Barcelona
por la Tipografía Católica en 1879,
con aprobación eclesiástica.
TODOS LOS DÍAS
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos Señor
✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre,
y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor
por nosotros! Aquí
nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e
implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan
bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar
vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
MEDITACIÓN DÍA 29
DEMOS HOY GRACIAS AL
SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA GRACIA
I
Si pródiga se ha mostrado conmigo la mano de
Dios en el orden natural, no se lo ha mostrado menos en el orden de la gracia,
o sea, el de los medios sobrenaturales que me ha concedido por mi justificación
y para mi salvación eterna.
En el centro de su Iglesia me ha hecho nacer como un hermoso jardín que
riegan caudalosos ríos y fecundan a todas horas abundantes lluvias. El Bautismo
con que me inició en la vida sobrenatural, los demás Sacramentos con que ella
me robustece y sustenta, los santos ejemplos que para estímulo mío me hace
admirar de continuo en rededor, la voz de sus ministros, la enseñanza de los
buenos libros, los secretos toques con que ora despierta, ora aviva, ora quizá
hasta resucita mi corazón, ¿qué son sino ligera historia de los admirables
beneficios con que me va conduciendo su mano desde la cuna hasta la eternidad? Si
fijo mi consideración en lo que ha sido hasta aquí mi vida; si me detengo en
reflexionar sobre las causas que en cualquier período de ella han influido en
mis determinaciones para que fuere hoy lo que soy y no lo que por desgracia son
otros desventurados, no me hallo en todos mis pasos objeto de una tierna y
amorosa solicitud de mi buen Dios. Aquella palabra que
me hizo saludable impresión, aquella página que me hirió el alma, aquel ejemplo
que me alumbró de repente con vivos resplandores, ¿quién los disponía y hacía aparecer en
mitad de mi camino, sino la Providencia admirable de mi Dios que velaba por mí,
como madre tiernísima por el hijo que lleva en brazos?
¡Oh
Sagrado Corazón de Jesús! A Vos debo el manantial de estas gracias sinnúmero
ni medida, que sobre mi mal ha derramado la divina misericordia. Vuestras son,
porque Vos nos las habéis merecido, y proporcionado, porque es vuestro el
conducto por donde a su vez vuelen al Padre celestial los afectos de mi
pobre corazón.
Medítese unos minutos.
II
No hay minuto de mi vida en que no tenga
algo que agradecer a la infinita bondad y misericordia de mi Dios en orden a la
gracia. Más fácil fuera contar las estrellas
que tachonan el cielo en una noche serena, o las gotas de rocío que esmaltan el
prado en una fresca mañana de abril, que reducir a cifra las ilustraciones
superiores con que esclarece Dios constantemente la noche de mi vida, o las
gotas de rocío celestial con que ablanda y fecundiza la aridez de mi corazón.
La habitual distracción en que vivo y lo limitado de mi inteligencia, no me
permiten sondear como quisiera esos misterios de la operación de Dios en mi
alma por medio de la gracia multiforme; conocimiento completo de ella no la
tendré sino a la luz de la gloria en la eternidad feliz. Hoy sólo puedo
imperfectamente rastrearlos; pero, aun así, bástame sólo mediana consideración
de ellos, para que me confundan su inconmensurable riqueza, su magnífica
variedad, su poderosa eficacia. El estudio atento de mí mismo en una sola de
mis tentaciones a que haya felizmente resistido, me prestaría materia para
incesantes alabanzas a Dios. ¡y son tantas en el decurso del día, del mes, del año,
de la vida, son tantas esas crisis por qué ha pasado mi salvación eterna,
crisis que ha venido a resolver a favor mío una ayuda en quien entonces tal vez
ni siquiera pensaba!
¡Ah! La
eternidad misma no me parece bastante para agradecerte dignamente tales
muestras de amor de mi buen Dios. Vos podéis, Corazón Divino de mi amante
Jesús, llenar cumplidamente en mi nombre esta obligación sagrada. A Vos escojo
para que paguéis por mí esta deuda de reconocimiento. Tomad Vos, Jesús mío, los
votos de mi alma y presentadlos al Eterno Padre en unión del eterno himno de
gracias que en gloria suya le canta vuestro adorable Corazón.
Medítese, y pídase la
gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE
CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros
pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis
dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo
Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como
fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que
generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.
¡Mirad que soy muy pobre,
dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico
le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, ¡oh soberano Maestro!, y necesito de vuestras divinas
enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia.
¡Mirad que
soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y
necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de
mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad.
De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis
cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio:
“Venid a Mí, … Aprended
de Mí ... Pedid, llamad ...” A
las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del
mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme
en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
eternidad. Amén.
—Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro,
Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de
la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, ten
piedad de nosotros.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del
mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten
piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que
eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo
del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
formado por el Espíritu Santo en el seno de la
Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido
substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de
majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo
santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de
Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno
ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno
de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo
de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y
centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
en quien están encerrados todos los tesoros de la
sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya
plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado
de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico
para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado
de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho
obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima
de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud
de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia
de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros,
Señor.
℣.
Jesús, manso
y humilde de Corazón.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
ORACIÓN
¡Oh
Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado
manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón! haz
que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos
desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy
amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de
los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia
en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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