martes, 31 de julio de 2018

NOVENA EN GLORIAS DE LA SERÁFICA PENITENTE Y GLORIOSA SANTA MARÍA MAGDALENA




PARA ALCANZAR DE DIOS 


Nuestro Señor reforma de una mala vida, aumento de virtudes, y una feliz muerte.

Año de 1776.







PRÁCTICA DE LA NOVENA



   Es de suponer, que cualquier persona para conseguir algún favor del Señor, ha de reconciliarse con su Majestad, mediante una verdadera confesión, de suerte que imitando a nuestra Santa, han sus devotos de mudarse de toda mácula de pecado, dejando verdadera y totalmente las ocasiones de su ruina.

   Para mayor aumento de gracia, conviene frecuentar la Sacrosanta Eucaristía, según el dictamen del Padre espiritual, siendo comenzada esta devoción con la Comunión y acabada del mismo modo.

   El tiempo asignado para emprenderla es el día trece de julio, para dar fin el día veintiuno, víspera de la gloriosa Santa. Y el miércoles después de la Dominica cuarta de Cuaresma, para acabarla jueves de la siguiente semana, víspera de los Dolores, día en que la Iglesia celebra su felicísima conversión. Bien que en otro cualquier tiempo se podrá hacer, con tal que no haya ocasión de pecado mortal, ni reincidencia en él, que no agrada a la Santa.

   Cada día se dará un obsequio a la Santa además de alguna penitencia, según el orden propuesto, y más con afectos de corazón, que con extensos actos, que la den a conocer.

 Al comenzar el día, despertará el alma ansiosa por su amante Dueño el Omnipotente Dios de Cielo, y tierra, y dirá algunas jaculatorias de la novena, en unión con los continuos suspiros que exhalaba aquel crecido amor de nuestra Santa.

   Finalmente, el fiel ha de solicitar el aumento de la devoción y afición con nuestra Patrona, que conocido es de sus devotos la diligencia con que asiste en aprietos espirituales y temporales, ésta Penitente, la Válida de Dios, la Gloriosísima Santa María Magdalena.




ACTO DE CONTRICIÓN
que se dirá todos los días.

Puesto de rodillas ante la imagen de la Santa, se dirá con veras del corazón, juzgándose en el Tribunal de Dios, la siguiente:


A tus ojos tienes, Altísimo Señor, y en tu Sacrosanta presencia a quien más que todo el universo te ha ofendido: aquí estoy con el rostro lleno de confusión y vergüenza; puesto que no he sabido darte gusto, desde el instante que amanecí al uso de la razón, así como en el presente, en que abro los ojos y conozco lo errado de los pasos en que he andado. Aquí está mi alma, Señor, la más desagradecida que abrasa la tierra entre sus vivientes: ¿cómo has sufrido tanta tiranía?, ¿cómo no has levantado tu diestra para destruirme?, ¿qué palabras diré en desagravio a tus justas iras? Oh, cómo quisiera llorar abundantes lágrimas por las fuentes de mis ojos y verter amargas corrientes de arrepentimiento. Pero ya estoy, Soberano Padre, a tus migajas, como huérfano mendigo de tu mesa, ya no salgo de ti, sin ti mismo. Recibe este corazón arrepentido de su mala vida, que no será la vez primera que así te humanes, ejemplo me da tu amada pecadora Magdalena. Recibe, Señor en tu amistad a quien con veras del alma se vuelve a ti; que si buscas dolor de los pecados, a mí me pesa infinitamente haberte ofendido, tan sin respeto a tus mismos ojos; yo te doy palabra de no volver al cieno de mis pecados. Recibe en desagravio de ellos, aquellas arrepentidas cuanto amorosas lágrimas de tu querida hija, y mi Patrona Santa María Magdalena. Recibe benignamente en satisfacción de ellos todo cuanto padeciere hasta mi muerte, la cual confío en la Sangre de tu Hijo, y mi Hermano Nuestro Señor Jesús, será dichosa y agradable. Amén.







