jueves, 9 de septiembre de 2021

NOVENA A LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ. DÍA: 4.


 


COMENZAMOS: 5 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 13 de septiembre.


FESTIVIDAD: 14 de septiembre. 

 

 

Sin Cruz, no hay gloria, ninguna,

Ni con Cruz, eterno llanto

Santidad y Cruz, es una;

No hay Cruz que no tenga santo,

Ni santo sin Cruz alguna.

 

 

   Hermano querido en Jesucristo: esta palabra, parece dura a muchos: niégate a tí mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús. Pues más duro será oír aquella postrera palabra: Apartaos de mí malditos, al fuego eterno. Pero los que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la Cruz, no temerán, entonces oír la palabra de la eterna condenación. Ésta señal de la Cruz estará en el cielo cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces, todos los siervos de la Cruz que se conformaron en la vida con el Crucificado, se llegarán a Cristo Juez con gran confianza. Pues si así es, ¿pos que temes tomar la Cruz, por la cual se va al reino de Dios? En la Cruz está la salud, en la Cruz está la vida, en la Cruz está la defensa de los enemigos, en la Cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la Cruz está la fortaleza del corazón, en la Cruz está el gozo del espíritu, en la Cruz está la perfección de la santidad. No está la salud del alma ni la esperanza de la vida eterna, sino en la Cruz. Toma, pues, tu Cruz y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. El vino primero y llevó su Cruz, y murió en la Cruz por tí: porque tú también la lleves y desees morir en ella. Porque si murieses juntamente con ÉL, vivirás con ÉL, y si fueres compañero de las penas, lo serás también de las glorias.

 

 

MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA.

 

 

   Lo primero que se debe hacer purificarse con una buena confesión; en segundo lugar, si se pudiere, recibir cada dia la sagrada Comunión, y asistir al santo sacrificio, de la Misa; y en tercero, alentarse con una devota confianza de alcanzar de Dios Nuestro Señor la gracia que se desea, si fuere para, bien del alma.

   Será muy oportuno hacer algunas mortificaciones, como cilicio y ayuno, para lo que cada uno debe consultar a su confesor.

 

 

 

—Poniéndose delante de alguna imagen de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado o de la Santísima Cruz y habiéndose persignado, se hará un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz; y si la novena se hace entre varías personas, la persona que lleve la voz dirá: “hagamos un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz” y después de este acto practicado del mejor modo que cada uno pueda, se rezará el siguiente…

 

 

 

ACTO DE CONTRICION

 

 

   Señor mío Jesucristo, que con tu saludable contacto santificaste él madero de la Cruz, para lavar con ella y con tu Sangre preciosa las manchas de mis pecados: me pesa de todo mi corazón de todos los que contra tí he cometido en mi vida; propongo una y mil veces la enmienda, y espero en tu piedad infinita me los has de perdonar.

 

 




 

CUARTO DÍA (8 de septiembre).

 

 

SALUTACIÓN.

 

 

   Saludóte, Cruz Santísima, con todos los santos Apóstoles, y doy al Señor con ellos toda cuantas gracias puedo porqué se dignó de honrarte, haciendo que en tu virtud se conviertan tantas almas, así de obstinados pecadores Cómo de apóstatas y gentiles, que, alumbrados de tu indeficiente luz, abjuran sus errores, confesando una fe, un bautismo, una Iglesia, una verdadera ley, y un Dios y Señor de todo, que sea adorado para siempre. Amén.

 

 

LECCION.

 

   Habiéndose aumentado el número de vecinos hacia el Poniente de este cerrillo de Sangremal, es decir, en el valle donde hoy está la mayor parte de la ciudad; y no teniendo en esta loma el agua necesaria sino muy distante, los religiosos dejaron este primer domicilio y pequeño convento de paja, y se mudaron al que hoy se llama convento grande; y por una de esa permisiones de Dios Nuestro Señor, con fines altísimos de su adorable Providencia, la Santísima Cruz quedó en su ermita pajiza con solas aquellas veneraciones que se le deben por lo que representa; aunque los naturales jamás olvidaron hacerle particulares obsequios adornando su peana con flores y verdes ramos; siendo tan crecido el cariño que le tenían, que era tradición de padres a hijos mirar a esta Cruz Santísima como a común asilo en sus trabajos y aflicciones, y éste lugar en reconocimiento de haber sido la primera iglesia de su pueblo.

