—La Purificación de la bienaventurada Virgen
María, fiesta que llaman los Griegos: encuentro
del Señor.
—En Roma, sobre la vía Salaria, el martirio de san
Aproniano, carcelero, el cual, siendo aún pagano, y sacando de prisión a
san Sisinio para hacerle comparecer ante el
prefecto Laodicio, oyó estas palabras pronunciadas por una voz que bajaba del cielo:
Venid, benditos de mi Padre; poseed el reino que os
ha sido preparado desde la creación del mundo, Inmediatamente creyó, y
recibió el bautismo, y perseverando después en confesar a nuestro Señor, fue condenado a perder la cabeza.
—También en Roma, los santos mártires Fortunato,
Feliciano, Firmo y Cándido.
—En Cesárea de Palestina, el santo centurión
Cornelio, a quien bautizó san Pedro e hizo obispo de aquella ciudad.
—En Orleans de Francia, san Flósculo, obispo.
—En Cantorbery de Inglaterra, san Lorenzo,
obispo, que gobernó aquella iglesia después de san Agustín, y convirtió
al mismo rey a la fe de Jesucristo.
—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración
de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y
glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía de Jesús. (1864).
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