jueves, 21 de abril de 2022

Martirologio Romano 20 de abril.

 

SAN TEÓTIMO,

Obispo y Confesor

 

hacia el año 403

 




 

¿Tan necios sois, que, habiendo comenzado por 

el Espíritu,

termináis ahora en la carne?

(Gálatas 3, 3)







 

En Roma, santos Sulpicio y Serviliano, mártires, enterrados en el segundo miliario de la Vía Latina.

 

 



En Roma, san Aniceto, papa, que recibió fraternalmente como huésped insigne a san Policarpo, para tratar juntos acerca de la fecha de la Pascua.

 




En Constantinopla, san Teodoro, que fue llamado “Triquino” por el áspero cilicio con que se cubría, y condujo una admirable existencia en la soledad.

 




En Córdoba, en la Hispania Bética, san Secundino, mártir. Mártir en Córdoba, durante la persecución de Diocleciano.

 




En Embrún, en la Galia, san Marcelino, primer obispo de esta ciudad, el cual, oriundo de África, convirtió a la fe de Cristo la mayor parte de la población de los Alpes Marítimos, siendo ordenado obispo por san Eusebio de Vercelli.

 




En Antioquía de Siria, san Anastasio, obispo y mártir, que durante el reinado del emperador Focas fue asesinado cruelmente por unos sicarios.

 




En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Marciano, monje.

 




En la región de Laurino, cerca de Pesto, en la Campania, santa Heliena, virgen, la cual, consolidada en el seguimiento de Cristo, abrazó una vida solitaria, en la que sirvió constantemente a Dios en las necesidades de los religiosos y de los enfermos.

 




En Osnabrück, en Sajonia, san Vihón, obispo, que, siendo oriundo de Frisia, fue enviado por el emperador Carlomagno como abad para evangelizar la región y, ordenado obispo de esta Iglesia, tuvo que sufrir mucho por Cristo.

 




 En Montepulciano, de la Toscana, santa Inés, virgen, fundadora y abadesa.

 


Jaime Bell 


Juan Finch


 
En Lancaster en Inglaterra, beatos Jaime Bell y Juan Finch, mártires: el primero, sacerdote, después de veinte años en otra confesión, la exhortación de una devota mujer le hizo reconciliarse con la Iglesia católica; el otro, padre de familia, campesino y catequista, por su fe sufrió durante muchos años la cárcel, el hambre y otros sufrimientos; ambos alcanzaron juntos el eterno gozo bajo la reina Isabel I.

 

 


Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

 

R. Deo Gratias.

 

 

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo I; Patron Saints Index.

 

 

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