jueves, 29 de junio de 2023

MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. DÍA 12: “EN EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS EL MÁS SEGURO MAESTRO”.

 


Por: D. FELIX SARDA Y SALVANY, Pbro.

 

TODOS LOS DÍAS

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

   ¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.



MEDITACIÓN DÍA 12

“EN EL SAGRADO CORAZÓN,

HALLAREMOS EL MÁS

SEGURO MAESTRO”

I

   Consideremos hoy bajo este punto de vista el Sagrado Corazón de Jesús. A peso de oro y a costa de largos viajes buscan los hombres para sí, aventajados maestros, y tienen por sumo honor y gran dicha hacerse discípulos suyos y aprender de sus labios humanas ciencias.

   A menos costa y con menos fatiga podemos nosotros encontrar en el Sagrado Corazón de Jesús el más seguro maestro.

   Dos clases de lecciones nos da este Divino Preceptor: unas exteriores, por medio de la voz de la Iglesia; otras interiores, por medio de su secreta inspiración. ¿Y qué enseña? Grandes verdades, máximas de vida eterna, consejos de salvación, prudencia toda celestial. Adoctrinados por ese Maestro Divino, se han visto en la Iglesia de Dios, hombres y mujeres sin letras, admirar y confundir a los sabios, y dejar a los venideros, monumentos de profunda ciencia interior, no adquirida en las escuelas, sino en el trato y familiaridad con este Sagrado Corazón.

   ¡Oh Maestro de verdad! ¡Oh libro siempre abierto para quien desea penetrar sus secretos! ¡Oh cátedra santa, donde ni Moisés ni los profetas, ni los filósofos, sino el mismo Dios, dicta lecciones de verdad a los discípulos de su Corazón!

   Abrid, Señor, el mío, para que reciba dócil tan divinas enseñanzas, y las siga y las practique con toda fidelidad.

—Medítese unos minutos.

II

   ¿A quién has escuchado hasta hoy, alma mía? A maestros de seductoras palabras que te han guiado por caminos de perdición.

   Han sido tus maestros, el mundo con sus necias máximas, las pasiones con su maligna sugestión, la vanidad, el amor propio, la ira y demás apetitos desordenados. Estas lecciones he escuchado, Jesús mío, y estas me han hecho permanecer sordo a los suaves consejos de vuestra ley. Hablad ahora, Señor; hablad, Divino Maestro, que vuestro fiel discípulo os escucha. Hablad a lo íntimo de mi corazón desde las profundidades del vuestro; oiga yo vuestra dulce voz, y aprenda de ella los secretos de la vida eterna que nadie más, me puede enseñar. Sordo quiero ser en adelante a todos los que hasta hoy, me han seducido o engañado.

   ¡Oh Maestro Divino! ¡Admitidme en la escuela de vuestro Corazón, de donde han salido tantos y tan aprovechados discípulos! Ignorante soy como un niño, haceos cargo de mi ignorancia, compadeceos de mi cortedad. No quiero por maestro más que a Vos: enseñadme, Maestro mío, a hacer siempre vuestra santa voluntad.

—Medítese, y pídase la gracia particular.


ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

 

   Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

 

   ¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, ¡oh soberano Maestro!, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia. ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: “Venid a Mí, … Aprended de Mí ... Pedid, llamad ...” A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

—Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

 

LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

      

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

     

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

     

Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.

   

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.

 . Jesús, manso y humilde de Corazón.

. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

ORACIÓN

   ¡Oh Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón! haz que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.

   Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


jueves, 1 de junio de 2023

MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 1º DE JUNIO.

 





San Juvencio, mártir, en Roma.

 

San Pámfilo, presbítero, en Cesárea de Palestina, hombre de una santidad y ciencia admirable, y muy liberal con los pobres; el cual, por la fe de Jesucristo, en la persecución de Galerio Maximiano, fue atormentado y encerrado en una prisión por orden del prefecto Urbano; y después en tiempo de Firmilano, habiendo sido nuevamente atormentado, consumó el martirio juntamente con otros Santos. También fueron entonces martirizados Valente, diácono, Pablo, y otros nueve; cuya conmemoración se celebra en otros días.

 

San Reveriano, obispo, y san Pablo, presbítero, en Autun, los cuales juntamente con otros diez recibieron la corona del martirio en tiempo del emperador Aureliano.

 

—San Tespesio, mártir, en Capadocia, el cual después de muchos tormentos fue degollado en tiempo del emperador Alejandro y del prefecto Simplicio.

 

—Los Santos Mártires Isquirion capitán, y otroscinco soldados en Egipto; los cuales en tiempo del emperador Diocleciano, por confesar la fe católica, fueron martirizados con diverso género de suplicio.

 

—San Firmo, mártir, quien durante la persecución de Maximiano fue cruelmente azotado, apedreado, y por último degollado.

 —Los santos mártires Felino y Graciniano, soldados, en Perusa; los cuales habiendo sufrido diversos tormentos en tiempo de Decio, con una gloriosa muerte consiguieron la palma del martirio.

 

—San Próculo, mártir, en Bolonia; martirizado en tiempo del emperador Maximiano.

 

—San Segundo, mártir, en Ameria; el cual, arrojado al Tíber, consumó el martirio en tiempo de Diocleciano.

 

—San Crescenciano, soldado romano, en Tiferno ó ciudad del Castillo, en la Umbría; quien recibió la corona del martirio imperando también Diocleciano.

 

—San Fortunato, presbítero, en la Umbría, esclarecido en virtudes y milagros. Nació en Espoleto, y habiendo sobresalido notablemente en las letras sagradas, mereció ser ordenado sacerdote. La austeridad de su vida y sus virtudes fueron tales, que mereció ser visitado de los Ángeles, y que se le apareciese varias veces Nuestro Señor Jesucristo. Su caridad para con los pobres no conocía término, privándose no pocas veces hasta de lo más necesario para socorrerlos. Descansó tranquilamente en el Señor en tal día como hoy del año 400, y fue esclarecido en milagros antes y después de su muerte.

 

—San Caprasio, abad, en el monasterio Lirinense.

 

—San Simeón, monje, en Tréveris, que fue canonizado por el papa Benedicto IX. Era natural de Siracusa en la isla de Sicilia, e hizo sus estudios en Constantinopla. Luego pasó a Jerusalén, donde permaneció siete años visitando diariamente los Santos Lugares, y por fin vistió el hábito monástico en el monte Sinaí, donde vivió por espacio de muchos años. Posteriormente fue enviado a Italia con una misión, y habiéndola desempeñado, se retiró a Tréveris, donde su obispo Popon le cedió una habitación en la torre de su catedral; y allí Simeón vivió encerrado por muchos años, hasta que al Señor le plugo llamarle asi en tal día como hoy del año 1038, Los infinitos milagros que después de su muerte obró el Señor por su intercesión, obligaron a la Santa Sede a colocarlo en los altares.

 

—San Enecon (Eneco o Iñigo), abad benedictino, en Burgos de España, en el monasterio de Oña, ilustre en santidad y milagros.

 


—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.

 

 

Alabado y glorificado sea Dios eternamente.

 

 

 

 

AÑO CRISTIANO

POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

Traducido del francés. Por el P. J. F. de ISLA, de la misma Compañía.