lunes, 6 de enero de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 6 DE ENERO.

 





—La Epifanía de nuestro Señor.



—En el territorio de Reims, el martirio de santa Macra, virgen, que fué arrojada en el fuego, durante la persecución de Diocleciano, por orden del presidente Rictiovaro; pero, habiendo salido de él tan sana como había entrado, cortándole los pechos, fué encerrada en una horrible prisión; enseguida, habiendo sido arrastrada sobre cascos agudos de vasijas rotas y sobre carbones encendidos, murió orando al Señor. 




—En África, la memoria de muchos santos Mártires, que fueron atados a postes, y consumidos por el fuego durante la persecución de Severo.


Melanio (derecha), discutiendo con Amando, su predecesor. 



—En Rennes, san Melano, obispo y confesor, quien, después de haber obrado innumerables milagros, no respirando más que por el cielo, pasó de este mundo a la bienaventuranza eterna.


—En Florencia, san Andrés, carmelita, de la ilustre familia de los Corsinos, obispo de Fiésoli, célebre por sus milagros; fué colocado en el número de los santos por el papa Urbano VIII: se celebra su fiesta el día 4 de febrero. 




—En Geres, en Egipto, san Nilamon, recluso, quien, al tiempo de ser conducido a pesar suyo para elevarle al episcopado, se puso en oración y dio su espíritu a Dios.





—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.



   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.





AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

LA EPIFANÍA O LA FIESTA DE LOS SANTOS REYES. — 6 de enero.

 



   En el sacrosanto misterio de la Epifanía (que significa manifestación) celebra la santa Iglesia aquel dichoso y bienaventurado día en que el Hijo de Dios, vestido de nuestra carne, se manifestó a los reyes Magos como a primicias de la gentilidad.


   Porque como este Señor era Rey del mundo y venía para salvarle, luego en naciendo quiso ser conocido de los que estaban cerca y de los que moraban lejos, de los pastores y de los reyes, de los simples y de los doctos, de los pobres y de los ricos, de los hebreos y de los paganos, y juntar en uno los que eran entre sí contrarios en el culto y religión y en el conocimiento del mismo Dios. 


   Este admirable acontecimiento nos refiere el sagrado Evangelio por estas palabras: «Habiendo nacido Jesús en Belén de Judá, en los días de Herodes el rey, he aquí que unos Magos vinieron del oriente a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y venimos a adorarle. 






   Y oyendo esto Herodes el rey, se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocando a todos los príncipes de los sacerdotes, y a los escribas del pueblo, inquiría de ellos dónde el Cristo había de nacer. Y ellos le dijeron: En Belén de Judá; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre las principales de Judá, pues de ti saldrá el Caudillo, que regirá a mi pueblo de Israel. Entonces Herodes, llamando reservadamente a los Magos, averiguó de ellos con diligencia el tiempo de la estrella, que les apareció. Y encaminándolos a Belén, dijo: Id, y preguntad diligentemente acerca del Niño; y apenas le hubiereis hallado, hacédmelo saber, para que yo, yendo asimismo, le adore.


   Y he aquí que la estrella, que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se paró encima de donde estaba el Niño. Y al ver la estrella, se holgaron con gran júbilo. 






   Y entrando en la casa, hallaron al Niño con su Madre María y postrándose le adoraron; y abiertos sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. 






   Y recibido aviso en sueños para que no tornasen a Herodes, se volvieron a su país por otro camino. » (SAN MATEO  2,1-13).


   Reflexión: «Reconozcamos en los Magos adoradores de Cristo (dice san León, papa), las primicias de nuestra vocación y de nuestra fe, y celebremos con grande gozo de nuestras almas los principios de nuestra dichosa esperanza. Adoremos al tierno Infante que veneraron los Magos en la cuna como al Dios omnipotente que está en los cielos, y presentémosle también de nuestros corazones ofrendas dignas de Dios.» (Serm. II de Epiph.). Y; ¿cuáles son estas ofrendas dignas de Dios?


   Las que se significaban por los tesoros de los santos Reyes: el oro de nuestra caridad, amando a Jesús sobre todas las cosas; el incienso de nuestra oración, para, alabarle y alcanzar las gracias que nos convienen; y la mirra de la cristiana mortificación, para tener a raya las malas concupiscencias que nos apartan de su divino servicio.


   Y después de hacer hoy estos ofrecimientos al divino Mesías, tomemos como los Magos otra senda distinta de la pasada, haciendo una saludable mudanza de vida, para que libres de todo peligro, podamos llegar a nuestra verdadera patria, que es el cielo.






   Oración: ¡Oh Dios! que en este día ordenaste que tu unigénito Hijo fuese conocido y adorado de los gentiles, dándoles por guía una estrella, concédenos por tu bondad, que pues ya te conocemos por la fe, lleguemos a la contemplación de tu gloria inefable. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.





FLOS SANCTORVM


DE LA FAMILIA CRISTIANA.

domingo, 5 de enero de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: 5 DE ENERO.

 






—La Vigilia de la Epifanía de nuestro Señor. 







En Roma, san Telesforo, papa, que llegó a la gloria del martirio bajo Antonino Pio, después de haber sufrido mucho en defensa del nombre de Jesucristo.





—En Egipto, la conmemoración de muchos santos mártires, que se hizo morir en la Tebaida con diversos géneros de torturas, durante la persecución de Diocleciano.





—En Antioquía, san Simeón, solitario, que estuvo muchos años de pie sobre una columna, lo que hizo darle el nombre de Estilita: toda su vida no fue más que un largo tejido de maravillas. 








—En Inglaterra, san Eduardo, rey, ilustre por su castidad y por el don de milagros. Un decreto del papa Inocencio XI ha fijado su fiesta en el 13 de octubre, día de la traslación de su cuerpo.







—En Alejandría, santa Sinclética, cuyas bellas acciones han sido descriptas por san Atanasio. 






—En Roma, santa Emiliana, virgen, tía de san Gregorio, papa, la cual habiendo sido llamada por su hermana Tarsila, muerta hacia poco tiempo, pasó en este día de la tierra al cielo. 





—El mismo día, santa Apolinaria, virgen.





—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes. 



   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.





AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).

LA VIGILIA DE LA EPIFANÍA. —5 de enero.

 




   Celebra hoy la Iglesia el oficio, y hace como la fiesta de la Epifanía, para disponer los fieles con un modo particular a la celebración de este gran misterio, y para darles con esta festividad preparatoria una idea más alta de la solemnidad de mañana.

   Lo que singularmente hizo más célebre en la Iglesia esta vigilia, fue el bautismo de los catecúmenos, cuya ceremonia se hacia esta noche en el Oriente con mayor pompa y con más solemne aparato, que se ejecutaba en el Occidente la vigilia de pascua de Pentecostés. Se encendía esta noche un gran número de lámparas, de velas y de hachas; el pueblo la pasaba toda en la iglesia, dedicado a ejercicios de lección y de oración.

   Habiéndose mudado la costumbre de las vigilias nocturnas, se trasladó esta fiesta al dia precedente, con el oficio y con parte de las ceremonias. Se dispensó en el ayuno, que siempre servía de preparación a las mayores solemnidades, en atención a que esto dia estaba comprendido entre Navidad y Reyes, cuyo tiempo se consideraba como una fiesta continuada: dice el concilio Turonense: porque el ayuno siempre debe ir acompañado de luto y de tristeza, y la fiesta está pidiendo gala y alegría.

   No contribuía poco a esta misma solemnidad la bendición de las aguas que llaman saludables; la cual se hacía tal noche como esta para bautizar a los catecúmenos. Y es que la Iglesia, siguiendo una tradición antiquísima, siempre hacia memoria del bautismo de Jesucristo en el mismo dia de la Epifanía.

   San Juan Crisóstomo dice en un sermón que los fieles de su tiempo, aun los que ya estaban bautizados, tenían la devoción de lavarse con estas aguas, como santificadas por la bendición de la Iglesia, y de llevarlas a sus casas. A la media noche de esta solemne fiesta, dice este padre, todos los fieles, después de haberse lavado con las aguas saludables, que por la bendición de la Iglesia están como revestidas de la virtud de aquellas que consagró con el bautismo el Salvador del mundo, las llevan a sus casas, y las guardan dos y tres años, conservándose tan claras y tan puras como si acabaran de salir de la fuente.

   Aunque los Orientales incurrieron después en una infinidad de errores, y casi todos están divididos por el cisma y por la herejía, se observa que casi todos han conservado esta ceremonia. Cada territorio bendice el rio que le baña con largas oraciones y preces, y después concurre un inmenso gentío de todas condiciones y estados a meterse en él, como para renovar su bautismo en memoria del de Jesucristo. Esta ceremonia se observó también por algún tiempo en las iglesias de África, como lo prueba el milagro que hizo san Eugenio, obispo de Cartago, curando a un ciego la vigilia de la Epifanía, durante la bendición de las aguas bautismales, en presencia de todo el pueblo que asistía a los solemnes oficios de la noche.




   La Iglesia latina no siguió la misma costumbre, teniendo por más conveniente practicar la ceremonia de bendecir las aguas bautismales en la vigilia de Pascua y de Pentecostés; pero con todo eso celebró siempre la vigilia de la Epifanía con tanta solemnidad, que aun en las vísperas del dia precedente hace memoria de ella, como de fiesta muy particular.

   Aunque por justos motivos suprimió la Iglesia el estilo de pasar en oración las noches de las vigilias, llamadas así porque en ellas se velaba y no se dormía, preparándose los fieles de esta manera para celebrar la fiesta del dia subsiguiente, no por esto les dispensó de esta preparación. Con este espíritu quiere que se ayune en las más de las vigilias; y aunque en la de hoy dispensa el ayuno por la razón que llevamos insinuada, no es su ánimo dispensar en las otras buenas obras que deben acompañarle; antes desea que esta mortificación se supla con el ejercicio de una devoción más fervorosa.

   Es error pensar que las fiestas no son más que días de descanso, y es mayor error imaginarlas como días que se deben dedicar a profanas diversiones. Cesase en ellas, es verdad, de toda obra servil; pero es únicamente para que nos entreguemos con mayor desembarazo a las sagradas, las que inmediatamente se dirigen al mayor bien de nuestras almas. Los días de fiesta son días de alegría, no lo niego; pero de una alegría toda espiritual y toda santa.

   También es cierto que en los primitivos tiempos de la Iglesia se estilaban muchos festines y convites en los días de fiesta. ¿Pero qué convites, y qué festines? Aquellos, dice Tertuliano, en que reinaba la frugalidad, se servía la templanza, y se hacía ostentación de la piedad; festines que instituía la caridad, y alentaba la religión, para contraponerlos a los escandalosos excesos de los paganos. Su mayor aparato era la modestia, llamábanse caridades, porque todo el gasto que se hacía era principalmente en obsequio de los pobres. Los gastos que se hacen en obsequio de la caridad no son gastos, que son lucros; se emplean aquellos no tanto en el regalo de los ricos, como en el refrigerio de los pobres. Así se explica Tertuliano. Y pregunto: ¿pudiera explicarse así, si hablara de los festines y de los convites que en los días de fiesta se suelen hacer en nuestros tiempos?

   Cada dia se ve que todo lo que es conforme a la inclinación de nuestros sentidos, por santo que sea en su primitiva institución, presto degenera en reprensibles excesos. Aquellos convites de la caridad y de la religión, degeneraron ya en banquetes de la vanidad, y no pocas veces del desorden. Hácense grandes gastos para contentar la gula de los ricos, no para satisfacer la necesidad de los pobres. ¿Y cuántas veces, a costa del sudor, y aun del crédito de los pobres, banquetean tiranamente los ricos? Entre los fieles no debiera haber convite en que no fuesen los pobres los primeros convidados.

   Es probable que la costumbre de echar rey en este dia sea muy antigua, y también muy loable en su principio. Quizá se introduciría para que, en cada casa, en cada familia hubiese uno que, con el nombre de rey, a imitación de los Magos, se esmerase en adorar y reverenciar el dia de mañana a Jesucristo. Hace verosímil esta conjetura el no descubrirse rastro de superstición en esta costumbre, y el contar que siempre la practicaron las familias más piadosas y arregladas. Pero el tiempo todo lo vicia, siendo cierto que las costumbres más honestas y más santas degeneran en reprensibles excesos, pasando a ser usos ilícitos y licenciosos por la depravada corrupción del corazón humano.




AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).


sábado, 4 de enero de 2025

MARTIROLOGIO ROMANO: DÍA 4 DE ENERO.

 



—La Octava de los santos Inocentes. 







—En Creta, san Tito, a quien ordenó san Pablo obispo de esta isla, en donde, después de haber llenado con mucha fidelidad el ministerio de la predicación evangélica, acabó dichosamente sus días, y fue enterrado en la iglesia que había sido cometida a sus cuidados por el santo apóstol.






—En Roma, san Prisco, presbítero, san Prisciliano, clérigo, y santa Benita, mujer piadosa, que alcanzaron la palma del martirio, bajo Juliano el apóstata, muriendo con la espada. 






—Además, en Roma, santa Dafrosa, mujer de san Flaviano, mártir, la cual, después de la muerte de su marido, fué primeramente desterrada, y decapitada después bajo el mismo emperador.






—En Bolonia, los santos Hérmes, Ageo y Cayo, que sufrieron el martirio bajo el emperador Maximiano.






 —En Adrumeto, en África, la conmemoración de san Mávilo, el cual, habiendo sido expuesto a las bestias por orden del cruelísimo presidente, Scápula, en la persecución del emperador Severo, recibió la corona del martirio.



—En África, los santos y muy ilustres mártires Aquilino, Gémino, Eugenio, Marciano, Quinto, Teódoto y Trifon.





—En Langres, san Gregorio, obispo, célebre por sus milagros.






—En Reims, san Rigoberto, obispo y confesor. 







—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.



   Alabado y glorificado sea Dios eternamente.





AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).