PRIMER DÍA


Magdalena Gloriosa, que en los primeros pasos de tu juventud abriste los ojos para el abismo arriesgado de la vanidad, acuérdate, desde lo alto de tu celestial habitación, de quien hoy, no con mundanos elogios, si con fervorosas súplicas, alaba a aquel Divino Cazador, que supo prender tu resfriado corazón con las dulces saetas de sus inspiraciones, atrayendo para sí la preciosa margarita de ti misma. Acuérdate, pues, Seráfica Penitente, de los que humildemente te rogamos seas intercesora en todas nuestras miserias y remedio en las necesidades espirituales y temporales. Atrae, Santa Gloriosa, con tus súplicas, al gremio de la Iglesia a todos los infieles, herejes, apóstatas, cismáticos. Reduce al estado de gracia a los que están en pecado mortal, has que te sigan en la espiritual obediencia para que a imitación tuya, se dejen herir del amor de su Majestad inmensa, y le sirvan fieles como tú le fuiste. Amén.

Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías con la siguiente:


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA


¡Oh Bondad sin término! ¡Oh Sabiduría sin límite! ¡Oh Misericordia sin fin! infinitas veces alabo, Señor, vuestro altísimos juicios y agradezco a vuestra benignidad nos diese tan seguras esperanzas del remedio eterno mediante la verdadera contrición. Y para mayor realce de tanto amor, nos ponéis a vista el crédito de él en nuestra querida Patrona Santa María Magdalena: haciendo en la blanda cera de su Corazón, la más bella imagen de humildad que podía lucir en vuestra presencia.
Ofrezco, Dios mío, a vos mismo; en agradecimiento de las muchas prerrogativas, que a vuestra querida Magdalena tenéis concedidas. Y ya que mis muchas culpas me dan la audacia de pediros cara a cara, os presento aquella tan verdadera contrición suya, aquel quereros sin límite; aquel acompañaros padeciendo: aquel lloraros ausente; aquel encontraros resucitado. Y juntamente os ofrezco aquella penitencia tan áspera; aquella soledad tan rigurosa; aquel continuo cilicio; aquel ayuno perpetuo; aquel llorar arrepentido; todo tan perfecto a vuestros ojos: que puedo decir que sus alabanzas complacían a tu Corazón: pues siete veces cada día enviabais muchos Ángeles, que os la llevasen para regalaros con su vista; y por todos esos favores vuestros, y amores de mi querida Santa, os pido me tengáis de vuestra mano; me ayudéis para no ofenderos; y si mi suma miseria en algo me deslizare, me deis los auxilios que a vuestra Penitente disteis, y me concedáis lo que en esta novena os pido, si es de vuestro agrado. Amén.

Para meditar durante el día: Contemplará el alma, su devota, el estado miserable del que está en pecado mortal, tal como estuvo la Santa, siendo enemiga de Dios, y lo admirable de la gracia, pues de un tizón de los abismos Dios fabrica una blanca Azucena para el Cielo.

Obsequio: Hoy se da a nuestra Santa un pañuelo para que enjugue su llanto; y éste se formará de treinta y tres actos de Contrición.

Jaculatoria: ¡Ay Dios mío! ¿Quién te amará como tu Santa? ¿Quién llorará como tu penitente Magdalena?
Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.



SEGUNDO DÍA

Gloriosa arrepentida, espejo de penitentes corazones, que abandonaste el mundo por los regalos de tu Dueño verdadero, y sumida en la suma confusión de tus muchas culpas, cerraste los labios a las palabras para abrir puerta franca a las corrientes de lágrimas vertidas por tus ojos, dejando que explicasen ellos, lo que tu contrito corazón sentía. Maestra verdadera, tú nos enseñas que la perfección en el amor a Dios, más que en la armonía de las voces, consiste en los internos afectos; que son alas, que nos llevaban al regazo y sosiego de la gracia. Así lo hiciste y enseñaste. No te canses, pues, Magdalena Santa, de continuar con nosotros tus súplicas al Señor, y tus favores a tus devotos, concediéndonos un verdadero dolor de nuestros pecados, y un grande amor a Dios. Para que refrenando la violencia de la lengua, nos abstengamos de toda culpa, y nos aventajemos en alabanzas y dar gloria a Nuestro Señor que te escogió para la Patria Celestial. Amén.


Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


 Para meditar durante el día: Hoy se considera la gravedad del pecado de la lengua, y el daño, que hace en el alma; por el contrario la tranquilidad del silencio, si el alma devota ha caído en semejante violencia, hoy se lloran, y restituyen las honras, que se hubieran vulnerado.

Obsequio: Hoy se regala nuestra Santa con unas pastillas de boca, que se formaran de tres horas de silencio; y alguna amargura; particularmente privándonos de palabras jocosas, ociosas y sin fruto.

Jaculatoria: Dios y Señor mío, cómo vive quien no te ama, cómo hay quien ofenda tal belleza.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

ORACIÓN FINAL…





TERCER DÍA

Oh Seráfica y penitente Magdalena, que pasando los límites de tu amor humano, amaste de tal modo a tu Divino Maestro, que mereció lo mucho de tu caridad fuese el mismo Cristo predicador de tus arrepentimientos; declarando a voces que eras tú la que sí mucho habías pecado, mucho más habías amado. ¿Quién, Magdalena Santa, te enseñó tan breve y tan extraordinario amar? No otro que quien te supo querer con tanto extremo. Por esta perseverancia tuya, te ruego, me enciendas en el fuego del divino amor, enseñándome a aborrecer todo lo que da disgusto a tu querido Esposo. Lleva mi corazón a un perpetuo agradecimiento a Sus beneficios. No olvides, Santa gloriosa, a los que están fuera del gremio de la Religión Cristiana, y en particular a los que humildemente te ruegan, y se valen de tu Patrocinio, dando a todos conocimientos del valor de la gracia, y de la miseria del pecado mortal, de cual espero, me librará tu intercesión. Amén.


Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.  


ORACIÓN FINAL…


Para meditar durante el día: Entre día se trae a la memoria el inmenso amor de Dios a las criaturas, pues de tal suerte los ama, que no escaseó el dar a su Unigénito Hijo, para las afrentas, y muerte tan penosa, solo por conquistarlas para su Reino.

Obsequio: Hoy se presenta a nuestra Santa un libro de memoria, para que se escriba en él lo mucho que hemos de amar a Dios, y los servicios, que se han de hacer a la Santa. Éste se fabricará de tres exámenes de conciencia al día, se prepara con una cubierta de tela hecha de una profunda humildad, y conocimiento propio de nuestra flaqueza. Si cómodamente se pudiera ayunar, y no siendo Domingo.

Jaculatoria: ¿Te perderé mi Dios para siempre? ¿Te gozaré mi bien una eternidad? ¡Oh, mi Dios, por ti muero!

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.




CUARTO DÍA

¡Oh gloriosa y fuerte mujer!, oh querida Magdalena, que después de la tormenta amarga de tu continuo llorar, te guarneciste con el escudo fortísimo de la virtud de la constancia, siendo perpetua seguidora de tu Soberano Jesús, que en medio de sus dolores no vacilaste para estar presente en sus angustias, no espantándote la fiereza de los enemigos; pues cuando faltó el varonil esfuerzo de los Apóstoles, que habían huido, fuiste más constante, siendo fiel testigo de la mayor obra, que fue la grandeza de la redención, por esta constancia tuya (como el menor de tus devotos), te ruego, le alcances de Dios perseverancia y esfuerzo a los atribulados, firmeza a los que siguen el camino de la perfección, acierto a los que dirigen almas, ejercicios de virtud y rigurosa ejecución en sus devociones a los de estado religioso. Finalmente, a los cautivos por la fe, esfuerzo para que no desmayen, para que todos sigamos tus pasos hasta la dichosa Jerusalén. Amén.


Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


ORACIÓN FINAL… 


Para meditar durante el día: Hoy se considera, cuantos han comenzado bien el camino de la vida espiritual y por falta de constancia han acabado desdichadamente; pues no consiste la virtud en empezar, sino en perseverar en ella que buen principio tendría Judas; y murió desesperado. El Infierno está lleno de buenos deseos pero el cielo de buenas obras.

