—San Juvencio, mártir, en Roma.
—San Pámfilo, presbítero, en Cesárea de Palestina, hombre
de una santidad y ciencia admirable, y muy liberal con los pobres; el cual, por
la fe de Jesucristo, en la persecución de Galerio Maximiano, fue atormentado y
encerrado en una prisión por orden del prefecto Urbano; y después en tiempo de
Firmilano, habiendo sido nuevamente atormentado, consumó el martirio juntamente
con otros Santos. También fueron entonces martirizados Valente, diácono, Pablo,
y otros nueve; cuya conmemoración se celebra en otros días.
—San Reveriano, obispo, y san Pablo, presbítero, en Autun, los
cuales juntamente con otros diez recibieron la corona del martirio en tiempo
del emperador Aureliano.
—San Tespesio, mártir, en Capadocia, el cual después de muchos tormentos fue
degollado en tiempo del emperador Alejandro y del prefecto Simplicio.
—Los Santos Mártires Isquirion capitán, y otroscinco soldados en Egipto; los cuales en tiempo del emperador Diocleciano, por confesar la fe católica, fueron martirizados con diverso género de suplicio.
—San Firmo, mártir, quien durante la persecución de Maximiano fue cruelmente azotado, apedreado, y por último degollado.
—San Próculo, mártir, en Bolonia; martirizado en tiempo del emperador Maximiano.
—San Segundo, mártir, en Ameria; el cual, arrojado al Tíber, consumó el martirio en tiempo de Diocleciano.
—San Crescenciano, soldado romano, en Tiferno ó ciudad del Castillo, en la Umbría; quien recibió la corona del martirio imperando también Diocleciano.
—San Fortunato, presbítero, en la Umbría, esclarecido en virtudes y milagros. Nació en Espoleto, y habiendo sobresalido notablemente en las letras sagradas, mereció ser ordenado sacerdote. La austeridad de su vida y sus virtudes fueron tales, que mereció ser visitado de los Ángeles, y que se le apareciese varias veces Nuestro Señor Jesucristo. Su caridad para con los pobres no conocía término, privándose no pocas veces hasta de lo más necesario para socorrerlos. Descansó tranquilamente en el Señor en tal día como hoy del año 400, y fue esclarecido en milagros antes y después de su muerte.
—San Caprasio, abad, en el monasterio Lirinense.
—San Simeón, monje, en Tréveris, que fue canonizado por el papa Benedicto IX. Era natural de Siracusa en la isla de Sicilia, e hizo sus estudios en Constantinopla. Luego pasó a Jerusalén, donde permaneció siete años visitando diariamente los Santos Lugares, y por fin vistió el hábito monástico en el monte Sinaí, donde vivió por espacio de muchos años. Posteriormente fue enviado a Italia con una misión, y habiéndola desempeñado, se retiró a Tréveris, donde su obispo Popon le cedió una habitación en la torre de su catedral; y allí Simeón vivió encerrado por muchos años, hasta que al Señor le plugo llamarle asi en tal día como hoy del año 1038, Los infinitos milagros que después de su muerte obró el Señor por su intercesión, obligaron a la Santa Sede a colocarlo en los altares.
—San Enecon (Eneco o Iñigo), abad benedictino, en Burgos de España, en el monasterio de Oña, ilustre en santidad y milagros.
—Y en otras partes se
hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y
santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea
Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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