   En el tiempo que estuvo la Santísima Cruz a cielo descubierto por haberse consumido la primera ermita, aconteció que un indito que se ocupaba en apacentar las ovejas de su padre, vecino de Querétaro, se halló una tarde en este montecillo de Sangremal, al tiempo que se desató una copiosísima lluvia. Se llegó el indito a la peana de la Santísima Cruz, teniendo a la vista juntas sus ovejitas; y con estar todo el campo hundiéndose en agua, solo al pie de la Cruz Santísima no alcanzaba la lluvia.

   Pasada la tormenta se fué a su casa con su ganado, y con todo el vestido enteramente seco. Su padre que le esperaba mojado, advirtiendo lo contrario, y creyendo que se había refugiado en alguna casilla con peligro de perder las ovejas, le dio, sin escuchar sus disculpas, muchos azotes.

   Otra tarde de mucha agua, aconteció lo mismo; y queriendo aquel hombre castigar a su hijo, éste le aseguró no haber entrado en casa alguna; y que lo que hacía era sentarse al pie de nuestra Cruz Santísima, porque allí no llovía y que cuando volviera a llover, fuera a ver por sí mismo ser verdad lo que decía.

   Con esta escusa le perdonó, con intención de duplicarle el castigo si le cogía en mentira.

   Viendo al dia siguiente el tiempo metido en aguase vino para el montecillo, y halló a su hijo al pie de la Santísima Cruz, guardando su ganado. Comenzó a desplomarse un fuerte aguacero; y sentándose con su mismo hijo al pie de la nuestra Cruz. Experimentó con asombró qué a ninguno de los dos les tocó una gota de agua, siendo como diluvio todo alrededor.

   Volviéronse a su casa muy gustoso padre e hijo, éste por haber escapado de los azotes, y aquel maravillado de los prodigios, con los que se aumentó entre los naturales la devoción a nuestra Santísima Cruz, a quien siempre llamaban con esta expresión: NUESTRA MADRE.

 






—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

 

 

Se responderá: Gracias a Dios.

 

 

 

—Enseguida se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso siguiente:

 

 

 

ANTIFONA.

 

 

   ¡Oh Cruz Santísima!, más resplandeciente que todos los astros, y más santa que los santos; para el mundo célebre, para los hombres amable, que sola fuiste digna de contener en tu gremio todo el rescate del mundo; dulce leño, dulces clavos, dulces penas, que toleradas en tí por mi Señor Jesucristo fueron el remedio nuestro: salva a todos los cristianos que en este dia repiten tus alabanzas.

 

 

 

—Adorémoste Cristo y te bendecimos.

 

 

—Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

 

 

—Por último, se reza la siguiente oración, que   es para todos los días:

 

 

   ¡Oh Cruz Santísima!, nobilísima entre todos los árboles frondosos; que hermoseas el jardín ameno de la militante Iglesia: reino del Padre, cetro del Hijo, sello del Espíritu Santo: honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, esperanza de los cristianos, vida de los muertos, báculo de los débiles, guía de los ciegos, consuelo de los pobres, freno de los ricos, padre de los huérfanos, defensa de las viudas, descanso de los atribulados, luz de nuestras ignorancias, pregón de los Profetas, predicador de los Apóstoles, gloria de los Mártires, abstinencia de los monjes, castidad de las vírgenes, alegría de los santos, júbilo de los sacerdotes, seguridad de los justos, fundamento de la Iglesia, fortaleza de los flacos, medicina de los enfermos, pan de los necesitados, fuente de los sedientos, abrigo de los desnudos, triunfo del demonio, muerte del pecado, raíz y causa de todo bien; oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida, y fuente de la bienaventuranza: te adoro, te bendigo, te alabo y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos la necesidad presente: ... (decimos nuestra necesidad), con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor de remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de tí misma, que es lo que yo más deseo; y sobre todo una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por tí me reciba el que por tí se dignó de redimirme que es mí Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

—POR ULTIMO…

 

 

 

ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

 

   Alabado sea mil veces

El Santísimo madero

De la Cruz, en quien obró

Jesús el remedio nuestro.

 

 

   Y la sagrada pasión

De Redentor tan Supremo,

Que, siendo Dios por esencia,

Murió por salvar su pueblo.

 

 

   Y los agudos dolores

De la Reina de los cielos,

Que como piadosa Madre

Le acompañó en los tormentos.

 

 

   Así sea por los siglos,

Y de los siglos eternos:

Para que así para siempre

La Santa Cruz adoremos.

 

 

   Amén, oliva preciosa,

Amén, escogido cedro,

Amén, encumbrada palma,

Ciprés de la Iglesia excelso.

 

 

   Amén, árbol de la vida,

Amén, hasta que en el cielo

Por toda la eternidad

Tus alabanzas cantemos. 

 


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