Con
estos santos junta la Iglesia el mismo dia el martirio de san Félix II, papa y mártir,
que fué romano de nación, hijo de Anastasio, y como escribe Dámaso, tuvo la
silla de san Pedro un año y tres meses. Juntó concilio en Roma, y condenó él,
al emperador Constancio, arriano, mostrándose enemigo de herejes, y valeroso y
constante pontífice. Le cobraron tan grande odio por esto los arrianos, que le
quitaron la vida; y la santa Iglesia le celebra por mártir.
Su santo cuerpo se halló en Roma a los 28 de
julio, que es la víspera de su martirio, en la diaconía de los santos Cosme y
Damián, en un arca de mármol, con una letra que decía: «Este es el cuerpo de san
Félix, papa y mártir, el que condenó a Constancio.» Fué esto el año de 1582, siendo sumo
pontífice Gregorio XIII,
de feliz recordación. Hizo una vez órdenes en el mes de diciembre, y en ellas
ordenó veinte y un presbítero, y cinco diáconos, y diez y nueve obispos. Y
porque en las cosas de san Félix hay muchas dificultades, y gran variedad en
los autores, así en la verdad, modo y tiempo de su pontificado, como de su
martirio, teniendo lo que aquí habernos referido por lo más cierto y más común,
los que quisieren ver más a la larga lo que toca a san Félix y á Liberio su
predecesor, lean el tercer tomo de los Anales del cardenal Baronio, y el primer
tomo de las Controversias contra los herejes, del cardenal Roberto Belarmino,
que lo traen grave y acertadamente.
LA LEYENDA DE ORO (1839).
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