Era de la ciudad de Ancira en Galacia. Servía en los ejércitos
imperiales; pero era cristiano de todo corazón. Conducido
un dia a la presencia de Cornelio gobernador de Ancira, confesó libremente que era
cristiano, por cuyo motivo le azotaron inhumanamente, le taladraron los
talones, y habiéndole metido en una caja echaron al rio Sangaro. Un ángel cogió
la caja por la mano y la llevó a la orilla opuesta, con cuya noticia confundido
y rabioso el tirano, mandó que fuesen a degollar al santo; pero este había ya
volado al cielo con el ángel que le había acompañado durante su martirio. Su
alma se vió subir al cielo en forma de paloma, y su cuerpo obró en la tierra
muchos milagros.
LA LEYENDA DE ORO. —1839.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario