martes, 4 de febrero de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 4 DE FEBRERO.

 





—En Florencia, la fiesta de san Andrés Corsino, obispo de Fiésole, que falleció el día seis de enero.









—En Roma, san Eutiquio, que acabó su vida con un glorioso martirio, y fué enterrado en el cementerio de Calixto; san Dámaso, papá, compuso su epitafio en verso.


altar sobre la tumba de
s. Eutiquio>





—En Fosombrone, los santos mártires Aquilino, Gémino, Gelasio, Magno y Donato.






—En Thmuis en Egipto, san Fileas, obispo de esta ciudad, y san Filoromo, tribuno de soldados, los cuales, en la persecución de Diocleciano, resistiendo a las sugestiones de parientes y amigos que les conjuraban libertasen su vida, expusieron ambos su cabeza, y merecieron recibir del Señor la palma del martirio. Siguiendo el ejemplo de su pastor, una innumerable multitud de fieles de la misma ciudad recibieron con ellos la misma corona.

  






—El mismo día, san Remberto, obispo de Brema. 








—En Troyes de Francia, san Aventino, Presbítero y confesor.







—En Pelusio en Egipto, san Isidoro, solitario, afamado por sus méritos y erudición. 








—El mismo día, en Sempringham de Inglaterra, san Gilberto, confesor.








—En el pueblo de Amatrice, en el Abruzzo, el nacimiento para el cielo de san José de Leonisa, del orden de capuchinos, a quien hicieron los Mahometanos padecer crueles torturas porque predicaba la fe entre ellos, y el cual, habiéndose hecho célebre por sus milagros y sus trabajos apostólicos, ha sido puesto en el número de los santos por el papa Benedicto XIV. 









—En Bourges de Aquitania, santa Juana de Valois, reina de Francia, Fundadora de la Orden de la santísima Anunciación de la Virgen santa María, que puso bajo la jurisdicción y dirección de los Hermanos Menores. Inscrita por el Papa Pío XII en el catálogo de las santas. 










—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.




   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.






AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

SAN ANDRÉS CORSINO, obispo y confesor. (+ 1373)— 4 de febrero.

 




   El bienaventurado Fr. Andrés Corsino fue natural de Florencia, y descendiente de la noble familia de los Corsinos.

   El día antes de que naciese, soñó Peregrina, su madre, que paría un lobo, el cual, entrando en la iglesia, poco a poco se había convertido en cordero, y aunque no entendió lo que aquel sueño pronosticaba, siempre estuvo con recelo y guardó el secreto hasta su tiempo.

   Encaminaban los piadosos padres a su hijo a la virtud y buenas letras, como a hijo que era de oraciones, pero apenas había entrado Andrés en los años de la mocedad, cuando comenzó a llevar una vida desbaratada, huyendo del estudio y de la virtud, dándose a deshonestos placeres y juegos y entretenimientos dañosos, riñas, pendencias, y al desperdicio de la hacienda de sus padres, y poniéndose cada día en peligro de perder el alma y el cuerpo.

   Todas estas cosas eran clavos y puñales que atravesaban con increíble dolor las entrañas de sus padres.





   Pero llegó un día en que, habiendo estado muy descomedido e insolente con su madre, ella le dijo: «Verdaderamente que eres tú aquel lobo carnicero e infame, que yo soñé había de parir»

   A estas palabras Andrés quedó atónito, y como quien despierta de un gran sueño, rogó a su madre que le declarase qué lobo y sueño era aquel que le decía.





   Y fueron de tal eficacia las palabras de la santa madre, que el hijo se compungió, y al día siguiente se fue al convento de Nuestra Señora del Carmen a hacer oración delante del altar de la Virgen, y alentado con su favor pidió de rodillas el hábito de aquella sagrada Orden, con grande gozo de sus padres que le habían ofrecido a la Virgen Santísima.

   ¿Quién no se maravillará de la asombrosa mudanza que obró en aquel corazón la gracia divina?

   De allí adelante el lobo se tornó manso cordero, y el hijo pródigo e incorregible se hizo un gran santo.




   Holló la soberbia y vana estima de sí mismo; domó la rebeldía de su cuerpo con ayunos, vigilias y asperezas y se señaló tanto en las letras y virtudes, que fue elegido prior de su convento de Florencia, y después por obispo de Fiésole, y Nuncio de Su Santidad en Bolonia, donde unió la nobleza y la gente popular, que ardían con un incendio de discordias y bandos.





   Finalmente, después de haber salvado a innumerables pecadores y hecho muchos milagros y profecías, estando diciendo Misa la noche felicísima de Navidad, le apareció la Virgen Santísima y le dio las buenas pascuas; avisándole que el día de los Reyes entraría en la Jerusalén soberana a ver cara a cara al Rey de los reyes, a quien con tanta fidelidad había servido.

   Y en efecto, en aquel día glorioso dio el santo su espíritu al Señor, a la edad de setenta y un años, cercada su alma de un gran resplandor, y exhalando su cuerpo un olor suavísimo.





   Reflexión: No desconfíen los padres de familia de la enmienda de sus hijos, por mal inclinados y rebeldes que sean; ni desesperen éstos de su conversión.

   Lo que no es posible a la naturaleza, es fácil a la gracia divina, como se ve claramente en la vida de este glorioso santo.

   Pero ¡ay de aquellos padres y madres que condescienden con los vicios y liviandades de sus hijos! Sepan que los crían y educan para que sean después sus verdugos, y unos miserables condenados del infierno.



   Pero si los educan bien y los encomiendan todos los días a la Santísima Virgen, serán más tarde su descanso y la corona de gloria.






   Oración: Oh Dios, que de continuo nos vas mostrando en tu Iglesia nuevos ejemplos de virtud; concede a tu pueblo la gracia de seguir de tal suerte las huellas del bienaventurado san Andrés, tu confesor y pontífice, que merezca conseguir el mismo premio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA CRISTIANA.