lunes, 1 de junio de 2020

JUNIO: MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. —PRIMER DÍA.




Acto de Contrición.

   Adorable Salvador mío, lleno de confusión y de vergüenza, vengo a postrarme a vuestras plantas, a pediros perdón y misericordia; bien conozco, Señor, que no lo merezco, antes soy indigno de ser escuchado pues innumerables veces he despreciado la gracia recibida, abusando de vuestra bondad y clemencia; el conocimiento de mi infidelidad é inconstancia me acobarda y desalienta, porque el ingrato no es digno de nuevos favores; pero vuestra voz dulcísima me alienta y anima cuando dice: “Venid a mí todos.” ¿Conque aún es tiempo, Jesús mío? ¿puedo aun esperar el perdón y la misericordia? ¡Oh Corazón compasivo de mi Jesús! ¡Bendito seáis! a Vos me acojo, sed Vos mi asilo, mi refugio, mi esperanza y mi consuelo. Padre Eterno, mucho os he ofendido y he sido muy ingrato correspondiendo los favores con ofensas; mas ya me arrepiento muy de veras; perdonadme, y recibid en desagravio el Corazón amorosísimo de Jesús vuestro Hijo: yo os ofrezco sus méritos, sus virtudes y sus penas; y por ellos espero el perdón y la gracia de vuestro amor. Amén.



PRIMER DÍA (1º de junio).



El Corazón de Jesús. Abogado fiel. Árbol de vida.


1. "Hijos míos, no pequéis: más si alguno pecare, abogado tenemos ante el Padre, Jesucristo justo,” dice San Juan, (S. Juan, II, 1) y el Corazón de Jesús lleno de amor por nosotros, le inclina a defendernos, a excusarnos, y a abogar por nosotros ante su eterno Padre. Acudamos a este abogado poderoso, y solicitemos de su divino Corazón, que nos alcance del Señor el perdón de nuestras culpas.

2. La sabiduría eterna, que es Jesucristo, es “árbol de vida para los que la alcanzan, y bienaventurados los que la tienen asida”, (Prov. III, 18.) dicen los libros santos. En Jesús se halla la vida, y Él es el árbol bajo el que el alma se sienta, para refrigerarse con su sombra, y saborear sus dulcísimos frutos. El Corazón de Jesús en la Eucaristía, nos consuela, nos refrigera, nos alienta y nos nutre. Dejemos las bellotas de los cerdos y las pestilentes cebollas del Egipto, para saciarnos con los frutos de este árbol de vida.


—Práctica: Orad por los pecadores.



ORACIÓN


   Perdido estaría yo sin remedio, si no abogaseis por mí ante vuestro Padre, dulcísimo Redentor mío: vuestro Corazón me ama, me compadece, ruega por mí y me alcanza el perdón. ¡Abogado fidelísimo, a Vos me acojo!


   Cansado en el camino de la vida, abrumado con las fatigas del destierro, a vuestra sombra me siento a descansar, árbol querido; vuestro fruto es dulce a mi garganta, vuestra frescura reanima. ¡Ojalá y todos vinieran a posarse bajo este árbol de vida! ¡Felices, felices mil veces los que os conocen, amor mío; desgraciados los que no os aman! Os ruego por estos pobres, Corazón Misericordiosísimo, llamadlos, acogedlos, favorecedlos benigno. Amén. 





Oración para después de la meditación.


   Corazón de mi Jesús, ya he procurado entrar en el jardín que sois Vos, meditando alguno de vuestros títulos gloriosos, o de vuestros oficios misericordiosos, o de vuestras dignidades maravillosas; ya me he sentado por algunos instantes bajo de la sombra de aquel que había deseado, y he aspirado el aroma de sus purísimas flores, y he saboreado alguno de sus frutos, dulcísimos a mi garganta. Haced, Corazón divino, que yo me nutra con tan regalados manjares, que yo no quiera habitar ya entre la turba de las criaturas; sino que en Vos ponga el dulce nido donde fomente los santos deseos, y los fervientes afectos; y que en vuestro adorable Corazón haga perpetua morada; que allí habite, pues para eso lo he escogido, y allí me vea siempre libre de mis enemigos, siempre lleno de amor para con Vos, siempre agradecido a vuestras grandes finezas; y pasando mi vida allí escondido, como el santo Job pueda allí exclamar: “En mi nidito moriré; y como la palma multiplicaré los días”, (Job. XXIX , 18) siendo trasplantado a los jardines eternos del paraíso celestial. Amén.



—Un Credo al Sagrado Corazón.



JACULATORIA. 

—Corazón de Jesús, jardín de celestiales delicias.


—En ti viva, y en ti muera, y te goce eternamente.



“JARDÍN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”


POR
GABINO Chávez, Pbro (1901).


No hay comentarios.:

Publicar un comentario