Obsequio: Hoy se da a nuestra Santa un ramillete de rosas perfumado con la devoción del rezo del Santo Rosario en honor de Nuestra Señora de las Angustias. Si buenamente se puede de rodillas y con los brazos en cruz en lo que dura una decena.

Jaculatoria: ¡Ay si acertara a darte gusto, Señor! ¡Ay Padre, si sabré perseverar en tu servicio! Dadme la mano, Señor que soy débil.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.



QUINTO DÍA

Bendita Magdalena, no tienen mis sentidos expresiones para dar gracias al Señor por haberte dotado de tal afecto para con su Majestad, pues durante su Pasión no apartaste tu mirada ante la tempestad de ultrajes que padecía, antes olvidada del temor solo te vestías de la gala del amor. Porque si había persecuciones, allí te hallabas; había verdugos, caminabas valerosa; había armas, por ellas mismas te abrías paso; había Cruz, al pie de ella te acercabas a hermosear tu rostro con los zafiros de las gotas de Sangre que del Cuerpo de Jesús manaban. Allí estuviste sin morir muriendo con tu Dueño; si había sepulcro, a él te arrojabas en busca de Jesús; había tinieblas pues ellas no te horrorizaban; antes si adelantándote a la Aurora, salías a recrearte al Sepulcro del Sol, que buscabas, con una amor tan grande que competía con el de los Ángeles, que nada quiere, nada teme; y sólo busca al que llena todas las cosas, que es Dios. Por este amor tan fino, te suplico, no te apartes de mi corazón; ya en medio de mis miserias; ya entre las fatigas de este mudo; ya entre los dolores de las enfermedades; ya entre las agonías de la muerte; intercede siempre en mi favor, para que logre no caer en pecado mortal, y vivir siempre creciendo en las virtudes, y muera confesando al Señor, que me dio tu Patrocinio. Amén.


Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


ORACIÓN FINAL…


Para meditar durante el día: Hoy se considera la santísima Providencia de Dios y su grandísima misericordia pues cada uno acude en medio de sus trabajos, felicidades, hallándose presente al pobre, que padece, al justo que le sirve, y al malo, que le ofende; pero, ¡oh, horror! como se hallará Dios delante de ti, cuando le estás haciendo traición; tiemble de su ira quien en su presencia peca.

Obsequio: Hoy se dará a nuestra Santa un farol para que la acompañe a Nuestro Señor así en la noche de la prisión y tormentos, como en las tinieblas, cuando le buscaba difunto. Se formará con los actos de fe, esperanza y caridad.

Jaculatoria: ¿Tú conmigo, Dios mío? ¿Y yo por mis pecados tan lejos de ti? Ay de mí, desdichado, si te pierdo.

Acto de Fe
Creo firmemente, Dios mío, todo cuanto vos habéis revelado y la Santa Iglesia nos enseña. Señor, aumentad mi fe.

Acto de Esperanza
Espero, Dios mío, me daréis el Paraíso por los méritos de N. S. Jesucristo y las buenas obras, que practicare, ayudado de vuestra divina gracia. Señor, no sea yo confundido eternamente.

Acto de Caridad
Os amo, Dios mío, con todo mi corazón y sobre todas las cosas, porque Vos sois infinitamente bueno; y, por vuestro amor, amo también al prójimo como a mí mismo. Señor, haced que yo os ame cada día más y más.



SEXTO DÍA


Apóstola de las Apóstoles Magdalena gloriosa, que encendida en el fervor, y deseo de aumentar la fe de tu Maestro Jesús, siguiendo primero valerosamente al Señor hasta el Calvario, consolándolo en su desamparo, asistiendo a su Sacratísima Madre mientras la espada de dolor predicha por Simeón le atravesaba el corazón con punzante fiereza al ver el nacimiento de la Santa Iglesia del Corazón abierto de Cristo, de donde manó Sangre y Agua, y ofreciendo en aquel momento las primicias del culto de amor y reparación te apartaste a la soledad de una cueva, para llevar allí vida de estricta penitencia y meditación en la pasión y muerte de Nuestro Redentor, no olvides, Santa mía, la liberalidad de las benditas manos a tus devotos, concediéndonos un ardor tal, santo celo y honra de Dios, temor al pecado mortal, la dilatación de la fe en los infieles, el aumento de tu devoción, y la ayuda de tu favor en todos nuestros trabajos, y la perpetua consolación en la Gloria. Amén.


Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


ORACIÓN FINAL…


Para meditar durante el día: Hoy se considera el intensísimo deseo, que tiene Dios de la salvación del género humano, pues le costó, no menos, que dar a su Unigénito Hijo para que pagase inocente con su vida, lo que nosotros habíamos desconocido y ofendido con la culpa. Pondere el alma, como sentirá el Señor no se logre el precio de su Sangre en los desagradecidos.

Obsequio: Hoy se regala a nuestra Santa con un vaso de oro para depositar en él los olores, que tan generosa supo verter a Jesús, y se fabrica con nuestro corazón, poniendo a los pies de la Santa un Rosario a Nuestra Señora.

Jaculatoria: ¿Quién derramará su Sangre, mi Dios, para atraerte a los que están fuera de tu gremio? ¡Ay mi Jesús! yo te alabo, y confieso por todos ellos.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.




SÉPTIMO DÍA

Piadosísima Magdalena, que escogiste desde los pies de tu Maestro Soberano la mejor parte, que fue la contemplación de los secretos arcanos de Dios, y mereciste alcanzarla en punto tan sobremanera alto, que agradó tanto a su Majestad lo perfecto de tu corazón, que eras arrebatada corporalmente siete veces cada día a gozar de cerca aquellos inexplicables regalos que te comunicaba tu Soberano Esposo, siendo testigo de tus dichas un devoto sacerdote, que deseoso de su salvación se retiró a acabar su vida cerca de tu dichosa cueva, y dudando de quien era la feliz alma, que era así llevada de los Ángeles, mereció oír de tu propia boca estas palabras: ¿Te acuerdas de haber leído en el evangelio como una mujer pecadora lavó con sus lágrimas los pies de Jesucristo Salvador del mundo, y los limpió con sus cabellos, y mereció alcanzar perdón de sus pecados?, y respondió el Sacerdote, Bien me acuerdo, y dijiste: Yo soy aquella pecadora y hace ya treinta años que me retiré a esta soledad por apartarme de toda conversación humana. Te ruego, oh modelo de penitentes, que por estos altísimos privilegios con que Dios te honró, me concedas el don de la oración y los frutos de ella, y especialmente el conocimiento de la suma bondad de Dios, y de mi malicia y bajeza, para que ejercitando en vida sus alabanzas, le goce para siempre en su Reino. Amén.



Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


ORACIÓN FINAL…



Para meditar durante el día: Hoy se considera el sumo amor de Dios, pues no se contenta con regalar a sus amigos en este mundo, sino que aún vivientes los eleva que gocen de su gloria, y por malos, que hayan sido como se pongan en su gracia, mediante la confesión, y contrición, no se acuerda de sus culpas, antes sí ostenta a su infinita misericordia.


Obsequio: Hoy se presenta a nuestra Santa una toalla para que enjugue los pies a Cristo Señor nuestro, se compone de privarse de ver cosas de diversión, pasatiempos inútiles y sin fruto, y hacer el Vía Crucis.

Jaculatoria: ¿Cuándo te gozaré sin límite mi Dios? Alábenle por mí todas las criaturas.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.




