GOZOS A LA GLORIOSA VIRGEN Y MÁRTIR
SANTA AGUEDA.
Resplandeciste en honor,
Águeda, y en la virtud;
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Que
en Sicilia tú naciste
Es
un hecho averiguado;
No
está empero averiguado
Si
en Palermo la luz viste,
O
en Catanía, tu moriste
Por
Jesús tu Redentor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Eran
tus padres piadosos
Y
también nobles señores
En
tus primeros albores
Tus
pasos son ya gloriosos,
Pues
diste ejemplos hermosos
De
virtud y Religión.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Eras
en extremo hermosa
Y
de agudo entendimiento,
Muy
noble de nacimiento,
Rica
además y graciosa;
Pero
aún eras más piadosa,
Y
este título es mejor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Tu
virtud a la verdad
Hízote
ya desde luego
Seguir
al puro Cordero
En
perpetua castidad;
A
tu Esposo celestial;
Diste
pruebas de tu amor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
La
pretensión de tu mano
Y
de tu grande hermosura
Miraste
como locura
Y
como trabajo en vano:
Porque
al Dueño soberano
Diste
ya tu corazón.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Cuando
en Catania vivías,
El
gobernador Quinciano
Osó
pedirte la mano
Y
que a Dios renunciarías,
¡Con qué
horror recibirías
Semejante
petición!
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Encerrada
en tu aposento
Pides
con gran devoción
No
caer en tentación
En
tan crítico momento;
Y
te ofreciste al tormento
Por
medio de esta oración.
«Dulce
Jesús y Dios mío
«Mi amante
y divino Esposo,
«En ti, que
eres tan piadoso,
«Humilde
espero y confió
«Y al
tirano desafío
«Que no
robará mi amor.
«Tuya soy,
tuya seré;
«Defiéndeme
de este lobo
«Piérdase de
mí vida y todo
«Que yo no
te negaré,
«Pues
gustosa moriré
«Por tu fe
y tu Religión.»
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Luego
que acabó de orar
Esta
virgen animosa,
Se
levantó presurosa
Y
á Quinciano fué a buscar:
Este
la mandó llevar
A
un lugar de seducción.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
A
una mujer perdida,
Afrodosia
era llamada,
Fué
Santa Águeda entregada
Para
que fuera vencida;
Mas
antes dará su vida
Que
caer en tentación.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Un
mes le duró la afrenta
Acompañada
de llanto.
¡Quién
dijera su quebranto
En
semejante tormenta!!!
Pero
la historia nos cuenta
Salió
de allí con honor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Dijo
Quinciano a la vez
A
aquella mujer villana:
«Si esta
doncella es cristiana,
«¿Qué esperanza
he de tener
«Para poder
corromper
«Su constancia
y su pudor?»
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
El
tirano enfurecido
Jura
por sus dioses falsos
Que
dará todos los pasos
Para
no quedar vencido,
Águeda
ha comparecido
Ante
su perseguidor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Por
Quinciano es preguntada
Sobre
su familia y hombre,
A
lo que pronta responde:
«Yo soy
Águeda llamada,
«Y mi
familia ignorada
«No es por ti,
Gobernador.
«—Pues ¿cómo
has llegado a ser
«Una esclava
vergonzosa?
«—Ser de
Jesucristo esposa
«Es para mí
poseer
«(¡Oh si lo
pudieras creer!)
«Título de
grande honor.
«No adorarás prontamente
Á los dioses
inmortales?
«—Tus
dioses son infernales,
«Júpiter, precisamente,
«Y Venus, a
quien la gente
«Detesta
con gran razón.»
El
Gobernador se viera
Con
tal respuesta irritado;
Y
la virgen de contado
Bofetadas
recibiera,
Y
también se mereciera
Verse
en oscura prisión.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Otra
voz fuera llamada
Al
tribunal de Quinciano,
Y
con un acento humano
Es
de nuevo premunía la:
«¿Quisieras
verle librada
«De toda
persecución?
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
«—Sí por cierto respondió.
«— Pues
renuncia a Jesucristo.»
Era
por lo tanto visto
Que
el monstruo no conoció
Que
la virgen resolvió
Morir
por su Salvador.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
«Dios es mí
salud y vida
«Le
añadió con amor tierno;
«Él es mi
único dueño;
«Mi sangre
será vertida
«Antes que
veas perdida
«La fe de
mi Redentor.»
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Siguió
a esto la escena.
De
tormentos inauditos
Pues
los verdugos malditos
Azotan
la virgen tierna,
Y
se vio la tierra llena
De
su sangre con horror.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Sus
carnes son desgarrada
Sus
huesos descoyuntados
Por
los hierros afilados,
Por
las planchas abrasadas.
Las
gentes se ven pasmadas
De
un suplicio tan atroz.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Sus
deseos ya frustrados,
Al
ver la virgen constante,
Manda
el tirano al instante
Sus
senos sean cortados.
Y
todos horrorizados
Condenan
tan vil acción.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Y
la bestia avergonzada
De
su rigor y fiereza,
Dispone
que con presteza.
La
virgen sea ocultada,
Y
en la cárcel sepultada
Fenezca
en su dolor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Mas
apenas encerrada
En
el triste calabozo,
La
virgen en alborozo
Por
san Pedro es visitada,
Y
de repente curada
De
sus llagas y pasión.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
El
tirano, que supiera
Esta
curación del mal,
Presentarse
al tribunal
Hizo
a la santa, y dijera:
«Pronto a mis
dioses venera,
«O sufre pena
mayor.
«— Como á
solo Dios adoro
«Que tierra
y cielos hiciera,
«En él solo
mi alma espera,
«Y su
gracia es la que imploro,
«Más a tus dioses
de oro
«Miro con
indignación.»
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Mucho
más enfurecido
Manda
el monstruo desnudar
A
la Santa, y arrastrar
Sobre
el carbón encendido:
Todo
el pueblo conmovido
Huye
pasmado de horro.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Por
un misterioso arcano
Un
terremoto resulta,
Y
a dos amigos sepulta
Del
gobernador Quinciano,
Que
son Falcon y Silvano,
Dos
hombres de perdición.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Huye
el tirano malvado
Y
a prisión restituida
Fué
santa Águeda en seguida;
De
su espíritu humillado
Ruega
al Esposo adorado
Con
esta pía oración:
«Dios
eterno y poderoso.
«Que ya en
mi primera edad
«Me
mostraste tu bondad
«Librándome
cariñoso
«De todo
amor contagioso,
«Tú serás
mi Salvador.
«En medio
de mis dolores
«Conservaste
mi pureza,
«Y para
suma vergüenza
«De tantos
profanadores
«Me distes
fuerzas mayores
«Y grande
resolución.
«Recibe,
Jesús amado,
«A la
esposa que te ama,
«Y que por
último clama
«Verse en
el cielo a tu lado,
«Y ante tu
trono elevado
«Vivir
siempre de tu amor».
Al
decir esto espiró,
Y
su cuerpo victorioso
Fué
sepultado glorioso
En
Catania, donde murió,
Y
allí mismo recibió
Un
culto y veneración.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Y
llegando a los oídos
De
Quinciano esta noticia,
Pronto
espió su malicia,
Pues
sus caballos huidos
Entre
las aguas metidos
Ahogan
al Gobernador.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Muchos
milagros se obraron
Por
los ruegos de la Santa:
Era
la confianza tanta
Que
muy muchos la invocaron:
Todos
experimentaron
Su
piadosa intercesión.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
La
ciudad en su desvelo
Amenazada
del fuego
Tomó
del sepulcro luego
De
Águeda el sagrado velo,
Y
por un favor del cielo
Del
Etna extingue el furor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Orando
Santa Lucia
Por
su madre Eutiquia
Ante
la Santa reliquia
De
Águeda, virgen pía
Oye
una voz que decía:
Es muy
justa tu oración.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Y
Santa Águeda consuela
A
la hija, y a su madre
Consígnela
de Dios Padre
La
salud que tanto anhela:
El
Señor así revela
De
Águeda la protección.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
El
culto que en Occidente
Santa
Águeda recibiera
A
muy luego se extendiera
Por
la Iglesia del Oriente;
Pues
quiso el Omnipotente
Hacer
cumplido su honor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Águeda
mártir gloriosa
Es
pía, fiel y constante
En
la fe y el celo amante,
Virgen
de Dios temerosa,
En
la esperanza animosa
Llena
del divino amor.
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Resplandeciste en honor
Águeda, y en la virtud;
Pide por nuestra salud,
Virgen mártir del Señor.
Antífona: Estando Santa Águeda en medio de la
cárcel, extendidas sus manos oró al Señor: «Oh Señor Jesucristo, buen Maestro, gracias te
doy, porque me hiciste vencer los tormentos de los verdugos: Dígnate, Señor,
llevarme felizmente a tu inmarcesible gloria».
℣. Rogad
por nosotros, bienaventurada Santa Águeda.
℞. Para que por vuestra intercesión seamos librados de todo
mal.
ORACIÓN
Oh Dios,
que, entre otros milagros de vuestro poder, habéis hecho obtener la victoria
del martirio al sexo más débil, haced por vuestra bondad que, celebrando la
nueva vida que ha recibido en el cielo la bienaventurada Ágata, vuestra virgen
mártir, saquemos provecho de sus ejemplos para marchar por el camino que
conduce a Vos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario