—En Roma, la fiesta de los santos mártires
Alejandro, Abundio, Antigono y Fortunato.
—En Alejandría, el martirio de san Julián, el
cual estando tan atacado de la gota que ni podía andar ni tenerse en pie, fué
llevado en una silla ante el juez por dos criados, al mismo tiempo que se
presentaban ellos; pero el uno renunció la fe, y el otro, llamado Euno, perseveró con Julián en confesar a
Jesucristo; ambos fueron montados sobre camellos y paseados por toda la ciudad;
en fin, despedazados a azotes, fueron quemados en una grande hoguera a la vista
del pueblo.
—Allí mismo, san Besas, soldado, que,
esforzándose a reprimir los insultos de los que se burlaban de aquellos santos
mártires, fué acusado al juez, y habiendo combatido valerosamente por la fe
cristiana, fué decapitado.
—En Sevilla en España, la fiesta de san
Leandro, obispo de esta ciudad, por cuya predicación e industria,
ayudándole Recaredo, rey de los Visigodos, esta nación arriana se convirtió a
la fe católica.
—En Constantinopla, los santos confesores
Basilio y Procopio, los cuales defendieron animosamente en tiempo del
emperador León el cuitó de las santas imágenes.
—En León de Francia, san Baldomero, varón de
Dios, cuyo sepulcro es honrado con frecuentes milagros.
—Y en otras partes se hace la fiesta y la conmemoración
de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y
glorificado sea Dios eternamente.
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