—La octava de san
Lorenzo, mártir.
—En Cartago en África, san Liberato, abad; san Bonifacio, diácono; san Serfo y
san Rústico, subdiáconos; san Rogato y san Séptimo, monjes, y el niño san Máximo,
todos mártires; los cuales, en la persecución de los Vándalos bajo el
rey Ilunerico, fueron atormentados con diferentes é inauditos suplicios, en
defensa de la fe católica y la unidad del bautismo. En fin, habiendo sido
clavados en unos troncos que debían alimentar la hoguera preparada, como
siempre se apagaba el fuego por más que le atizaban, fueron, por orden del rey,
muertos a remazos sobre la cabeza; en cuyos tormentos consumaron felizmente su
edificante combate, coronado por el Señor.
—En Cesárea en Capadocia, la fiesta de Mamés, mártir, quien, desde la
infancia hasta la vejez, padeció un prolongado martirio, consumándole con
felicidad en tiempo del emperador Aureliano bajo el presidente Alejandro. Dos
padres, san Basilio y san Gregorio Nazianzeno le han colmado de elogios.
—En Acaya, san
Mirón, presbítero y mártir, que, bajo el emperador Decio y el presidente
Antipatro, fué decapitado en Cizico.
—En Nicomedia, san
Straton, san Felipe y san Eutiquiano, mártires, que, condenados a las
fieras que los respetaron, consumaron su martirio en el fuego.
—En Tolemaida en Palestina, san Paulo y santa Juliana, su hermana, quienes
padecieron bajo Valeriano.
—En Terni, san
Anastasio, obispo y confesor.
—En Viena del Delfinado, el venerable Carloman, hijo de Carlos Martel,
monje de Moncasino.
—Entre Chelles y Gournay diócesis de
París, el martirio del venerable Tomás de San
Víctor.
—Y en otras partes se
hace la fiesta y la conmemoración de otros muchos santos Mártires, Confesores y
santas Vírgenes.
Alabado y glorificado sea Dios eternamente.
AÑO CRISTIANO
POR EL P. J. CROISSET, de la Compañía
de Jesús. (1864).
Traducido del francés. Por el P. J. F.
de ISLA, de la misma Compañía.
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