—El martirio de san Cleofás, discípulo
de Cristo, en el castillo de Emaús; el cual dicen que fue muerto por los judíos
por confesar a Jesucristo, y sepultado con gloriosa memoria en la misma casa
donde se había dispuesto la cena. (San Lucas en el cap. XXIV de
su Evangelio refiere la aparición del Señor a los discípulos que iban a Emaús).
—San Herculano, soldado y mártir, en Roma;
el cual se convirtió a Jesucristo viendo los milagros obrados en la muerte de
san Alejandro, obispo, y después de padecer muchos tormentos fue degollado en
tiempo del emperador Antonino.
—San Fermín, obispo, en
Amiens en Francia, el cual, en la persecución de Diocleciano, por sentencia del
presidente Riccio Varo, después de padecer varios tormentos fue degollado,
alcanzando así la corona de mártir.
—Los santos mártires
Pablo y Tata, su mujer, y Sabiniano, Máximo, Rufo y Eugenio, sus hijos, en
Damasco: siendo acusados de que eran cristianos, fueron atormentados con azotes
y con otros suplicios, en medio de los cuales entregaron sus almas al Señor.
—El martirio de los
santos Bardomiano, Eucarpo y otros veinte y seis Mártires, derramaron
su sangre por la fe católica en Asia durante el reinado del emperador Decio.
—San Anatalon, obispo y
confesor, en el mismo dia; fué natural de la isla
de Chipre y discípulo del apóstol san Bernabé: le sucedió en el obispado de
Milán. Gobernó esta iglesia por algunos años durante el pontificado de san
Lino, habiendo sido antes obispo de Brescia. Tuvo que sufrir muchas penalidades
y miserias y las persecuciones de los paganos; pero con su paciencia y su celo
venció muchos obstáculos y adquirió muchas conquistas para Jesucristo. Parece
que murió en paz el año 61.
—San Lupo (ó Lope), que
de anacoreta pasó a ser obispo en Lyon.
—San Anacario, obispo y confesor, en Auxerre.
—San Solemnio, obispo de Chartres, esclarecido en milagros.
—San Principio, obispo de
Soissons, hermano del obispo san Remigio, en el mismo
dia.
—Las santas vírgenes
Aurelia y Neomisia, en Anagni. (Habiendo
perdido a sus padres siendo aun de muy poca edad, vendieron todo su patrimonio,
distribuyeron su producto a los pobres, y fueron a vivir a una soledad. Después,
habiendo determinado venerar los Santos lugares de Jerusalén, antes de partir hicieron
voto de perpetua castidad. Luego de la Palestina pasaron u Roma a visitar el
sepulcro de los santos Apóstoles, y por el camino se dignó Dios nuestro Señor
acreditar su santidad con muchos prodigios. Desde la capital del orbe cristiano
regresaban al Asia, cuando fueron detenidas por los sarracenos de Capua, En
vano pretendieron estos hacerlas apostatar de la fe con azotes y tormentos: el
Señor las libró milagrosamente de las manos de sus enemigos, y las condujo al
territorio de Anagni, donde fueron hospedadas por un siervo de Dios, en cuya
casa murieron acompañadas de santos Ángeles. Su muerte la señala Baronio a
principios del siglo XI).
—Y en otras partes se hace la fiesta y
la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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