Los
crueles edictos de Dedo y Valeriano que condenaban a muerte a todos los
cristianos, fueron también publicados en Egipto por los años 250 de Jesucristo;
así es que muchos fueron llevados al suplicio, probando antes su constancia con
los más exquisitos tormentos. Uno de ellos habiendo resistido con paciencia el
tormento del potro, y de las planchas y sartenes ardiendo, untado de miel, fué
puesto desnudo a los ardores del sol, atadas las manos a las espaldas, para que
fuese comido de los tábanos y moscas. A otro atado entre blandas y hermosas
flores, le llevaron una mujer deshonesta para incitarle a la sensualidad; mas
el santo con grande heroicidad se corta la lengua con los dientes y la escupió a
la cara de la ramera. Todos los mártires fueron probados con tormentos los más
exquisitos, más a todos los fortaleció el Señor en la fe que profesaban.
LA LEYENDA DE ORO. —1839.
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