sábado, 6 de septiembre de 2025

SAN ELEUTERIO, ABAD. —6 de septiembre.

 


   San Eleuterio, padre del monasterio de San Marcos evangelista, en la ciudad de Espoleto, fue de tanta virtud, que con sus oraciones resucitó un muerto. Cierto día, caminando, no tuvo donde recogerse, sino es en un monasterio de religiosas que había en aquel paraje. Estas siervas de Dios tenían un niño a quien todas las noches atormentaba el demonio, apoderándose de él. Pidieron al Santo permitiese que aquel niño durmiese con él aquella noche, sin decirle por qué. Lo concedió el bendito Padre, y por la mañana le preguntaron:

   —¿Cómo le había ido con el huésped?

   El Santo respondió, que muy bien; y como entendiesen que por su virtud el demonio no se había atrevido aquella noche al muchacho, le pidieron se le llevase en su compañía, refiriéndole lo que pasaba. Se lo llevó consigo a su monasterio, y nunca más el demonio se atrevió a inquietar aquella criatura. Pasaron muchos días, y gozoso el santo Abad de ver tan sano y bueno, y libre del demonio a aquel muchacho, lleno de alegría dijo un día a sus monjes: El diablo se burla de aquellas santas religiosas, y así atormentaba a este niño; pero ahora no se atreve. Aunque dijo estas palabras con sinceridad, no dejó de deslizarse algo en la vanagloria de tan gran milagro; lo cual conoció al instante por los efectos, pues al mismo punto se apoderó el demonio del muchacho, y comenzó de nuevo a atormentarle. Reconoció el Santo su culpa, aunque fue tan ligera, que casi era dudoso que la hubiese cometido: la lloró amargamente, y pidió a todos los monjes se pusiesen en oración, protestando, fiado en la divina misericordia, que ni él ni otro alguno de ellos había de probar bocado de pan hasta tanto que aquel niño estuviese bueno y libre del demonio. 



   Y como la oración de muchos vale mucho con Dios, al fin alcanzaron el perdón de aquella ligera culpa de vanagloria que el santo Abad había cometido, y juntamente la salud del niño, tan cumplidamente, que nunca jamás el demonio se atrevió a entrar en él.

 


   Al fin lleno de días y virtudes dio su santísima alma a Dios tal día como hoy por los años del Señor de 580. Escribió su vida el glorioso y magno pontífice san Gregorio, cap. 33, lib. 3 de sus Diálogos.

 

AÑO CRISTIANO

 

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.

 

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