—El Martirio de los Santos Mártires Cipriano
y Justina, virgen, en Nicomedia; la cual en tiempo
del emperador Diocleciano y del presidente Eutolmio, habiendo padecido muchos
tormentos por Jesucristo, convirtió a la fe al mismo Cipriano, que era mago, y
procuraba pervertirla con sus encantamientos; y después fueron ambos martirizados,
y juntamente alcanzaron la corona del martirio. Sus cuerpos los arrojaron a las
fieras, y de noche los recogieron unos marineros cristianos, y los llevaron a
Roma: más adelante fueron trasladados a la basílica Constantiniana, y colocados
junto al baptisterio.
—San Calistrato, mártir, y otros cuarenta y nueve soldados, en Roma; los cuales, en la persecución de Diocleciano, habiendo visto como Calistrato, metido en un costal lleno de trigo y sumergido en el mar, con el auxilio de Dios había salido sin daño ninguno, abrazaron la fe de Jesucristo, y padecieron el martirio juntamente con él.
—San Eusebio, papa, también en Roma. (Sucedió a san Marcelo en el pontificado, y sostuvo con decisión la disciplina de la Iglesia, en la rigurosa observancia de los cánones penitenciales con respecto a los pecadores penitentes, especialmente aquellos que habían negado la fe en las persecuciones. Muchos ofendidos de este rigor con un tal Heraclio por caudillo, le ocasionaron grandes disturbios; pero el verdadero pastor sostuvo su terreno con paciencia invencible. Fue desterrado a Sicilia por el tirano Majencia, donde murió en el año de 310. Su pontificado solo duró cuatro meses y diez y seis días).
—San Eusebio, obispo y
confesor, gobernó la iglesia de Bolonia por muchos
años, siendo insigne en doctrina y piedad. Asistió a varios concilios, trabajó
incesantemente unido con san Ambrosio de Milán, y murió en la paz de Dios por
los últimos años del siglo IV.
—San Vigilio, obispo, en
Brescia. Después de haber pasado por todos los
grados inferiores de la clerecía fué consagrado obispo de Brescia. Sus raras cualidades
le hicieron amable a Dios y a sus ovejas; y el papa san León el Grande, que
conocía todo su mérito, cultivó su amistad y le confió varias comisiones
importantes. Llenó sus deberes apostólicos con mucha exactitud, y murió
santamente cerca del siglo VI.
—San Senador, mártir, en
Albano. A pesar de hallarse este santo en todos
los martirologios antiguos y modernos, ninguno trae más que su nombre, y sólo Pedro
de Natalibus dice que sufrió martirio en Albano el día 26 de septiembre.
—San Nilo, abad, en las cercanías de Tívoli, fundador del monasterio de Gotaferrata, varón de gran santidad. (se llamó en el bautismo Nicolás, cuyo nombre cambio después por el de Nilo, nació en Rosana en la Calabria, de una familia griega, y fue casado. Habiendo muerto su esposa, se retiró a un monasterio, y pasados algunos años fijó su residencia en un bosque junto a una pequeña capilla dedicada a san Miguel, donde llegó a tan alto punto la reputación de su santidad, que de todas partes hasta los obispos y los príncipes se llegaban a consultarle. Con ocasión de visitarle varios se quedaron a vivir junto a su celda. A causa de las incursiones de los sarracenos Nilo con sus discípulos se fué primero al monte Casino, luego paso diez años en el monasterio Serperi, y finalmente se fijó en Túsculum donde fundó el monasterio de Gotaferrata. Murió en el Señor en el año de 1003, a los noventa de su edad).
—San Amancio, presbítero
y confesor. Nació y murió en Castelo de Italia
durante el siglo VI. Le ordenó de sacerdote san Florido en Perugia, y desde
entonces fué su fervoroso apóstol, convirtiendo todos los días multitud de
godos con sus exhortaciones, y principalmente con sus milagros. Fué muy eficaz
en el socorro de los pobres y de los encarcelados, y de todos cuantos padecían
necesidades espirituales y temporales, y habiendo anunciado con anticipación el
día y la hora de su muerte descansó dulcemente en el Señor el día 26 de
septiembre del año 598.
—Y en otras partes se hace la fiesta y
la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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