—COMENZAMOS: 3 de agosto.
—FINALIZAMOS: 11 de
agosto. (festividad de la Santa).
Oración para todos los días.
—Por la señal de la Santa Cruz…
Dios
y Señor mío, a
quien los Ángeles y Santos alaban y bendicen en el cielo, y los justos sirven y
veneran en la tierra, Vedme aquí postrado a vuestros pies lleno de confusión y
con un gran dolor de todas mis culpas; pésame Señor de haberos ofendido por ser
vos quien sois y porque mis pecados me han alejado de vos, que sois mi único
bien, y mi única esperanza. No más pecar, mi Dios; primero morir que ofenderos;
antes bien quiero consagrarme a vuestro servicio, y resarcir en cuanto pueda
todo lo mal hecho hasta ahora. Muchas veces resolví buscaros y me extravié;
deseé amaros, y troqué el afecto; andaba tras de un placer infinito, y el mas
liviano me entretenía y disipaba; dadme fuerzas, Señor, en esta hora para
empezar de veras a ser todo vuestro. Hacedme sordo si el mundo me llama; fuerte,
si la carne me incita, precavido, si el enemigo común acecha mi pobre alma. Vos
me habéis dicho que pida y recibiré, que llame y se me abrirá la puerta; por
eso pido como menesteroso, y vengo a buscaros a vuestra Santa Casa; y aunque
estoy seguro de esta promesa divina, me valgo al mismo tiempo del valimiento
que goza en el cielo la castísima Virgen y esforzada Mártir Santa Filomena; con
la confianza de que además de agradaros, serán así mejor despachadas todas mis
Súplicas.
¡Oh
Santa mía!, que
ignorada por tantos siglos has sido hallada en el nuestro para avivar la fe,
alentar la esperanza y encender la caridad, siendo tu devoción un especial
auxilio que el Señor ha concedido a los fieles en estos tristes tiempos, no
deseches la oración de este tu pobre siervo. Sobre todas las cosas, lo que más
deseo, y lo que más me importa, es la salvación de mi alma, como hijo de la Iglesia
me afligen también las persecuciones que sufre de sus enemigos esta Sta. Madre.
Tal vez para ello y para estos tiempos de tribulación ha sido elevada a tan
alta dignidad en el cielo. Habla, pues, al Rey de la Majestad, y hablándole salvarás
al pueblo que á tí se acoge y librarás la Iglesia de tantos enemigos que la
hacen cruda guerra: bien sabes, Santa mía, que tu Esposo Jesús es rico en misericordia,
y que como tal, quiere repartir sus riquezas particularmente con el pobre y
desvalido; ninguno lo es más que yo, pues falto de todo tengo que pedir no solo
por mis necesidades particulares, que son muchas, sino también por otras
generales que la caridad hace mías; si consigo del Señor el remedio de ellas,
como lo espero, en esta Santa Novena, yo prometo serle muy agradecido y muy
devoto tuyo, hasta que libre de tan penosa vida pueda en tu compañía alabarle y
bendecirle en el cielo. Amén.
—Se rezará tres veces el Padre nuestro,
Ave María y Gloria Patri.
—Cada uno pedirá en particular lo que
intente conseguir de la Santa en esta Novena. Después se dirá la oración
especial de cada día.
DÍA QUINTO.
¡Oh dichosa Virgen Santa Filomena!, que después de haber conservado el
depósito de la virginidad, a despecho de todos tus enemigos tienes ahora el
consuelo de que muchas almas devotas siguiendo tus huellas vayan en pos del
celestial Esposo, y se honren con la profesión de Vírgenes en medio de un mundo
que arde en lujuria consagrándose para ello interiormente a la pureza y
vistiendo un traje modesto que las distingue, de suerte que eres como un
Principado angélico que preside a estos buenos espíritus, haz que yo también
sea casto, según mi estado, y que mi boca no profiera ninguna de aquellas
palabras que según San Pablo, no deben nombrarse entre los fieles;
yo sé, Santa mía, que no hay ponderación digna para elogiar a un alma
conteniente; y si no puedo aspirar por mi condición a un estado de tanta pureza
prometo si, desde ahora, honrar y defender a los que hagan profesión de vírgenes:
no permitiré que en mi presencia se mofen de ellos los hombres corrompidos, y
fomentaré en cuanto pueda los asilos de la virginidad. Si fuere también necesaria
manifestar públicamente mis sentimientos, o así conviniere para la honra y
gloria de Dios, sostendré como de fe, que la virginidad es preferible al
matrimonio, y como cosa cierta y deducida de la misma fe, que no solo no daña
aquella al bien temporal de los estados, sino que los favorece y ayuda. Alcánzame
gloriosa Santa, que yo conserve en mi corazón estos sentimientos, y que el
premio de ellos, y de una vida ajustada a la ley Santa del Señor sea la gloria eterna.
