viernes, 7 de junio de 2019

MARTIROLOGIO ROMANO. DÍA 7 DE JUNIO.




—En Constantinopla, la fiesta de san Pablo, obispo de la misma ciudad, que, echado muchas veces por los arríanos en odio de la fe católica y restablecido por san Julo, pontífice romano, fue desterrado por Constancio, emperador arriano, á Cucusa, ciudad chica de Capadocia, donde, habiendo sido cruelmente ahogado por manejos arríanos, pasó a mejor vida en el reino de los cielos. Su cuerpo fue trasladado a Constantinopla con los mayores honores, en tiempo del emperador Teodosio.


—En Egipto, san Licarión, mártir, que, desgarrado, azotado con varillas de hierro rusiente y horriblemente atormentado de otros diferentes modos, puso fin a su martirio con la espada.


—En el pueblo de San Pauliano del Velay, san Marcelino, obispo, cuyo cuerpo es venerado en Monistrol, en la iglesia de su nombre.


—El mismo día, santa Orcina, virgen, enterrada en San Víctor del Mans.


—En Bretaña, san Meriadec, obispo de Vannes.


—En Savins, entre Provins y Sigy, san Lié, mancebo de peregrina hermosura.


—En Cesárea en Palestina, el martirio de san Procopio, el primero de los que padecieron en Palestina durante la persecución de Diocleciano.


—En Alejandría, santa Potamiena, sirvienta, virgen y mártir, cuyo martirio, según Pallade, fue referido por san Antonio a san Isidoro, el Hospitalario.


—Entre los Griegos, santa Sebastiana.


—En la diócesis de Aichstat de Baviera, san Diegro, abad de Hernríed. 


—San Pedro y cinco compañeros mártires de Córdoba.


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