—San Melquíades, papa, en Roma; el cual, habiendo padecido muchos trabajos en la persecución de Maximiano, restituida la paz a la Iglesia murió en el Señor.
—El martirio de santa Eulalia, virgen, en Mérida en España; la cual en tiempo del emperador Maximiano, siendo de doce años de edad, por mandato del presidente Daciano padeció muchos tormentos por haber confesado a Jesucristo; y últimamente colgada en el caballete, allí le arrancaron las uñas, y con hachas encendidas le abrasaron ambos costados, y ahogada con la violencia del fuego, entregó su espíritu al Señor.
—Santa Julia, virgen y mártir, en la misma ciudad, compañera de santa Eulalia, de la cual no se separó durante todo el tiempo de su martirio.
—Los santos mártires Menas, Hermógenes y Eugrafo, martirizados en tiempo de Galerio Maximiano, en Alejandría. (Menas era un funcionario público encargado de hacer cumplir los mandatos del Emperador. Habiendo reprendido cierto día a Hermógenes, porque con su elocuencia convertía a muchos gentiles, viendo que el siervo de Dios no hacía caso de sus amonestaciones, mandó prenderle, y luego arrancarle la lengua y los ojos. Mas dos días después de haberse ejecutado sus órdenes volvió a ver al Santo con los ojos y la lengua recobrados. Admirado del portento, y tocado de la divina gracia, abrazo la fe y fue bautizado. Eugrafo era otro gentil que también hacia el oficio de notario en las ejecuciones, y que igualmente se convirtió en vista de los milagros de los Mártires, y los tres Santos fueron juntamente degollados en el año 307).
—Los Santos mártires Mercurio y sus compañeros soldados, en Lentini de Sicilia; los cuales en el imperio de Licinio por sentencia del presiden Tertilo fueron degollados. Mercurio era centurión romano, que se hallaba con sus soldados en Lentini, en Sicilia, cuando sucedió la conversión del emperador Constantino a la religión cristiana. Era cristiano y había hecho conocer a sus subordinados las luces del Evangelio, de modo que todos habían recibido el agua santa. El cruel Licinio, que todavía hacía correr en Occidente la sangre de los fieles, mandó que todos aquellos cristianos adorasen a los ídolos o que fuesen degollados, y habiéndose todos negado a lo primero alcanzaron la palma del martirio á principios del siglo IV.
—San
Gemelo, mártir, en Ancira de Galacia; el
cual después de crueles tormentos en tiempo de Juliano Apóstata, habiéndole
crucificado consumó el martirio (en el año 362, a ejemplo del divino Salvador pidió
por sus verdugos estando pendiente en la cruz, y con sus oraciones logró la
conversión de muchos).
—Los santos mártires Carpóforo, presbítero, y Abundio, diacono, en el mismo día; los cuales, en la persecución de Diocleciano, primero fueron apaleados cruelmente, luego encarcelados sin darles de comer ni beber; después los volvieron a atormentar en el caballete, y al cabo de otro largo carcelaje fueron degollados.
—San Sindulfo, obispo y confesor, en Viena de Francia. Fué el trigésimo primero obispo de Viena, ilustre por sus esclarecidas virtudes, célebre por su sabiduría, y memorable por los establecimientos de piedad que dejó en su diócesis. Pastor vigilante y padre amoroso, reformó el clero y las costumbres públicas de su diócesis, y fué el amparo y el apoyo de todos los necesitados. Asistió a varios concilios, y murió en paz el año 669.
—San Deusdedit o Diosdado, obispo, en Brescia. Gobernó la iglesia de Brescia en santidad, y brilló en portentos. Tuvo que sufrir persecuciones y grandes disgustos de parte de los herejes de su tiempo, y por fin murió tranquilamente en el Señor.
—La Traslación de la santa casa de la Virgen María, en la cual Encarno el Verbo Divino, en Loreto en la marca de Ancona, la fiesta que se celebra hoy con este nombre es en memoria de la traslación de la santa casa de nuestra Señora al campo de Loreto, en la marca de Ancona. Comenzó a celebrarse en dicha provincia con misa y oficio propio en el año 1639. La propagó luego el papa Benedicto VIII, primero a todo el territorio del estado eclesiástico por los años de 1719, después a todos los pueblos sujetos a la república de Venecia, y últimamente a todos los dominios del rey católico de España. El hecho que dio ocasión a esta festividad, que es haber sido trasladada por manos de ángeles desde Nazaret a Dalmacia, y desde aquí al campo de Loreto, la casa de la santísima Virgen, esto es, la habitación en que fué visitada y saludada por el ángel, tiene a su favor testimonios muy esclarecidos. Dícese que sucedió esto en el pontificado de Celestino V, ó, según algunos, entre ellos Natal Alejandro, a principios del de Bonifacio VIII, esto es, por los años de 1294. El santuario de Loreto es muy frecuentado de los fieles de todo el mundo católico.
—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros
muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO
CRISTIANO
POR
EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).
Traducido
del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.









No hay comentarios.:
Publicar un comentario