Amén.
ADVERTENCIA: Para este día y demás de
la Novena.
—Consistiendo la verdadera Religión,
según decía Tertuliano, en imitar lo que veneramos, convendría
en cada un día de la Novena ejercitar alguna virtud particular o hacer alguna
obra buena; por eso al final de cada oración se indicará algo de esto y
puede variarse según la necesidad de cada uno, o según el consejo del confesor:
y con el parecer del mismo se deberá confesar y
comulgar en uno de los días, y podría ser conveniente el séptimo.
—En este día se procurará según el estado y disposición de cada uno dar algún buen consejo o decir alguna palabra edificante cuando se presente ocasión oportuna, y mortificar los sentidos, particularmente la vista, por donde entran comúnmente las primeras impresiones contra la pureza, añadiendo a ellas tres veces el Gloria Patri en honor de SANTA FILOMENA.
GOZOS A SANTA FILOMENA.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Desde
tus primeros años,
Te
consagraste al Esposo;
Del
mundo vil y enojoso,
Despreciaste
los engaños.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Absorta
el alma en amor,
En
amor puro y divino,
De
su cueva el rico vino,
Le
pediste con candor.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Como
no sabe negarse,
Ni
regatear sus caricias,
Con
el vino de delicias
Pudo
tu alma allí saciarse
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
¡Oh
qué vino! ¡qué dulzura!
¡Qué
regalo tan sabroso!
¡Oh
que Dios tan amoroso
Con
la pobre criatura!
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Desde
aquel feliz momento,
A
esta Esposa agradecida
Le
era tediosa la vida,
Y
muy gustoso el tormento.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Mil
vidas por ti daría
¡Oh
Jesús, Esposo amado!
Pídemelas
de contado:
Así
la Virgen decía.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Un
tirano muy brutal,
Que
a la sazón gobernaba.
A
FILOMENA acechaba
Con
amor sucio y carnal.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Llena
de horror FILOMENA
Renueva
su votó santo,
De
emperatriz el encanto
Pospone
a cualquiera pena.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
A
las caricias rigores
Se
suceden de consuno;
Mas
su Esposo es solo uno,
Y
por él busca dolores.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Azotes
de mano fiera,
La
prisión, denuestos ciento,
Todo
se emplea al intento,
Y
la Virgen, Virgen era.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
De
saetas traspasada
Fué
con rabia y con furor;
Ni
el agua entibió su amor,
Por
eso fué degollada.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Aquella
sangre preciosa,
Mientras
su alma voló al Cielo,
Con
su cuerpo acá en el suelo
Estuvo
bajo una losa.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Mugnano
del Cardinale
Hoy
conserva este tesoro;
La
sangre cual perlas y oro,
Aparece
en un cristal.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
El
de la humilde cabaña,
El
del palacio suntuoso,
El
sabio y el no estudioso
Si
aquesto ve no se engaña.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Postrados
de admiración
Ante
el altar de la Santa
La
pena no les espanta,
Y
aguardan la curación.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
En
países aún lejanos,
Y
en trabajos diferentes,
A
la santa los pacientes
Levantan
sus ambas manos.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
El
que admirable en la altura
Se
muestra acá prodigioso,
Oyendo
al menesteroso.
Por
FILOMENA lo cura.
FILOMENA a ti clamamos,
Como esperanza y consuelo;
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
Mil
himnos de bendición,
Mil
cantares de alegría
Resuenen
en este dia
No
perdamos la ocasión.
Filomena, a ti clamamos
Como esperanza y consuelo:
Míranos, pues, desde el Cielo
Que tu virtud celebramos.
—Ora pro nobis Sancta Philomena.
—Ut digni efficiamur promissionibus
Christi.
NOVENARIO AÑO 1848.
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