Fué rey de Noruega, y libertó sus estados de la servidumbre de
los suecos. En
1013 fué á Inglaterra donde prestó grandes servicios a su Rey Etelvedo contra
los dinamarqueses, y en seguida fue a Suecia a pelear contra los suecos en su
mismo país; pero[FdJ1] habiendo hecho la paz con su rey Olavo
Scot, se casó con su hija. Desde entonces todos los cuidados del ilustre rey fijaron
en proveer a las necesidades espirituales de sus pueblos. Hizo ir de Inglaterra monjes y otros eclesiásticos
recomendables por su sabiduría y piedad, y habiendo hecho consagrar obispo al más
distinguido de todos ellos, lo puso a su lado y no se separó nunca de sus
consejos. A ellos fueron debidas una multitud de leyes utilísimas que publicó
llenas de sabiduría, aboliendo todo cuanto era contrario al espíritu del Evangelio
en la Noruega y la Islandia.
Habiéndose restablecido la paz en todos los
países de su obediencia, trabajó Olavo en extirpar en todas partes las
supersticiones de la idolatría. Recorría las ciudades y pueblos en persona para
exhortar a sus súbditos a abrir los ojos a la luz del Evangelio que les
predicaban los misioneros que le seguían, y mandaba demoler cuantos templos de
ídolos encontraba. Se rebelaron los paganos contra la conducta del rey, y
sostenidos por los socorros que Canuto les había mandado de Inglaterra, le
atacaron, le vencieron y echaron de sus estados.
Se refugió entonces Olavo en Rusia, de donde volvió algún tiempo
después, para organizar un ejército y recobrar su reino; pero fue vencido
también y asesinado, el dia 29 de julio del año 1030, habiendo reinado diez y
seis años. Fué enterrado en Drontheim, y al año siguiente de su muerte, fue ya
venerado sobre los altares.
LA LEYENDA DE ORO (1839).
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