Traducción
a partir del libro L’Année Pieuse, del padre Francisco de Ligny, publicado en
Amiens por la imprenta de Alfredo Caron en 1851.
DÍA VIGESIMOQUINTO: «He ahí a tu hijo. He ahí a tu Madre».
PENSAMIENTOS PRÁCTICOS
Considera,
alma mía, que Jesús, habiendo agotado
todos los tesoros de su Amor, no le quedó más que una Madre afligida en la
tierra, y nos la da en la persona de San Juan: «He ahí a tu Madre». Recibe con gratitud esta prueba
tan sensible de la bondad de Jesús, y cree que Él no pudo dejarte, cuando
murió, una herencia más preciosa. María vio claramente que, al aceptar a San
Juan como hijo, adoptaba a todos los hombres para sus hijos; desde entonces
recibe un corazón de Madre para los pecadores, los mira como hijos de dolor a
quienes engendró al pie de la Cruz. Ama a tan buena Madre y
demuestra, con tus palabras y acciones, que eres Su hijo.
ORACIÓN
Oh María, Mediadora de
la paz entre Dios y los hombres, nuestro asilo y nuestra esperanza, Jesús selló
con Su Sangre en la Cruz el testamento de la reconciliación y de la gracia que
nos da derecho al cielo; y fuisteis Vos la colaboradora de esta gran obra, la
única digna de un Dios. ¡Ah! Si nuestra
perfidia pudo enfriar vuestro amor por nosotros, recordad el Calvario: es allí,
oh Reina de los dolores, donde nuestro
Salvador, a punto de expirar, poniéndonos en su lugar, por un exceso de caridad
incomprensible, nos entregó a Vos como a hijos en la persona de San Juan: «Mujer, aquí están tus hijos, te pertenecen, son fruto de tus
angustias y de tus dolores; expande tus entrañas maternas para recibirlos, sólo
te he hecho omnipotente para ganarlos a través de Ti para Mi Divino Corazón». Recomendaciones tan
urgentes, de un Hijo amado que agoniza, no pueden escapar a la memoria de una
Madre; no, Madre mía, no podéis dejarnos huérfanos, ante una Caridad sin igual.
¡Ah! Si algo podría atemperar vuestro dolor
en estos días de luto, serían especialmente los designios predilectos que Jesús
tuvo para nosotros al llenaros de ternura para con tus hijos. Los llamáis hacia
Vos por la dulzura de vuestras caricias, los calentáis con alegría en Vuestro
Corazón lleno de Amor. Con tanta
bondad, oh María, habéis conquistado nuestros corazones; estamos listos para
obedeceros, amaros y reverenciaros; y nuestra mayor felicidad es pertenecer a
Vos como hijos de una familia de la cual Vos eres el adorno y la gloria.
PRÁCTICA
De vez en cuando durante el día, fija tu mirada en la imagen de Jesús crucificado y bésala con tierno amor. Haz con devoción el Vía crucis (Indulgencia plenaria).
ASPIRACIÓN
Señor Jesús, me amasteis hasta morir por mí; hacedme amaros al menos hasta el punto de vivir para Vos.
LETANÍA DE LA PASIÓN DE CRISTO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Jesús, que has instituido el santísimo Sacramento del altar en memoria de tu pasión, ten piedad de nosotros.
Jesús, que saliste del cenáculo para morir, ten piedad de nosotros.
Jesús, orando en el Olívete, ten piedad de nosotros.
Jesús, consolado por un ángel, ten piedad de nosotros.
Jesús, sudando sangre y agua, ten piedad de nosotros.
Jesús, vendido y traicionado por Judas, ten piedad de nosotros.
Jesús, apresado y atado por los soldados, ten piedad de nosotros.
Jesús, abandonado por tus discípulos, ten piedad de nosotros.
Jesús, presentado a Anás y Caifás, ten piedad de nosotros.
Jesús, golpeado por un criado, ten piedad de nosotros.
Jesús, acusado por falsos testigos, ten piedad de nosotros.
Jesús, juzgado digno de muerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, ultrajado, golpeado durante la noche, ten piedad de nosotros.
Jesús, negado tres veces por San Pedro, ten piedad de nosotros.
Jesús, despreciado por Herodes, ten piedad de nosotros.
Jesús, vestido con una túnica blanca, ten piedad de nosotros.
Jesús, a quien Barrabás fue preferido, ten piedad de nosotros.
Jesús, azotado, ten piedad de nosotros.
Jesús, magullado por nuestros crímenes, ten piedad de nosotros.
Jesús, vestido con púrpura, ten piedad de nosotros.
Jesús, coronado de espinas, ten piedad de nosotros.
Jesús, golpeado con una caña, ten piedad de nosotros.
Jesús, presentado al pueblo, ten piedad de nosotros.
Jesús, condenado a muerte por Pilato, ten piedad de nosotros.
Jesús, entregado a la voluntad de los judíos, ten piedad de nosotros.
Jesús, cargado con la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, conducido al Calvario, ten piedad de nosotros.
Jesús, despojado de tus ropas, ten piedad de nosotros.
Jesús, atado a la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, levantado en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, que oraste por tus enemigos, ten piedad de nosotros.
Jesús, puesto en el rango de malhechores, ten piedad de nosotros.
Jesús, blasfemado en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, que prometiste paraíso al buen ladrón, ten piedad de nosotros.
Jesús, que recomendaste a tu Madre a San Juan, ten piedad de nosotros.
Jesús, abandonado por tu Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, ebrio de vinagre en tu sed, ten piedad de nosotros.
Jesús, que dijiste: Todo está consumado, ten piedad de nosotros.
Jesús, que has encomendado tu alma a tu Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, obediente hasta la muerte en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, muerto en la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, traspasado con una lanza, ten piedad de nosotros.
Jesús, que manifestaste tu poder después de tu muerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, descendido de la Cruz, ten piedad de nosotros.
Jesús, sepultado, ten piedad de nosotros.
Sednos propicio, perdónanos Señor.
Sednos propicio, escúchanos Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la pestilencia, del hambre y de la guerra, líbranos, Señor.
De todo peligro del alma y del cuerpo, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tus trabajos y tus vigilias, líbranos, Señor.
Por tus dolorosos azotes, líbranos, Señor.
Por tu coronación de espinas, líbranos, Señor.
Por tu sed, tus lágrimas y tu desnudez, líbranos, Señor.
Por tu preciosa muerte y tu Cruz, líbranos, Señor.
Por tu Preciosísima Sangre, líbranos, Señor.
Por tus santísimas llagas, líbranos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
℣. Adorémoste, oh Cristo, y bendecímoste.
℟. Porque redimiste al mundo por tu Cruz.
ORACIÓN
Adorable Jesús, sufriendo y muriendo por Amor por nosotros, concédenos la gracia de sufrir contigo y por Ti; para que, viviendo, sufriendo y muriendo en Tu Amor, seamos eternamente felices Contigo y en Ti. Amén.
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