Según la tradición popular, los padres de
Nuestra Señora la llevaron al templo a los tres años de edad para que se
educase. Así lo afirman varios evangelios apócrifos, como, por ejemplo, el
“Protoevangelio de Santiago”.
“Y la niña tenía dos años, y Joaquín dijo:
‘Llevémosla al Templo del Señor para cumplir
nuestra promesa, no sea que el Señor nos rechace a nosotros y a nuestro don.’
Y Ana dijo: ‘Esperemos a que cumpla tres años para que no eche de menos a su padre y a su madre.’
Y Joaquín dijo: ‘Esperemos.’ Y la niña cumplió tres años. . .
Y ellos subieron al Templo del Señor, y el sacerdote la recibió, la besó y la bendijo, diciendo: ‘El Señor ha engrandecido tu nombre en todas las generaciones. En ti manifestará el Señor el último día la redención de los hijos de Israel.’ Y el sacerdote la hizo bajar desde el tercer escalón del altar, y el Señor derramó su gracia sobre ella. Y ella danzó con los pies, y toda la casa de Israel la amó. Y sus padres volvieron maravillados, alabando a Dios porque la niña no había vuelto con ellos. Y María se quedó en el Templo como si fuese una paloma que habitaba ahí. . ”
Y Ana dijo: ‘Esperemos a que cumpla tres años para que no eche de menos a su padre y a su madre.’
Y Joaquín dijo: ‘Esperemos.’ Y la niña cumplió tres años. . .
Y ellos subieron al Templo del Señor, y el sacerdote la recibió, la besó y la bendijo, diciendo: ‘El Señor ha engrandecido tu nombre en todas las generaciones. En ti manifestará el Señor el último día la redención de los hijos de Israel.’ Y el sacerdote la hizo bajar desde el tercer escalón del altar, y el Señor derramó su gracia sobre ella. Y ella danzó con los pies, y toda la casa de Israel la amó. Y sus padres volvieron maravillados, alabando a Dios porque la niña no había vuelto con ellos. Y María se quedó en el Templo como si fuese una paloma que habitaba ahí. . ”
La liturgia romana no dice en ninguna parte
que la fiesta de hoy se refiera a ese incidente. En realidad, no es una fiesta
muy antigua, ni siquiera en el oriente, donde tuvo su origen y se la conoce con
el nombre de la Entrada de la Santísima Madre de Dios en el Templo.
Probablemente, la fiesta conmemoraba originalmente la dedicación de la iglesia
de Nueva Santa María de Jerusalén, que tuvo lugar el año 543. En el occidente
empezó a celebrarse esporádicamente en el siglo XI en Inglaterra, donde, según
dice Edmundo Bishop, “constituía una fiesta litúrgica importante, que se
observaba seriamente. El manual de bendiciones de la catedral de Canterbury da
testimonio de ello. Ahí encontramos las siguientes palabras en el sitio que les
corresponde (es decir, entre el 11 de noviembre, fiesta de San Martín, y el 22
de noviembre, fiesta de Santa Cecilia): “Benedictio de
praesentatione sanctae Mariae”. Se trata de una alusión a la fiesta de la Presentación. Dicha
fiesta se conmemoró algún tiempo en los libros de Winchester y Canterbury, pero
desapareció después. En las últimas décadas del siglo XIV se introdujo en la
Iglesia Latina. EI mundo ha olvidado “usque ad hodiernam diem” la práctica inglesa,
que data de 350 años antes.” (Litúrgica Histórica, p. 257).
La fiesta fue imponiéndose poco a poco y fue finalmente
extendida a toda la Iglesia de occidente durante el pontificado de Sixto V
(1585).
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