lunes, 6 de septiembre de 2021

NOVENA A LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ. DÍA: 1.



 

COMENZAMOS: 5 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 13 de septiembre.


FESTIVIDAD: 14 de septiembre. 

 

 

Sin Cruz, no hay gloria, ninguna,

Ni con Cruz, eterno llanto

Santidad y Cruz, es una;

No hay Cruz que no tenga santo,

Ni santo sin Cruz alguna.

 

 

   Hermano querido en Jesucristo: esta palabra, parece dura a muchos: niégate a tí mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús. Pues más duro será oír aquella postrera palabra: Apartaos de mí malditos, al fuego eterno. Pero los que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la Cruz, no temerán, entonces oír la palabra de la eterna condenación. Ésta señal de la Cruz estará en el cielo cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces, todos los siervos de la Cruz que se conformaron en la vida con el Crucificado, se llegarán a Cristo Juez con gran confianza. Pues si así es, ¿pos que temes tomar la Cruz, por la cual se va al reino de Dios? En la Cruz está la salud, en la Cruz está la vida, en la Cruz está la defensa de los enemigos, en la Cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la Cruz está la fortaleza del corazón, en la Cruz está el gozo del espíritu, en la Cruz está la perfección de la santidad. No está la salud del alma ni la esperanza de la vida eterna, sino en la Cruz. Toma, pues, tu Cruz y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. El vino primero y llevó su Cruz, y murió en la Cruz por tí: porque tú también la lleves y desees morir en ella. Porque si murieses juntamente con ÉL, vivirás con ÉL, y si fueres compañero de las penas, lo serás también de las glorias.

 

 


MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA.

 

 

   Lo primero que se debe hacer purificarse con una buena confesión; en segundo lugar, si se pudiere, recibir cada dia la sagrada Comunión, y asistir al santo sacrificio, de la Misa; y en tercero, alentarse con una devota confianza de alcanzar de Dios Nuestro Señor la gracia que se desea, si fuere para, bien del alma.

   Será muy oportuno hacer algunas mortificaciones, como cilicio y ayuno, para lo que cada uno debe consultar a su confesor.

 




 

PRIMER DÍA (5 de septiembre)

 

 

—Poniéndose delante de alguna imagen de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado o de la Santísima Cruz y habiéndose persignado, se hará un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz; y si la novena se hace entre varías personas, la persona que lleve la voz dirá: “hagamos un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz” y después de este acto practicado del mejor modo que cada uno pueda, se rezará el siguiente…

 

 

 

ACTO DE CONTRICION

 

 

   Señor mío Jesucristo, que con tu saludable contacto santificaste él madero de la Cruz, para lavar con ella y con tu Sangre preciosa las manchas de mis pecados: me pesa de todo mi corazón de todos los que contra tí he cometido en mi vida; propongo una y mil veces la enmienda, y espero en tu piedad infinita me los has de perdonar.

 

 

 

SALUTACIÓN:

 

 

   Saludóte, Cruz Santísima, con todos los nueve Coros de celestiales espíritus, y doy al Señor con ellos todas cuantas, gracias puedo, porque se dignó de honrarte, haciendo, de tí trono de Su Majestad Divina, para remedio del mundo, crédito de sus milagros, y reparo de aquella primera, caída, por lo que seas alabada. Amén.

 

 

 

—Ahora se sentarán todos para escuchar la siguiente…

 

 

LECCION

 

 

   Cuándo nuestra América fue conquistada, todos sus habitantes estaban sumergidos en la idolatría, imbuidos en los errores que le son consiguientes; y degradados con toda clase de vicios y con las prácticas más supersticiosas y crueles.

   Varios religiosos franciscanos, celosos de la mayor honra y gloria de Dios y bien de las almas, aprovecharon aquella oportunidad, y vinieron a nuestra patria, y enseñaron a nuestros antepasados la Religión verdadera; y con ella, como una consecuencia necesaria, los principios de la más culta civilización.

   Los Otomíes convertidos, que habían emprendido la campaña del interior, movidos del deseo de que se propagara la verdadera Religión, y a fin de pacificar a los de su nación que se habían refugiado, entre las malezas y breñales de Querétaro, y a los bárbaros Chichimecas, que como fieras habitaban las serranías circunvecinas, al acercarse a este lugar, enviaron una embajada a unos y otros, quienes les contestaron: que sin dejar de aceptar las paces que les proponían, deseaban se hiciese un alarde de esforzada valentía, combatiendo cuerpo a cuerpo, a brazo partido, y sin más armas que sus naturales esfuerzos.

