La verdadera fe se
purifica en la persecución, como el oro en el crisol.
Fué San Agapito
natural de la ciudad de Palestrina, no lejos de Roma. De edad de quince años se
opuso al furor del emperador Aureliano, que perseguía cruelmente a los
cristianos, anhelando con su precioso martirio dar ejemplo a los fieles do mayor
edad. Con
esta resolución se presentó al Emperador confesando ser cristiano y tenor
propósito de serlo hasta perder la vida. Maravillado Aureliano de tanta osadía
en tan tiernos años, le mandó azotar cruelísimamente, pensando aterrarle; pero
como el santo joven se encendiese más en el amor de Cristo, le entregó el
Emperador al presidente Antíoco, para que le hiciese sacrificar a sus dioses.
Hallándole invencible en la fe do Jesucristo, le hizo atormentar con varios
géneros de martirios, y echarles a las fieras, las cuales se postraron a sus
pies, lamiéndole y halagándole; lo cual, visto por los ministros del Emperador,
le degollaron el día 18 de Agosto, año de 275.
LOS HÉROES
DEL
CRISTIANISMO (1901)
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