Acto de Contrición.
Adorable Salvador mío, lleno de confusión y
de vergüenza, vengo a postrarme a vuestras plantas, a pediros perdón y
misericordia; bien conozco, Señor, que no lo merezco, antes soy indigno de ser
escuchado pues innumerables veces he despreciado la gracia recibida, abusando
de vuestra bondad y clemencia; el conocimiento de mi infidelidad é inconstancia
me acobarda y desalienta, porque el ingrato no es digno de nuevos favores; pero
vuestra voz dulcísima me alienta y anima cuando dice: “Venid a mí todos.” ¿Conque aún es tiempo, Jesús mío? ¿puedo aun esperar el perdón y la
misericordia? ¡Oh Corazón
compasivo de mi Jesús! ¡Bendito seáis! a Vos me acojo, sed Vos mi
asilo, mi refugio, mi esperanza y mi consuelo. Padre Eterno, mucho os he
ofendido y he sido muy ingrato correspondiendo los favores con ofensas; mas ya
me arrepiento muy de veras; perdonadme, y recibid en desagravio el Corazón
amorosísimo de Jesús vuestro Hijo: yo os ofrezco sus méritos, sus virtudes y sus
penas; y por ellos espero el perdón y la gracia de vuestro amor. Amén.
PRIMER DÍA (1º de junio).
El Corazón de Jesús.
Abogado fiel. Árbol de vida.
1. "Hijos míos, no pequéis: más
si alguno pecare, abogado tenemos ante el Padre, Jesucristo justo,” dice San Juan, (S. Juan, II, 1) y el Corazón de Jesús lleno de amor
por nosotros, le inclina a defendernos, a excusarnos, y a abogar por nosotros
ante su eterno Padre. Acudamos a este abogado poderoso, y solicitemos de su
divino Corazón, que nos alcance del Señor el perdón de nuestras culpas.
2.
La sabiduría eterna, que es Jesucristo, es “árbol de vida para los que la alcanzan, y
bienaventurados los que la tienen asida”, (Prov. III, 18.) dicen los libros santos. En Jesús se
halla la vida, y Él es el árbol bajo el que el alma se sienta, para
refrigerarse con su sombra, y saborear sus dulcísimos frutos. El Corazón de
Jesús en la Eucaristía, nos consuela, nos refrigera, nos alienta y nos nutre.
Dejemos las bellotas de los cerdos y las pestilentes cebollas del Egipto, para saciarnos
con los frutos de este árbol de vida.
—Práctica: Orad
por los pecadores.
ORACIÓN
Perdido estaría yo sin remedio, si no abogaseis
por mí ante vuestro Padre, dulcísimo Redentor mío: vuestro Corazón me ama, me
compadece, ruega por mí y me alcanza el perdón. ¡Abogado fidelísimo, a Vos me acojo!
Oración para después de la meditación.
Corazón de mi Jesús, ya he procurado entrar en el jardín que sois Vos, meditando alguno de vuestros títulos gloriosos, o de vuestros oficios misericordiosos, o de vuestras dignidades maravillosas; ya me he sentado por algunos instantes bajo de la sombra de aquel que había deseado, y he aspirado el aroma de sus purísimas flores, y he saboreado alguno de sus frutos, dulcísimos a mi garganta. Haced, Corazón divino, que yo me nutra con tan regalados manjares, que yo no quiera habitar ya entre la turba de las criaturas; sino que en Vos ponga el dulce nido donde fomente los santos deseos, y los fervientes afectos; y que en vuestro adorable Corazón haga perpetua morada; que allí habite, pues para eso lo he escogido, y allí me vea siempre libre de mis enemigos, siempre lleno de amor para con Vos, siempre agradecido a vuestras grandes finezas; y pasando mi vida allí escondido, como el santo Job pueda allí exclamar: “En mi nidito moriré; y como la palma multiplicaré los días”, (Job. XXIX , 18) siendo trasplantado a los jardines eternos del paraíso celestial. Amén.
—Un Credo al Sagrado Corazón.
JACULATORIA.
—Corazón de Jesús, jardín de celestiales delicias.
—En ti viva, y en ti muera, y te goce eternamente.
“JARDÍN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”
POR
GABINO Chávez, Pbro (1901).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario