jueves, 18 de marzo de 2021

TRIDUO EN HONOR DEL SANTO PATRIARCA SAN JOSÉ. DÍA 3.


 

Hecha la señal de la Cruz y el Acto de contrición, se dirá:

 

 

ORACIÓN (Para los tres días).

 

 

   Quisiera, bienaventurado Patriarca, ya que esta vez no puedo hacer otra cosa en vuestro obsequio, dedicaros, lleno de fervor y celo, este piadoso triduo de alabanzas, cultos y súplicas, para obligaros, Santo bendito, a enriquecer mi alma con aquellos dones y gracias que con tanta frecuencia alcanzáis del Señor para todos aquellos que os profesan especial devoción, de los cuales dice vuestra mejor panegirista, Teresa de Jesús, que «con sus particulares servicios en vuestro honor, los veía ella aprovechar más y más en la virtud».

 

 

   Esta gracia, y la que os pido en este piadoso triduo, espero alcanzar por medio de vuestra poderosa, protección, si ha de ser para gloria de Dios, aumento de vuestro culto y devoción, triunfo de la Iglesia, de que sois especial protector, y unión íntima de caridad entre todos los fieles cristianos, para exaltación de la fe y salvación de mi alma. Amén.

 

 

 

—Aquí pedirá cada uno la gracia que desee alcanzar del Señor, por intercesión del Santo, en este piadoso triduo.

   —La petición se hará de rodillas y en el tiempo que se emplea en rezar un Credo.

   —A continuación, se rezará el Oficio, después del cual se dirá la oración final para terminar todos los días; y este mismo ejercicio se hará los tres días.

 

 

OFICIO PIADOSO DEL PATRIARCA SAN JOSÉ.

 

 

   Como la devoción al Patriarca San José va aumentando tanto en la Iglesia de Dios, especialmente después de haber sido declarado, por el inmortal Pontífice Pío IX, protector especial y Patrono de la misma Iglesia, ha parecido bien poner aquí el siguiente breve Oficio, dedicado al Santo, que muchos devotos suelen rezar con gran fruto espiritual todos los días.

 

 

—Se hará de la siguiente manera:

 

 

Hecha la señal de la Cruz se dirá la…

 

 

ORACIÓN.

Para todos los días, especialmente para el mes de Marzo.

 

 

   ¡Oh, glorioso Patriarca San José! Yo quisiera, Santo mío, honraros siempre y tributaros muchas alabanzas y amor; pero lo deseo más especialmente en este mes, en que tanto culto recibís de vuestros devotos. A todos ellos me uno, y también a la Corte celestial, para que suplan ellos mi impotencia en alabaros y amaros. Mas si vos, Santo mío, bendecís mis plegarias, recibiréis en ellas la gloria y honor que os debo, como favorecido vuestro en la vida; también lo espero ser en la hora de mi muerte, en la cual es mi deseo repetir entonces, lleno de fervor y confianza en vuestro amparo, lo que para empezar cada una de las horas digo ahora.

—Jesús, José y María.

—Os doy el corazón y el alma mía.

 

—Hecha la señal de la Cruz y dicho el Padrenuestro, Avemaría y «Gloria Patri», se dirá:

 


Himno

Muerto el tirano,

dejas a Egipto,

volviendo alegre

con tus queridos.

Y en casa humilde,

sudor continuo

la siente baña

para nutrirlos.

 

Al Niño pierdes

con ansia grande;

tres días fueron,

¡hay, cuán fatales!

Al fin, al templo

vas a buscarle,

y, ¡oh. Dios, qué gozo

de nuevo hallarle!


Jesús los brazos

te da, y María,

y echado en ellos

dichoso expiras.

Por tal ventura,

por tal delicia,

logren los fieles

la misma dicha.

 

 

Antífona. —Dios te salve, gloria, de los Patriarcas, luz de la Santa Iglesia, siervo bueno y fiel, a quien dio en la tierra el Eterno Padre autoridad de padre y esposo, sobre Jesús y María.

 

—Ruega por nosotros, Patriarca santo.

—Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 

 

Oración.

 

 

   Suplan, ¡oh, Jesús!, los merecimientos del Patriarca San José, esposo querido de vuestra Santísima Madre, lo que no podemos alcanzar para que nos concedáis lo que pedimos por su intercesión. Que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

— Jesús, José y María.

—Os doy el corazón y el alma mía.

 


 

ORACION

Para terminar todos los días el Oficio.

 

 

   Os ofrezco, ¡oh, glorioso Patriarca!, este Oficio, tan de vuestro agrado, y enriquecido con tantas gracias y favores como venís concediendo a cuantos le rezan con devoción.

 

 

   Suplid, vos, Santo mío, el fervor y devoción que me ha faltado, y dadme desde el cielo vuestra, paternal bendición, y con ella la fidelidad y constancia en seros siempre devoto hasta la muerte, lo cual apreciaré como prenda de mi eterna salvación. Amén

 

 

 

APOSTOLADO DE LA PRENSA—1926.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario