COMENZAMOS: 29 de julio.
FINALIZAMOS: 6 de agosto.
FESTIVIDAD: 7 de agosto.
Novena dispuesta por el padre fray
Rafael José Ferriol, capuchino exclaustrado y párroco de San Jaime en Palma de Mallorca,
impresa en esa misma ciudad por la viuda de Buenaventura Villalonga en 1865,
con licencia eclesiástica.
NOVENA AL GLORIOSO SAN CAYETANO DE
THIENE, PARA IMPLORAR POR SU INTERCESIÓN LA SALUD DEL ALMA Y CUERPO EN TODO TIEMPO,
Y MUY EN PARTICULAR EN TIEMPO DE ALGUNA CALAMIDAD.
Por la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠
enemigos líbranos, Señor ✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
PREPARACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.
Glorioso
San Cayetano, amigo
de Jesús, Redentor del linaje humano, y amigo también de María Santísima, madre
de los hombres, ¿a
quién puedo acudir mejor para alcanzar el remedio de mis males tanto del alma
como del cuerpo, que a Vos tan allegado de los dos personajes en cuyas manos
están los tesoros de gracia y de naturaleza? Vos, santo mío, si
queréis, podéis reparar los percances que me afligen. No espero que me
despreciéis en este momento que acudo a Vos confiado en vuestro valimiento y
patrocinio. ¿Puede
retraeros de consolarme el ver en mí alguna falta que tenga enojada a la Divina
justicia y que la obligue a castigarme? ¡Oh San Cayetano!, no os detenga esto. A la presencia
del Señor me humillo, y reconociéndome pecador, digo con todas las veras de mi
alma: Dios mío, perdón, pésame de haberos agraviado, por ser Vos quien sois,
bondad inmensa. Concededme la gracia, y ahora muy en particular para rendir
culto a vuestro especial amigo San Cayetano, por cuya intercesión espero
obtener de Vos en esta novena el bien que deseo, y al fin de mi vida el
descanso de mi alma en vuestra compañía eternamente en la gloria. Amén.
DÍA NOVENO (6 de agosto).
MEDITACIÓN: GLORIA
QUE SAN CAYETANO DISFRUTA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA POR LO MUCHO QUE TRABAJÓ
EN GLORIA DE DIOS Y EN BIEN DE LAS CRIATURAS HUMANAS.
San
Cayetano, que
desde su infancia hasta la muerte, se ejercitó en las virtudes de Jesucristo,
humildad, paciencia, mortificación, desnudez y desprendimiento de todo lo de la
tierra; San Cayetano, que para defensa de la Religión, enseñanza del pueblo, y
conversión de los pecadores y de los herejes, fundó el orden de Clérigos
Reglares; San Cayetano, que durante su vida, hizo bien indecible a los hombres
con dones de gracia y de naturaleza ¿podía dejar de recibir el galardón correspondiente a
tantos merecimientos? Dios, justo remunerador de los que se sacrifican por su
honra y engrandecimiento y por la ventura de sus semejantes, quiso premiar las
virtudes y obras santas de San Cayetano con gloria eterna. A la Bienaventuranza
celestial voló el alma de San Cayetano luego de salir de la cárcel del cuerpo.
Y en el Cielo goza desde entonces San Cayetano distinguido lugar y bienes que
nunca acabarán. En tanta dicha lo vieron, por revelación, San
Pedro de Alcántara, San Andrés Avelino y la venerable fundadora de Teatinas Sor
Úrsula Benincasa.
Y no es la gloria del Cielo que solamente goza San Cayetano, disfruta también
de inefable veneración y culto en la tierra. Ya antes de su beatificación y
canonización era honrado e invocado Cayetano por muchos de los fieles. Mas,
luego que la Iglesia decretó se le podía obsequiar y engrandecer con pública
solemnidad, desde entonces se le han erigido en ensalzamiento suyo, monumentos,
oratorios y suntuosos templos, acudiendo a ellos sus devotos para rendirle
distinguidas festividades, e implorar por medio de sus sagradas imágenes
consuelo y ventura celestial, y el reparo de sus desgracias.
Mira, cristiano, cómo recompensa el Señor
los méritos contraídos en el ejercicio de la virtud, y en el de las obras de
Misericordia. Ten presente que no en balde trabajarás en los caminos de la
divina ley. Da a Dios lo que de justicia le pertenece. Trata a tus semejantes
como a ti mismo, y alcanzarás en premio la gloria eterna.
EJEMPLO:
«Un varón muy espiritual,
que con fervorosos deseos anhelaba a la conquista del reino de los cielos,
dirigiendo sus pasos por la estrecha senda de la perfección evangélica, aspiró
con ánimo generoso a seguir con su auxilio los que en ella dio el espíritu
gigante de Cayetano. A este fin proponía a su memoria aquellas heroicas
virtudes que ejercitó el Santo, por si podía sacar en su alma alguna copia, que
no desdijese en todo del original que se había propuesto. Tenía asimismo en su
estancia un retrato material del Santo, delante del cual hacía cada día su
examen de conciencia, y era para él un clarísimo espejo donde descubría sus
manchas o lunares, porque el día que como hijo de Adán se había deslizado en
más faltas, o pasado con mayor pereza, el Santo se lo indicaba en el semblante,
mostrándose indignado; y al contrario, cuando más fervoroso se había empleado
en obras del divino agrado, también se lo indicaba, mostrándose agradable y
amoroso, con que en este retrato tenía el devoto discípulo del Santo, un
maestro de la vida, para llevar gobernada la suya, logrando cada día ventajas
en su espiritual aprovechamiento». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 596.
—Se rezará nueve veces el Padre
nuestro, Ave María, y Gloria Patri con una aspiración antes de cada uno:
¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de
los pecadores! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por la conversión de
los herejes e infelices! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación de
los justos en el estado de la gracia!
Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por el sostén y
extensión de la Iglesia Católica! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por la pureza y por la
defensa de los ministros del santuario! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por la paz entre los
reinos católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por la salud de todos
los fieles cristiano-católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por la conservación y
aumento de los frutos de la tierra! Padre nuestro, Ave María, y Gloria
Patri.
¡Oh San Cayetano, rogad por todos los enfermos
agonizantes, a fin de que mueran en el ósculo del Señor! Padre
nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
CONCLUSIÓN PARA TODOS LOS DIAS
Poderosísimo San Cayetano, a vuestro honor y ensalzamiento se ha
dirigido este piadoso ejercicio. Si no ha llegado al pie de vuestro altar con
toda aquella devoción que el Señor requiere en tales actos, haya para nosotros
indulgencia, santo mío; mirad que somos todos miserables hijos de un padre
prevaricador. Y en este concepto, según lo bueno que haya en nuestra oración, y
en atención a los méritos de la Pasión de Jesucristo, tomad interés por nuestro
bien, especialmente por la salud de nuestras almas. No nos abandonéis, ¡oh glorioso San
Cayetano! Hoy
más que nunca miradnos con ojos de compasión. Impetrad del trono de la Trinidad
santísima el perdón de nuestras iniquidades que tan irritado tienen al Cielo
contra nosotros, alcanzadnos la amistad divina con que seamos bendecidos durante
la vida en este destierro, y coronados después de la muerte con la diadema de
la inmortalidad en el reino de la gloria. Amén.
ORACIÓN DE SAN CAYETANO PARA EL REMEDIO
DE LAS MAYORES NECESIDADES
Mira, Señor y Padre santísimo, desde tu santuario, y sublime morada
celestial esta sacrosanta Hostia que ofrece nuestro Sumo Pontífice Hijo tuyo y
Señor nuestro, por los pecados de sus hermanos: aplácate, no obstante las
muchas maldades del mundo; atiende a la voz de la Sangre de nuestro hermano
Jesucristo que clama a ti desde la Cruz: otorga, Señor, nuestros ruegos:
aplácate Señor, y concédenos lo que te pedimos; no des largas por ser Tú quién
eres, Dios mío, pues tu santo Nombre ya se invocó sobre tu pueblo; y haz con
nosotros según tu misericordia. Amén.
GOZOS AL GLORIOSO SAN CAYETANO
Conde
en Venecia nacisteis,
Y
en la juventud florida
Deudos
y honras de esta vida
Por
pobre desconocisteis:
Pues
en Dios, gran veneciano,
Lográis
nobleza mayor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Vuestra
patria os aclamaba,
Ya
por santo entre niñeces,
Y
en vos ciertas solideces
De
la virtud admiraba:
Pues
disteis muestras enano
De
agigantado valor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
La
pobreza y abstinencia
Como
apóstol abrazasteis,
Y
a vuestros hijos mandasteis
Vivir
de la providencia:
Y
siempre con larga mano
Os
socorría el Señor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Humilde
en los hospitales
Servíais
a los dolientes,
Sanando
sus accidentes
Incurables
o mortales:
Y
pues poder soberano
Os
ha dado el Redentor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
En
Roma puso María
A
Jesús en vuestros brazos,
Logrando
en tiernos abrazos,
Tan
amable compañía:
Y
pues depósito Pífano
Fuisteis
del mismo Criador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Fuiste
insigne penitente,
Tanto
que según decíais,
Vuestro
cuerpo aborrecíais
Como
al demonio insolente.
Pues
sois del mundo liviano
Constante
perseguidor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Vuestro
aspecto prodigioso
Todos
los vicios destruye,
Y
de vuestra imagen huye
El
espíritu alevoso:
Pues
del infernal villano
Sois
firme espanto y terror,
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Un
Moro porque votó
Retener
vuestra figura,
De
una prisión cruel, y dura
Felizmente
se libró:
Pues
sois aun del más pagano
Amable
consolador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Muchas
almas acosadas
De
venérea tentación
Deja
vuestra intercesión
Dichosamente
libradas:
Pues
sobresale a lo humano
Vuestro
virgíneo candor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Dais
esfuerzo, luz, y guía
Al
más triste agonizante,
Y
al enfermo vacilante
Suspendéis
la frenesía:
Para
que como cristiano
Muera
contrito de amor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
En
los partos laboriosos
Dais
feliz alumbramiento,
Trocando
en alegre acento
Los
suspiros dolorosos:
Pues
nunca el devoto en vano
Imploró
vuestro favor:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
El
conyugal desconsuelo
Por
falla de sucesión,
Alivias
grato Patrón
Si
es conveniente su anhelo:
Que
cuando el deseo es vano
No
os merece por fiador:
Sednos padre y protector,
Milagrero Cayetano.
Antífona:
Buscad primero el Reino de Dios y su justicia,
y todo lo demás se os añadirá.
℣. Bajo la sombra de tus alas protégenos,
San Cayetano.
℟. Sé nuestro refugio en la tribulación.
ORACIÓN
Suplicámoste,
Señor,
que no nos falte en nuestras necesidades la intercesión de tu bienaventurado
confesor San Cayetano, para que experimentemos continuamente el auxilio de
aquél que respetuosamente veneramos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
—En el nombre del Padre,
y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
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