   Aceptada la propuesta, se preparó el número de luchadores. El dia 25 de Julio de 1531, (que fue el mismo año en que se apareció en el Tepeya María Santísima, que hoy invocamos bajo la advocación, de Guadalupe) afrontaron cristianos y gentiles en la loma conocida con el nombre de Sangremal, que es esta misma en que hoy está la iglesia y Colegio Apostólico de la Santísima Cruz; y puestos en fila, en número igual de combatientes, se trabó de una y otra parte una lucha tan reñida, que llegaron a herirse a puño cerrado. Las voces, las cajas y los clarines resonaban entre tanto. Los que estaban a la vista disparaban hacia a lo alto, a carga cerrada, los fusiles y las flechas. Y con la polvareda que levantaban los pies, y con el humo de la pólvora, y con un eclipse, que parece hubo a ese tiempo, se oscureció el dia con una opacidad tan pavorosa, que acongojaba los ánimos de todos.

   En medio de esta oscuridad observaron de repente, tanto los cristianos como los gentiles, una claridad tan viva, que le llamó fuertemente la atención aun a los mismos combatientes; y vieron en el centro, suspensa en el aire, una Cruz refulgente, de color entre blanco y rojo, como cuatro varas de largo, y a su lado una imagen que les representaba a Santiago Apóstol, cuyo dia era.

   Con este prodigio terminó la lucha sangrienta: todos derramaron muchas lágrimas; los gentiles se pacificaron y admitieron gustosos la luz del Evangelio que les pro pusieron los Misioneros; y pidieron, en señal de la paz que se les había propuesto, se les colocara una Cruz en este mismo cerrillo de Sangremal.

 

 

 

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

 

 

Se responderá: Gracias a Dios.

 

 

 

—Enseguida se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso siguiente:

 

 

 

ANTIFONA.

 

 

   ¡Oh Cruz Santísima!, más resplandeciente que todos los astros, y más santa que los santos; para el mundo célebre, para los hombres amable, que sola fuiste digna de contener en tu gremio todo el rescate del mundo; dulce leño, dulces clavos, dulces penas, que toleradas en tí por mi Señor Jesucristo fueron el remedio nuestro: salva a todos los cristianos que en este dia repiten tus alabanzas.

 

 

 

—Adorémoste Cristo y te bendecimos.

 

 

—Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

 

 

—Por último, se reza la siguiente oración, que   es para todos los días:

 

 

   ¡Oh Cruz Santísima!, nobilísima entre todos los árboles frondosos; que hermoseas el jardín ameno de la militante Iglesia: reino del Padre, cetro del Hijo, sello del Espíritu Santo: honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, esperanza de los cristianos, vida de los muertos, báculo de los débiles, guía de los ciegos, consuelo de los pobres, freno de los ricos, padre de los huérfanos, defensa de las viudas, descanso de los atribulados, luz de nuestras ignorancias, pregón de los Profetas, predicador de los Apóstoles, gloria de los Mártires, abstinencia de los monjes, castidad de las vírgenes, alegría de los santos, júbilo de los sacerdotes, seguridad de los justos, fundamento de la Iglesia, fortaleza de los flacos, medicina de los enfermos, pan de los necesitados, fuente de los sedientos, abrigo de los desnudos, triunfo del demonio, muerte del pecado, raíz y causa de todo bien; oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida, y fuente de la bienaventuranza: te adoro, te bendigo, te alabo y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos la necesidad presente: ... (decimos nuestra necesidad), con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor de remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de tí misma, que es lo que yo más deseo; y sobre todo una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por tí me reciba el que por tí se dignó de redimirme que es mí Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

—POR ULTIMO…

 

 

 

ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

 

   Alabado sea mil veces

El Santísimo madero

De la Cruz, en quien obró

Jesús el remedio nuestro.

 

 

   Y la sagrada pasión

De Redentor tan Supremo,

Que, siendo Dios por esencia,

Murió por salvar su pueblo.

 

 

   Y los agudos dolores

De la Reina de los cielos,

Que como piadosa Madre

Le acompañó en los tormentos.

 

 

   Así sea por los siglos,

Y de los siglos eternos:

Para que así para siempre

La Santa Cruz adoremos.

 

 

   Amén, oliva preciosa,

Amén, escogido cedro,

Amén, encumbrada palma,

Ciprés de la Iglesia excelso.

 

 

   Amén, árbol de la vida,

Amén, hasta que en el cielo

Por toda la eternidad

Tus alabanzas cantemos. 

 

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