viernes, 11 de octubre de 2019

PEQUEÑA NOVENA. En honor de la Santa Virgen: MARGARITA MARÍA de ALACOQUE. DÍA TERCERO.




—COMENZAMOS: 9 de octubre.

—FINALIZAMOS: 17 de octubre. (festividad de su muerte).



ACTO DE CONTRICIÓN. (Este acto de contrición está compuesto con frases armadas de los escritos de Santa Margarita María de Alacoque.

¡Dios mío! al considerarme tan pecador, Tan mezquino y despreciable, me admiro con frecuencia de que la tierra no se abra bajo de mis pies para tragarme a causa de mis grandes pecados, que no me dejarían esperar más que castigos, si Vos no fueseis tan misericordioso. ¡Tened piedad, tened piedad de mí, Señor! ¿No sois omnipotente para curarme?, ¿Vos, que sois el remedio soberano de todos mis males? Yo espero que nuestro divino Corazón sea para mí una fuente inagotable de misericordia.

Yo os amo, y quiero amaros sobre todas las cosas, y con todas mis fuerzas y potencias; detestando todo pecado, y esperando que, puesto que soy todo vuestro, por haberle dado la vida en la cruz, a costa de tantos dolores, tendréis piedad de mi flaqueza y miseria, y no permitiréis que me pierda.

Bien veis, Señor, que yo no tengo con que pagaros; consiento en que me arrojéis a una prisión, con tal que ella se vea en vuestro Sagrado Corazón; y cuando yo esté allí, tenedme bien cautivo, ligado con las cadenas de vuestro amor, hasta que os haya pagado todo lo que os debo; y como esto no lo podré hacer jamás, así también, deseo no salir nunca de esa prisión. Amén.



DÍA TERCERO (11 de octubre).



ORACIÓN.

¡Salve gloriosa Margarita María! Nosotros te reverenciamos llamada de un modo extraordinario por el Señor, al Monasterio de la Visitación, para acabar allí tu educación y consumar tu sacrificio en la dulce y fuerte escuela de San Francisco de Sales, dando allí los más admirables ejemplos de humildad, de obediencia, de dulzura y del más completo y generoso sacrificio. Dígnate, como te lo suplicamos, alcanzarnos a toda la práctica de esas mismas virtudes, en el grado que a cada uno nos son necesarias para cumplir los deberes de nuestra respectiva vocación. Amén.


(LA PETICIÓN)


—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

                                                                                           

MÁXIMA DE LA SANTA.


¿Quién nos impedirá ser santos, puesto que tenemos corazones para amar, y cuerpos para sufrir?








ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.



OREMOS.


Señor mío Jesucristo, que revelaste maravillosamente las investigables riquezas de tu Corazón, a la Bienaventurada Virgen Margarita; concédenos por sus méritos e imitación, que, amándote en todo, y sobre todo, merezcamos habitar perpetuamente en ese tu divino Corazón. Que vives y reinas con Dios Padre, en la Unidad del Espíritu Santo Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.


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