domingo, 31 de octubre de 2021

NOVENA A CRISTO REY. NOVENO DÍA.


 


COMENZAMOS: 23 de octubre.

 

FINALIZAMOS EN SU FESTIVIDAD 

“TRADICIONAL”: 31 de octubre.

 

 

La Novena a Cristo Rey se reza nueve días antes de la Fiesta de Cristo Rey, y también puede ser rezada en cualquier época del año.

 

 

—SE CELEBRA EL ÚLTIMO DOMINGO DE 

OCTUBRE.

 

 

 

ACTO DE CONSTRICCIÓN

 

 

   Dios mío y Padre mío, que sois infinitamente bueno, os amo con todo mi corazón, y por lo mucho que os amo, me pesa de haberos ofendido.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

 

   Omnipotente y sempiterno Dios, que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo, Rey del Universo, todas las cosas, concédenos que todas las familias de las Gentes disgregadas por la herida del pecado se sometan a su suavísimo imperio. Que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.






DÍA NOVENO —31 de octubre.

 

 

“Jesús Nazareno, Rey de los judíos”.

 

“Regnavit a ligno Deus” (Reino desde el madero)

 

 

 

 

  “Y al nombre de Jesús doblarán las rodillas en el 

Cielo, en la tierra y en los infiernos”

 

   ¡Oh Rey divino!, al presentarte en este día bendito nuestras adoraciones, te ofrecemos cuantos somos, tenemos y deseamos; no nos detiene nuestra miseria, pues eres todo misericordia; confiamos conseguir todas nuestras peticiones, pues eres todo amor y el amor atiende siempre, y te lo pedimos en unión de nuestra Reina y Madre Inmaculada y de los Ángeles Custodios de todas las almas

 

   ¡Señor!, arroja de tu reino a los demonios y a todos tus enemigos y concede a la Iglesia una era de paz. Lleva a Ti en este día a las almas del Purgatorio, un perdón general a todos los pecadores y poniendo luz en sus inteligencias y amor en sus corazones, prueba una vez más que es más grande tu misericordia que nuestra malicia y miseria.

 

   Llena de amor y pureza a los sacerdotes, a los niños y a las almas a Ti consagradas, formando de ellas esas legiones de almas puras, humildes y amantes que Tú deseas: almas pequeñitas que como granos de trigos, formen todas en una perfecta unión de intenciones y corazones con la Victima divina del Calvario y del altar una Hostia que aplaque al Cielo por los pecados de la tierra y haga descender sobre ella perdón y misericordia para los desgraciados pobres pecadores, de esas almas que quieres sean las delicias de tu Corazón en la tierra y tu corte de amor en el Cielo.

 

 




 

Obsequio: abandonarme en el Corazón de Dios.

 

 

—Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 


 

 

DEVOCIONARIO CATÓLICO.


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