domingo, 12 de septiembre de 2021

NOVENA A LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ. DÍA: 7.



COMENZAMOS: 5 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 13 de septiembre.


FESTIVIDAD: 14 de septiembre. 

 

 

Sin Cruz, no hay gloria, ninguna,

Ni con Cruz, eterno llanto

Santidad y Cruz, es una;

No hay Cruz que no tenga santo,

Ni santo sin Cruz alguna.

 

 

   Hermano querido en Jesucristo: esta palabra, parece dura a muchos: niégate a tí mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús. Pues más duro será oír aquella postrera palabra: Apartaos de mí malditos, al fuego eterno. Pero los que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la Cruz, no temerán, entonces oír la palabra de la eterna condenación. Ésta señal de la Cruz estará en el cielo cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces, todos los siervos de la Cruz que se conformaron en la vida con el Crucificado, se llegarán a Cristo Juez con gran confianza. Pues si así es, ¿pos que temes tomar la Cruz, por la cual se va al reino de Dios? En la Cruz está la salud, en la Cruz está la vida, en la Cruz está la defensa de los enemigos, en la Cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la Cruz está la fortaleza del corazón, en la Cruz está el gozo del espíritu, en la Cruz está la perfección de la santidad. No está la salud del alma ni la esperanza de la vida eterna, sino en la Cruz. Toma, pues, tu Cruz y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. El vino primero y llevó su Cruz, y murió en la Cruz por tí: porque tú también la lleves y desees morir en ella. Porque si murieses juntamente con ÉL, vivirás con ÉL, y si fueres compañero de las penas, lo serás también de las glorias.

 

 

MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA.

 

 

   Lo primero que se debe hacer purificarse con una buena confesión; en segundo lugar, si se pudiere, recibir cada dia la sagrada Comunión, y asistir al santo sacrificio, de la Misa; y en tercero, alentarse con una devota confianza de alcanzar de Dios Nuestro Señor la gracia que se desea, si fuere para, bien del alma.

   Será muy oportuno hacer algunas mortificaciones, como cilicio y ayuno, para lo que cada uno debe consultar a su confesor.

 

 

 

 

—Poniéndose delante de alguna imagen de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado o de la Santísima Cruz y habiéndose persignado, se hará un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz; y si la novena se hace entre varías personas, la persona que lleve la voz dirá: “hagamos un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz” y después de este acto practicado del mejor modo que cada uno pueda, se rezará el siguiente…

 

 

 

ACTO DE CONTRICION

 

 

   Señor mío Jesucristo, que con tu saludable contacto santificaste él madero de la Cruz, para lavar con ella y con tu Sangre preciosa las manchas de mis pecados: me pesa de todo mi corazón de todos los que contra tí he cometido en mi vida; propongo una y mil veces la enmienda, y espero en tu piedad infinita me los has de perdonar.

 

 




SÉPTIMO DÍA (11 de septiembre)

 



SALUTACION.

 

 

   Saludóte, Cruz Santísima, con todos los santos Confesores, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, obrando en tu virtud aquel admirable triunfo que en las naves de Tolosa hizo cantar a los fieles la victoria con la vista rubicunda dé tu Santísima imagen: y sobre todo por el triunfo que consiguió del demonio quedando éste confundido, y loada la Majestad verdadera qué sea ahora y siempre venerada en la Santísima Cruz. Amén.

 

 

LECCION.

 

 

   Con muy justo título ha adquirido nuestra Cruz Santísima el nombre de SANTÍSIMA CRUZ DE LOS MILAGROS.

 

   Había en ésta ciudad (entonces pueblo), una piadosa mujer llamada Inés López, muy devota de la Santísima Cruz, que teniendo una hija de tierna edad, se le enfermó gravemente y murió. Enajenada a fuerza del dolor, tomó en los brazos el cuerpo de su hija y avivando su fe, por los muchos prodigios que en nuestra Cruz Santísima había visto, se dirigió a la ermita y deshecha en lágrimas, puso el cadáver sobre la peana; y en el momento que éste tocó el pie de la Santísima Cruz, abrió la niña los ojos, se le compuso el semblante y volvió a la vida, dé la que gozó por muchos años.

