Nació en Atenas, y
habiendo salido muy aventajado en las letras sagradas y en todos los estudios
eclesiásticos, vino a Occidente, instado por san Basilio el Grande, su íntimo
amigo. Llegado a Terno,
ciudad de Italia, y viendo que sus habitantes dormían aun en las sombras de la idolatría,
empezó a predicar con tanto celo el Evangelio, que al poco tiempo la población
presentaba un nuevo aspecto. A fuerza de razones y
milagros convenció de falsedad al paganismo, e hizo brillar más cada día la
divinidad de la religión que anunciaba. Sabidos estos progresos de la fe
por el papa san Silvestre, llamó a su presencia a Páris, alabó su santo propósito,
le consagró obispo, y lo mandó otra vez con su bendición apostólica á Terno
cuya ciudad era ya toda cristiana. Elevado a tan alta dignidad, redobló el santo
sus esfuerzos, y correspondió de un modo tan satisfactorio a la confianza de la
Iglesia, que antes de su muerte vió toda su diócesis purificada de los errores
de la idolatría. Resplandeció en milagros toda su
vida, y murió tranquilamente el dia 5 de agosto del año 316.
LA LEYENDA DE ORO—1853.
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