miércoles, 14 de febrero de 2018

SAN VALENTÍN, presbítero y mártir. (+ 270)—14 de febrero.




Entre los numerosos mártires que en tiempo del emperador Claudio derramaron su sangre por Jesucristo, fue uno san Valentín, presbítero; el cual estando en Roma el emperador, fue llevado a su presencia, maniatado y cargado de cadenas.

   Luego que Claudio le vio, le dijo con blandas palabras: ¿Por qué no quieres gozar de nuestra amistad, sino ser amigo de los cristianos? Yo te oigo alabar de hombre sabio y cuerdo, y por otra parte te veo vano y supersticioso.

   Respondió Valentín: Si conocieses el don de Dios, serías dichoso tú, y bienaventurada tu república: darías de mano a los demonios y falsos dioses, y adorarías a Jesucristo, único Dios verdadero.

   Oyendo esto un letrado que estaba presente gritó en alta voz: Blasfemado ha de nuestros dioses. Y como Valentín siguiese platicando al emperador, llegó a ablandarle de manera, que Calpurnio, prefecto de la ciudad, exclamó a voces: ¿No veis cómo este nombre está engañando a nuestro príncipe? ¿Es posible que dejemos la religión que mamamos con la leche, y con que nos criaron nuestros mayores?

   Entonces Claudio, temiendo algún alboroto, mandó que a Valentín le retirasen de su presencia, pero que se le diese audiencia en otra parte, y que si no diese cuenta de sí, le castigasen como a sacrílego, y si la diese, no le condenasen.

   Le oyó, pues, en su casa el teniente Asterio, y al entrar en ella Valentín, oró a Dios diciendo: ¡Oh luz verdadera del mundo! alumbrad a tantos hombres que viven ciegos en las tinieblas de la gentilidad.

   Al escuchar estas palabras, dijo el teniente: Si esto es así como lo dices, presto lo probaré: tengo una hija, que hace dos años que está ciega. Si tú la alumbrares y dieres vista, creeremos que Cristo es luz y Dios verdadero.

   Trajeron, pues, la doncella, y poniendo Valentín las manos sobre sus ojos, le restituyó la vista. Entonces Asterio y su mujer se echaron a los pies del santo, suplicándole que, pues, por su medio habían conocido a Cristo verdadera Luz, les dijese lo que habían de hacer para salvarse.


   El santo les mandó hacer pedazos todos los ídolos que tenían y ayunar tres días, y perdonar a todos los que los habían agraviado, y después bautizarse, y con esto se salvarían.

   Asterio cumplió todo lo que le fue ordenado, y soltó a todos los fieles que tenían presos, y se bautizó con toda su familia, que era de cuarenta y seis personas. Supo esto el emperador, y teniendo recelo de alguna grande perturbación en Roma, por razón de estado mandó martirizar a todos con varios géneros de tormentos; y a san Valentín le hizo apalear y degollar en la vía Flaminia, donde el Papa Teodoro le dedicó un templo.



   Reflexión: Habrás observado que la razón de estado costó la vida al glorioso san Valentín y a tantos otros fieles de Cristo: como si la política estuviese sobre la ley de Dios, y no estuviese la ley de Dios sobre todo gobierno y manera de gobernar. Jamás ha sido ni será lícito obrar el mal para alcanzar algún bien: ni vale aquí la imposible dualidad de personas pública y particular, inventada por los liberales: porque si la una obra el mal, y la otra el bien, no irá la una al infierno y la otra el cielo; sino que caerá en al infierno la persona pública, y con ella la persona privada en un mismo réprobo.

   Oración: Concédenos, omnipotente Señor, por la intercesión del bienaventurado mártir Valentín, cuya festividad celebramos, que seamos libres de los males que nos amenazan. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.


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