 

   Bartolomé Alvarez, vecino muy honrado de Querétaro, andando a caballo sé cayó juntamente con este animal, que le cogió debajo, y con el estribo derecho se le hizo astillas el pie por el tobillo, que le sonaba como bolsa de huesos. Se acudió a los cirujanos; pero no fué posible que el pie quedase en buen estado; por un hueso que se le había atravesado sobré el nervio del calcañar, quedando tan imposibilitado, que solo con muletas podía, a costa de muchos dolores, dar algunos pasos, viéndose precisado a estar lo más del tiempo en la cama. A más de esto le quedó sobre el hueso dislocado una llaga, que no alcanzo a cerrarle remedio humano. El cirujano, confesándose vencido, le propuso al paciente hacerle una operación, quien condescendió: y entre los justos temores de su mortal peligro, puso su confianza en los remedios del cielo: acudió a la Cruz Santísima, le prometió una novena; y estando un día de ella repitiendo sus súplicas, acompañado de su esposa, aconteció, que avivando ésta su fe, raspó unos polvos de nuestra Cruz Santísima, los puso sobre la llaga y ató el pie con una venda. Después de un rato sintió el enfermo en el pie un dolor tan agudo quedando el pie enteramente sano y firme que creía se le había encarnado la llaga. Llamó a su esposa con instancia, a quien, al registrarla, se le quedó en la mano el hueso, sin dolor alguno, quedando el pie enteramente sano y firme.

 

   Tan repentina curación causó en todos los que estaban presentes tal asombro, que una criada, llamada Angelina, que estaba próxima a su parto, arrebatada de admiración y gozo, sin acordarse del estado que guardaba, se subió a la azotea de la ermita a tocar las campanas para que publicasen esta maravilla. Embelesada en su repique no advirtió lo peligroso del lugar, y cayó hasta el suelo lastimándose toda la cara y cuando todos esperaban la muerte de Angelina o el aborto, por la invocación de la Cruz Santísima se levantó risueña y sana, y dentro de cinco días dio a luz una niña robusta y con perfecta salud, a quién en el santo Bautismo pusieron por nombre Petrona de la Cruz, porque fué la caída víspera del Apóstol San Pedro, y el sobrenombre por la Cruz Santísima que obró este doble milagro.

 

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

 

 Se responderá: Gracias a Dios.

 

 

 

—Enseguida se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso siguiente:

 

 

 

ANTIFONA.

 

 

   ¡Oh Cruz Santísima!, más resplandeciente que todos los astros, y más santa que los santos; para el mundo célebre, para los hombres amable, que sola fuiste digna de contener en tu gremio todo el rescate del mundo; dulce leño, dulces clavos, dulces penas, que toleradas en tí por mi Señor Jesucristo fueron el remedio nuestro: salva a todos los cristianos que en este dia repiten tus alabanzas.

 

 

 

—Adorémoste Cristo y te bendecimos.

 

 

—Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

 

 

—Por último, se reza la siguiente oración, que   es para todos los días:

 

 

   ¡Oh Cruz Santísima!, nobilísima entre todos los árboles frondosos; que hermoseas el jardín ameno de la militante Iglesia: reino del Padre, cetro del Hijo, sello del Espíritu Santo: honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, esperanza de los cristianos, vida de los muertos, báculo de los débiles, guía de los ciegos, consuelo de los pobres, freno de los ricos, padre de los huérfanos, defensa de las viudas, descanso de los atribulados, luz de nuestras ignorancias, pregón de los Profetas, predicador de los Apóstoles, gloria de los Mártires, abstinencia de los monjes, castidad de las vírgenes, alegría de los santos, júbilo de los sacerdotes, seguridad de los justos, fundamento de la Iglesia, fortaleza de los flacos, medicina de los enfermos, pan de los necesitados, fuente de los sedientos, abrigo de los desnudos, triunfo del demonio, muerte del pecado, raíz y causa de todo bien; oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida, y fuente de la bienaventuranza: te adoro, te bendigo, te alabo y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos la necesidad presente: ... (decimos nuestra necesidad), con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor de remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de tí misma, que es lo que yo más deseo; y sobre todo una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por tí me reciba el que por tí se dignó de redimirme que es mí Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

—POR ULTIMO…

 

 

 

ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

 

   Alabado sea mil veces

El Santísimo madero

De la Cruz, en quien obró

Jesús el remedio nuestro.

 

 

   Y la sagrada pasión

De Redentor tan Supremo,

Que, siendo Dios por esencia,

Murió por salvar su pueblo.

 

 

   Y los agudos dolores

De la Reina de los cielos,

Que como piadosa Madre

Le acompañó en los tormentos.

 

 

   Así sea por los siglos,

Y de los siglos eternos:

Para que así para siempre

La Santa Cruz adoremos.

 

 

   Amén, oliva preciosa,

Amén, escogido cedro,

Amén, encumbrada palma,

Ciprés de la Iglesia excelso.

 

 

   Amén, árbol de la vida,

Amén, hasta que en el cielo

Por toda la eternidad

Tus alabanzas cantemos. 

 

 

 

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