OCTAVO DÍA

Oh Magdalena feliz, ¿quién sabrá explicar lo crecido de tu santidad?: pues amaste tan de veras a tu Dueño, que escogiste para habitación lo tosco de una gruta, en lo más áspero de las soledades, dejando de tu casa las comodidades. Pero tu inmensa caridad supo robar las caricias de tu Esposo, que regalándote con celestiales recreos, era relicario dichoso la que tosca cueva había sido retrete de las fieras, logrando por tus virtudes, saber de su Majestad el dichoso día de tu gloriosa muerte. Y fue ésta tan dulce, que estando elevada más encendida que el sol estuviste acompañada de Angélicos Ministros, y llena de inmensa alegría y cobrados méritos, diste la Alma Santa a quien la colocó en tu penitente cuerpo, para gozar eternamente aquellas felicidades, que supo ganar tu austera vida. Por este sumo gozo, te pido Santa gloriosa, no olvides mis humildes ruegos para con el Señor, te duelas de mis fragilidades, y me enseñes a dejar las vanidades del mundo para que me retire al conocimiento sólo del Señor. Consígueme, Protectora mía, la gracia y debida disposición para recibir el Sacrosanto Cuerpo de mi Señor Sacramentado, supliendo con tus merecimientos lo mucho de mi tibieza. Y, finalmente, alcánzame de Dios no muera sin recibirle en el Santo Viático y que como encendida mariposa en el fuego de su amor, sea consumido en sus incendios. Amén.



Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


ORACIÓN FINAL…


Para meditar durante el día: Se considerarán las postrimerías; cielo, infierno y purgatorio, y se pedirá a Dios por intercesión de la Santa de no morir en pecado mortal.

Obsequio: Hoy se regala a nuestra Abogada un espejo en que vea su macerado rostro; trayendo a la memoria la multitud de nuestros pecados y examinando la conciencia tres veces durante el día.

Jaculatoria: ¡Ay mi Dios, y lo que me has sufrido! Solo tu paciencia me esperará tanto tiempo.


Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.




NOVENO DÍA

¡Oh sagrada Magdalena!, contemplamos hoy cómo se extinguió tu vida, pero adornada de tan singulares virtudes, cuantos fueron los mares de tus ojos y crecidos amores para con tu amado Esposo; ya has descansado de la pesada tarea de la miseria humana. Llena de tanta virtud y merecimiento, estás en la dulce compañía de Aquel que supiste servir en                                        tu dichosa vida. Ya se han cumplido, Patrona mía, en tus santos deseos; ya está colmado tu ardiente corazón en la vista del Omnipotente Dios, que llena todas las cosas. Ya estás dignamente colocada en el elevado trono que te fabricaste con tus mortificaciones y penitencias. Ahora sí que es tiempo favorezcas desde tus altas moradas, a los que humildemente se te han ofrecido como tus hijos. Experiencia tiene el mundo de tus favores, y de lo mucho que vales para con el Señor: díganlo los peligros de que has librado a tus devotos, las enfermedades que has sanado, los ciegos que han visto, los casados que han conseguido el vínculo de la castidad, las conciencias que has sosegado, los que has reducido al estado de la gracia. Finalmente, díganlo desde ese Cielo los que han pasado el trance de la muerte con los alivios y regalos de tu presencia, y digámoslo todos los que esperamos el logro de nuestros ruegos, fiados de tu caritativa intercesión. Alcánzanos, Santa gloriosa, lo que en esta Novena te hemos pedido, si es del agrado de Dios, y una feliz muerte con tu protección y presencia. Amén.



Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías.


ORACIÓN FINAL…


Práctica para este día: Hoy (si se pudiere) se socorrerá un pobre, y no se menosprecien darle su mesa, últimamente será de mucho servicio a nuestra Santa, se visiten los enfermos, presos y afligidos, en los días que en su Novena se pudieren, y procurarán sus devotos extender esta devoción a la Santa.                                  

Obsequio: Hoy se dedica a nuestra Santa una Arca para sepulcro de su difunto cuerpo, y es el corazón con total olvido de las ocasiones que fueren de nuestras maldades, durante el día se rezarán repartidos treinta y tres Padre Nuestros.


Jaculatoria: Mi Dios, deseo ya gozarte ¿Quién podrá vivir sin ti? ¡Ay de los que te perdieren para siempre! de amores muero por ti; de ira contra mí, que te ofendí, y cuanto me pesa de mi mala vida.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.


LAUS DEO.

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