—Santa Regina, virgen y mártir, en la diócesis de Autun; la cual en tiempo el procónsul Olibrio, después de ser atormentada con la prisión, con el potro y con las planchas ardiendo, habiéndole cortado la cabeza voló al Esposo.
—El glorioso martirio de
san Juan, mártir, en Nicomedia, el cual viendo los
crueles edictos que estaban fijados en la plaza contra los Cristianos, ardiendo
en celo de la fe los quitó, y los hizo pedazos; y habiendo llegado la noticia
de este hecho a los emperadores Diocleciano y Maximiano, que a la sazón se
hallaban en aquella ciudad, lo mandaron atormentar con todo género de castigos;
los cuales sufrió el glorioso varón con tanta alegría, que ni en la cara ni en
el ánimo se le notó la más leve señal de tristeza.
—San Eupsiquio, mártir, en
Cesárea de Capadocia; el cual en tiempo del emperador Adriano, siendo acusado
de que era cristiano, fue llevado a la cárcel; poco después le dieron libertad,
y vendió su patrimonio, repartiendo una parte del precio a los pobres, y la
otra a los que le habían acusado como a sus bienhechores; pero habiéndolo vuelto
a prender, por sentencia del juez Sapricio fue descarnado y atravesado con una
espada, y de esta suerte alcanzó la palma del martirio.
—San Sozonte, mártir,
en Pompeyópolis o Palesoli en Cilicia, el cual, habiendo sido echado a una
hoguera en el imperio de Maximiano, entregó su alma a Dios. (Era
de Licaonia, y habiendo entrado en un templo gentílico de la ciudad de
Pompeyópolis, se llevó una estatua de oro que en él había, la deshizo, la vendió,
y distribuyó su producto a los pobres. Habiendo sido preso confesó el hecho, y
fue condenado al martirio).
—San Anastasio, mártir, en
Aquileya.
—San Nemorio, diácono, y
sus compañeros, martirizados por Atila, rey de los hunos, en Troyes.
—La dichosa muerte de san
Evorcio, obispo, en Orleans en Francia; el cual primeramente
fue subdiácono de la Iglesia romana, y después por disposición divina y por la
señal milagrosa de una paloma, fue hecho obispo de Orleans.
—San Augustal, obispo y
confesor, en Francia.
—San Panfilo, obispo,
en Capua.
—San Clodoaldo o Cloud,
presbítero y confesor en territorio de París.
—Y en otras partes se hace la fiesta y
la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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