Se venera a San Saturnino como
evangelizador y primer obispo de Toulouse.
Fortunato dice que convirtió a muchos
idólatras con su predicación y milagros. Se supone que predicó aquende y
allende los Pirineos. El autor de su “pasión”, que
data de antes del siglo VII, relata que el santo reunía a los fieles de Toulouse
en una pequeña iglesia y hace notar que el principal templo de la ciudad estaba
situado entre dicha iglesia y la casa del santo. Los oráculos solían hablar en
el templo, pero durante largo tiempo habían permanecido mudos, y los paganos
atribuyeron aquel silencio a la presencia del obispo cristiano. Así pues, los
sacerdotes se apoderaron de él un día, cuando el santo pasaba frente al templo,
y le arrastraron al interior. Ahí le advirtieron que si no aplacaba a los
dioses ofreciéndoles sacrificios, sería sacrificado él mismo.
Saturnino
replicó:
“Yo adoro a un solo Dios
y sólo a El ofreceré sacrificio de alabanza. Vuestros dioses son malos y se
complacen más en el sacrificio de vuestras almas que en el de vuestros toros.
¿Cómo voy a temerlos, puesto que vosotros mismos reconocéis que tiemblan ante
un cristiano?”
Los infieles,
encolerizados por esa respuesta, ataron al santo por los pies a un toro que iba
a ser sacrificado y azuzaron al animal para que echase a correr colina abajo.
Los sesos del mártir quedaron diseminados en la pendiente. El toro siguió
arrastrando el cuerpo hasta que se reventó la cuerda. Los restos de Saturnino
quedaron abandonados ante las puertas de la ciudad hasta que dos mujeres los
escondieron en un foso.
Más tarde, las reliquias fueron trasladadas
a la gran iglesia de San Saturnino.
La iglesia que se levanta en el sitio en que
se detuvo el toro se llama todavía “Taur”. Más
tarde, la leyenda embelleció la vida del santo, diciendo que había sido enviado
a la Galia por el Papa Clemente o por los mismos Apóstoles.
Por extraño que parezca, Ruinart incluyó la pasión de San Saturnino en
su Acta Sincera. Delehaye estudia en CMH todos los puntos importantes. San
Gregorio de Tours menciona más de una vez a San Saturnino y su basílica de
Toulouse y es evidente que tenía ante los ojos el texto de la pasión del
mártir. Tanto Venancio Fortunato como Sidonio Apolinar honran al santo obispo y
hacen eco al relato legendario de su martirio. Los calendarios mozárabes
conmemoran también al santo el día de hoy.
VIDAS DE LOS SANTOS
DE BUTLER— 1965
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